LUCAS 10

 

La misión de los setenta

      10:1  Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. – Solamente Lucas registra este ministerio. A pesar de las multitudes que seguían a Jesús por una diversidad de motivos y los muchos que se le oponían, es alentador saber que, aparte de los doce apóstoles, Jesús había ganado a otros como estos setenta que eran fieles y capaces de predicar la palabra. Sin duda había otros como éstos. Véase lo que Pedro dice en Hech. 1:21, 22.

      Trabajar “de dos en dos” provee compañerismo, ánimo, valentía, protección y credibilidad para los obreros (JBC). Véase Ecles. 4:9. Trabajaban juntos Pedro y Juan, Pablo y Bernabé, Pablo y Silas, Bernabé y Marcos.

      10:2  Y les decía: La mies a la verdad es mucha, -- Muchos rechazaron a Jesús, pero aun así El dice que “la mies es mucha”. En Samaria la mies fue mucha, Jn. 4:35. Esto se confirma también en Hech. 8:12. La abundancia de la cosecha se ve a través de Hechos de los Apóstoles. Los que siembran saben que cuando llega el tiempo para cosechar, les urge hacerlo inmediatamente porque de otro modo la cosecha se puede perder.

      -- mas los obreros pocos; -- ¿Por qué? La respuesta se ve en el capítulo anterior (versículos 57-62). Muchos quieren ser “obreros” después de hacer su propia voluntad. Si hay cien cristianos, hay cien obreros. El miembro de la iglesia que no es obrero, no es cristiano, porque el verdadero cristiano se preocupa por los perdidos.

      -- por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. – Compárese Mat. 9:36. “La petición para más obreros sería para más discípulos” (ALA). Esto es cierto, puesto que todo discípulo debe enseñar la palabra de acuerdo a su capacidad y oportunidad (1 Ped. 3:15).

      10:3  Id; he aquí yo os envío como corderos (inocentes, indefensos) en medio de lobos (crueles, llenos de malicia). – Compárense Mat. 7:15; 10:16; Juan 10:12; Hech. 20:29). Los apóstoles siempre estaban rodeados de lobos entre “las ovejas perdidas de la casa de Israel”.

      -- sed, pues, prudentes como serpientes (prudentes, sabios, cautelosos, conscientes del ambiente y de peligros, reconocer cuando alguien es lobo [enemigo del rebaño] aunque sea familiar o “amigo”, “guardaos” para no ser sorprendidos sabiendo que los lobos de dos patas quieren atrapar (12:10; 22:15; Jn. 8:6, Jn. 2:24, 25; Efes. 5:15); y sencillos (inocentes, ingenuos, Rom. 16:18; Fil. 2:15; carente de sospechas, libre de mezcla con mal, Heb 7:26, del carácter de Cristo, WEV)  como palomas. Esto es difícil en medio de persecuciones, pero recordemos el ejemplo de Jesús, 1 Ped. 2:20-23.  Los apóstoles imitaron a Cristo en esto.

      10:4  No llevéis bolsa (para llevar dinero, 12:33; 22:35), ni alforja (“una bolsa de piel de los viajeros para contener provisiones”, WEV), ni calzado (no quiere decir ir descalzos, sino que no deberían llevar sandalias aparte de las que llevaban); -- Llevar bolsa, alforja, ropa adicional, etc. sería para viaje largo.

      -- y a nadie saludéis (aspazomai) por el camino. – Esta prohibición muestra la urgencia de su misión. Jesús no prohíbe la cortesía pero entre los judíos el saludar “correctamente” era muy verboso, requería tiempo y ceremonia. La palabra aspazomai “significa literalmente atraer a uno; de ahí saludar, dar la bienvenida… Un saludo o una despedida se hacían generalmente con abrazos y besos (ver Lc 10:4, que indica la posibilidad de retraso en el viaje debido a los frecuentes saludos” (WEV). Compárese 2 Reyes 4:29. Aunque esta instrucción no se aplica tan estrictamente a los obreros ahora, hay lección valiosa para nosotros, porque toda posesión material requiere atención y cuidado y es sumamente importante que nuestra preocupación principal sea por la obra y no por posesiones materiales. Compárese 2 Tim. 2:4.

      10:5  En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.  6  Y si hubiere allí algún hijo de paz (persona pacífica, receptiva) vuestra paz reposará sobre él (la casa sería bendecida por la presencia de estos obreros de Cristo y en turno la familia bendeciría a los obreros con hospitalidad); y si no, se volverá a vosotros.  – Para no perder tiempo les era necesario saber de una vez el carácter de la gente para decidir si su casa sería apropiada para su trabajo de predicar.

      10.7  Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. – Los sitios principales de reunión (y, por eso, el “púlpito” principal) en el primer siglo eran las casas. Por eso, los obreros tenían que escoger casas dignas de la predicación de la palabra. Recuérdese la advertencia de 2 Jn 10, 11; como los obreros deberían seleccionar casas con cuidado, así también los hermanos deberían usar mucho cuidado con respecto a quién predicara en sus casas. Las mismas advertencias tienen aplicación para nosotros.

      -- No os paséis de casa en casa – Deberían resistir los aspectos de la hospitalidad ofrecida a extranjeros que podrían detenerlos en su obra. Debido a la urgencia de su misión los setenta habían de tomar la iniciativa y no someterse a las costumbres de la gente con respecto a la manera de recibir huéspedes en sus hogares. Era necesario escoger casas de buena reputación; de otro modo habría estorbo para su obra. Véanse Deut. 24:15; 1 Cor. 9:9-14; 1 Tim. 5:18 sobre la frase, “el obrero es digno de su salario”. Pero en este caso no fueron pagados por la iglesia sino por una familia. ¿Es justo eso? Sí, porque “¿no están haciendo un gran favor a ese hogar?” (GH). Cuando se predica que “el obrero es digno de su salario”, al mismo tiempo se debe predicar que el obrero debe obrar diligentemente para merecer su salario, porque a veces se enfatiza mucho el derecho de recibir salario sin enfatizar la necesidad de la obra misma. (En una ocasión un hermano preguntó “¿No les gusta mi trabajo?” y le contestaron: “¿Cuál?”)

      10:8  En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; -- El obrero más capacitado debe ser humilde y mostrar sincera gratitud hacia las personas que les recibían y atendían, sean ricas o pobres. Cuando alguna familia recibe al obrero, éste debe comer lo que ellos comen, como si fuera miembro de la familia. No debe buscar el lujo.

      10:9  y sanad a los enfermos que en ella haya, -- Hoy en día no podemos sanar milagrosamente pero sí debemos mostrar interés en el bienestar físico de la gente. Hay muchas maneras no milagrosas de ministrar a la gente. La palabra misma es excelente remedio para muchos males físicos y mentales. Gran porcentaje de las camas en los hospitales son ocupadas por personas cuyas enfermedades físicas han sido provocadas por problemas mentales y sicológicos. Es difícil convencer a la gente que amamos sus almas si somos indiferentes hacia su condición física.

      -- y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. – 9:6. La gran bendición de la sanidad era anuncio de la cercanía del reino.

      10:10  Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid:  11  Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. -- como si fuera tierra inmunda (pagana). Véase 9:5, notas.  En toda esta instrucción observamos la urgencia de esta misión. No deberían perder tiempo con gente indigna. Habiéndoles enseñado la palabra cumplieron con su deber y al despedirse no deberían decir, “Que el Señor les bendiga”, sino que deberían sacudir el polvo de los pies como testimonio contra ellos. Compárese Hech. 13:46, 51; 18:6. Jesús dice (Mat. 7:6), “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”. El evangelio merece respeto. Se debe tratar con dignidad y no con desprecio, porque al menospreciar la palabra de Dios se menosprecia a Dios mismo.

      -- Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. – Su rechazo del mensaje solamente traería condenación para ellos. No afectaría la llegada del reino. El mensaje de los setenta era lo mismo para los que lo aceptaban o lo rechazaban: el reino se ha acercado. Después del día de Pentecostés (Hech. 2) no se predicó que el reino “se ha acercado”, sino como una realidad. Por ejemplo,  Hech. 8:12, “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”.

      10:12  Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad. – Gén. 19:24-28. Los de Sodoma y Gomorra son mencionados como ejemplos de los peores pecadores (Deut. 32:32; Isa. 1:10; Ezeq. 16:46, 48; 2 Ped. 2:6), pero Jesús dice  que el juicio será más severo para los que oyeron el evangelio y no lo aceptaron. Al escuchar el mensaje de los apóstoles el pueblo sería muy bendecido si lo aceptaran, pero si lo rechazaran su castigo sería peor que el de la tierra de Sodoma y Gomorra. Véase Mat. 11:23-24. Esta declaración de Jesús es una de las denuncias más severas contra el rechazo de la invitación del evangelio. Creemos que la práctica abominable de Sodoma es la más horrible que la mente humana pudiera concebir y a la vez entendemos que su castigo justo será severo. Sin embargo, el castigo de los que rehúsan el evangelio será peor aun. Los de Sodoma eran responsables delante de Dios por su pecado, pero ellos no recibieron la bendición de enseñanza que los setenta impartían. Entre más luz (enseñanza) recibida más grande será la condenación de los que la rechazan, Luc. 12:47.

 

Ayes sobre ciudades impenitentes (Mat. 11:20-24)

10:13  ¡Ay de ti, Corazín! (Mat. 11:21) ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón (Isa. 23:1-18; Ezeq. 26:1-28; Joel 3:4-8; Amós 1:9-10; Zac. 9:2-4) se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras (como los milagros mencionados en Mat. 4:24; 8:16; 9:35), tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza (cilicio (material grueso y rústico usado para hacer costales para cargar mercancía y otros artículos sobre los camellos; era usado como ropa incómoda por los que eran de luto, 1 Reyes 21:27; Ester 4:1; Jonás 3:6) y ceniza (se echaba ceniza sobre la cabeza para indicar gran aflicción; es decir, se hubieran arrepentido de todo el corazón), se habrían arrepentido.  14  Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. --  porque gozaban de menos oportunidades que vosotras, y los que han tenido oportunidades y las han descuidado serán juzgados con más severidad; según esto obviamente los perdidos serán castigados con distintos grados de severidad (véase v. 12, notas). Lucas habla de discípulos en Tiro y Sidón (Hech. 21:3-6; 27:3).

      10:15  Y tú, Capernaúm (el centro de las actividades de Jesús en Galilea), que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. -- Jesús emplea el lenguaje de Isaías acerca de la caída del rey de Babilonia: Isa. 14:11-16. ¿Supone alguien que el rey de Babilonia literalmente pensaba subir al cielo (el hogar de los redimidos)? Es lenguaje que describe el orgullo exagerado del rey de Babilonia; pensaba exaltarse “al cielo”, pero en realidad sería “derribado hasta el Seol”. El “cielo” no tiene que ver con el hogar de los salvos, y el Seol es simplemente la morada de los muertos. Como el rey de Babilonia había hecho tantas conquistas en la tierra, él habla como si pudiera hacer conquistas aun en los cielos. Es lenguaje figurado que describe cómo este gran rey sería destruido con toda su fama y gloria. Esa bajada o humillación se describe como la caída de una estrella (Lucero) y como descendiendo al Seol. “Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo”.

      Sin lugar a dudas las palabras de Jesús en esta ocasión se basan en las palabras de Isaías, porque los dos tienen el mismo propósito. Desde luego, todos los que van al juicio final sin haberse arrepentido serán castigados, pero en estos textos (Isa. 14:11-13; Mat. 11:23; Luc. 10:15) se usa lenguaje poético que describe la exaltación (subir al cielo) de los hombres, y la consecuente humillación (descender al Seol) efectuada por Dios.

      “El haber escuchado la palabra de Dios es una gran responsabilidad. El hombre será juzgado de acuerdo con lo que tuvo oportunidad de conocer… Es algo terrible rechazar la invitación de Dios. En un sentido toda promesa de Dios que el hombre haya escuchado alguna vez puede convertirse en su condena. Si recibe esas promesas, serán su gloria más grande, pero cada una que él haya visto y rechazado será algún día un testigo en su contra” (WB).

      10:16  El que a vosotros oye, a mí me oye; (Mat. 10:40; Mar. 9:37; Jn. 13:20) y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió. -- Los que recibieron a los apóstoles y otros discípulos enviados por Cristo a predicar recibieron a Cristo y al Padre. Recibir significa darles hospedaje y escucharles. El que recibe al representante de una persona eminente recibe a la persona eminente. ¡Qué pensamiento más alentador para los apóstoles de que ellos serían identificados con Jesús como Jesús estaba identificado con el Padre! Además, el que persiga al discípulo de Cristo persigue a Cristo. Hech. 9:1, 4.

 

Regreso de los setenta

      10:17  Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. – Compárese 9:40, los nueve apóstoles no pudieron echar fuera un demonio por la falta de fe que tenían en el poder que Jesús les había dado (Mat. 10:1), pero éstos sí tenían suficiente fe para hacerlo. ¿Cómo regresamos de los viajes para predicar? ¿Quejándonos de lo duro del viaje, lo costoso, cómo sufrimos, como algunos nos maltrataron, cómo no nos ayudaron mucho para los gastos, cómo tuvimos que dejar la familia por una semana o mes, etc.? ¿O como los setenta con gran gozo por toda victoria lograda por Cristo?

      10:18  Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. – En su primera venida Cristo venció a Satanás. 11:21, 22; Juan 12:31, 32; 16:11; Heb. 2:14, 15; 1 Jn. 3:8, etc. Al lograr grandes victorias en la obra (conversiones, restauraciones, etc.) tengamos cuidado de enfatizar “en tu nombre” en lugar de “se nos sujetan” a nosotros.

      10:19  He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, (Marcos 16:18 es lenguaje literal, como ilustrado en Hech. 28:3-6, pero aquí, Luc. 10:19, Jesús emplea lenguaje figurado, como el v. 18. Compárese Sal. 91:13). De ninguna manera autoriza este texto la práctica insensata de algunos grupos religiosos de manejar víboras.

      -- y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará (espiritualmente). – Satanás no puede dañarnos espiritualmente a menos que cooperemos con él. Mat. 10:30; 28:20; Jn. 10:27, 28; Rom. 8:28-39; 16:20, “El Dios de paz pronto aplastará a Satanás bajo vuestros pies”.

      10:20  Pero no (solamente) os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino (también) regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. – Seguramente hicieron bien al regocijarse que podían ganar tales victorias para Cristo, pero no deberían regocijarse solamente en eso, ni principalmente en eso, sino en la gran bendición de tener sus nombres escritos en los cielos (Isa. 4:3; Dan. 12:1; Fil. 4:3; Apoc. 3:5; 20:12, 15). Recuérdese que según Mat. 10:1-4 Jesús “llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos” y Judas Iscariote era uno de los doce.

 

Jesús se regocija (Mat. 11:25-27; 13:16, 17)

      10:21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.  -- ¿Quiénes son los “sabios y entendidos”? Los fariseos, escribas, saduceos, intérpretes de la ley, etc. ¿Quiénes son los “niños”? Los discípulos de Jesús eran “niños” en el sentido de ser humildes. Eran los “pobres en espíritu” que habían reconocido que estaban en la bancarrota espiritual y que necesitaban la salvación y, por eso, tenían hambre y sed de justicia, etc. (véase Mat. 5:1-12).

      ¿Por qué escondió el evangelio de los sabios y entendidos y lo reveló a los niños? ¿Hace acepción de personas? ¿Es justo que Dios oculte el mensaje acerca del reino de Dios y de la salvación a algunos y revelarlo a otros? ¿Cómo se explica este texto? En primer lugar, Dios no hace acepción de personas (Hech. 10:34; Rom. 2:11). La invitación de Cristo es para todos (Mat. 11:28-30). En segundo lugar, el mensaje de salvación fue predicado a todos. Cristo predicó de la manera más pública, en las sinagogas, en el templo, como también en el aire libre. Además, sus milagros eran públicos. Todos podían verlos o saber de ellos. Por lo tanto, Dios no escondió ni ocultó el evangelio de Cristo en el sentido de predicarlo y confirmarlo con milagros en algún rincón (Hech. 26:26) solamente para los discípulos. Entonces, ¿en qué sentido escondió Dios la verdad de los sabios y entendidos? Les presentó un mensaje acerca del Mesías y su reino que no era aceptable a ellos. No querían entenderlo porque no les convenía. Tenían otro concepto del Mesías y su reino y, por causa de su prejuicio “no podían entender” la verdad. Recuérdese lo que Jesús dijo en Mat. 13:10-13. Los fariseos, escribas y otros líderes habían oído la enseñanza de Jesús y habían visto sus milagros, pero teniendo ojos no veían y teniendo oídos no oían. Los humildes, habiendo oído el mismo mensaje y habiendo visto los mismos milagros, sí creían. Por lo tanto, Jesús dice, “a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”.

        Pablo explica a los corintios (1 Cor. 1:18-23) que los “sabios y entendidos” no quieren el evangelio, porque para ellos es “locura”. ¿Quiénes aceptan el evangelio? 1 Cor. 1:26-31. Entonces Pablo explicó cómo él predicó a Cristo en Corinto (1 Cor. 2:3-5). Entonces, ¿quién en realidad oculta la verdad y ciega al hombre? Véase la respuesta en 2 Cor. 4:3, 4.

      Luc. 9:”44 Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. 45 Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen”. En el v. 44 Jesús les explica que El sería entregado”. ¿Por qué “les estaban veladas” “estas palabras”? Porque ellos, al igual que los demás judíos, no querían aceptar el concepto del Mesías que iba a sufrir. Estas palabras no eran veladas por el Señor, sino por el prejuicio de los discípulos. Jesús quería que entendieran: “Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras”. Sin embargo, ellos tenían otras ideas como lo indica el siguiente versículo: “46  Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor”; es decir, querían ser príncipes en un reino terrenal, como el de David y Salomón.

      Hay lecciones valiosas en este texto para todos. Los fariseos, escribas, etc. entre los judíos, o los filósofos griegos no son los únicos “sabios y entendidos” que no pueden entender el evangelio. El mundo está lleno de tales personas: (1) los académicos, con sus doctorados y otros títulos, no pueden “entender” la creación de todo por Dios (sólo entienden la evolución); (2) los modernistas no pueden “entender” que la Biblia es inspirada por Dios y no pueden aceptar lo sobrenatural (milagros); (3) los romanistas no pueden entender que su movimiento religioso es la apostasía profetizada por el apóstol Pablo (2 Tes. 2; 1 Tim. 4:1-4); (4) los calvinistas no pueden entender que el hombre nace sin pecado, que es responsable ante Dios por su vida y tiene que obedecer al evangelio para ser salvo; (5) millones de mormones siguen a José Smith, y otros millones siguen al “Pastor” Russell (los testigos contra Jehová) , y a docenas de otros falsos maestros que profesan seguir la fe de Cristo, y ni hablar de los millones de religiosos que ni aceptan al Dios de las Escrituras.

      (6) Pero hay que agregar otro grupo de “sabios y entendidos” que no son grandes ni poderosos ante los ojos de otros. No son ricos. No tienen preparación académica. Algunos son analfabetos. Me refiero a los muchos que tienen opiniones fuertes que han recibido de parientes, amigos y otras fuentes y por eso, siendo “sabios en su propia opinión” (Rom.12:16), no reciben la verdad. Estos dicen, “Es lo que he sido enseñado y así es”; “es lo que siempre hemos creído”.  Muchas de estas ideas son pura superstición, pero los dueños de estas creencias son tercos, porfiados, y no les puede enseñar nada. Aunque económicamente estos estén el los rangos bajos, se creen muy intelectuales (“sabios y entendidos”) y a ellos también Dios esconde la verdad. Recuérdese la advertencia de Pablo a los tesalonicenses (2 Tes. 2:10-12). Es indispensable que todos amen la verdad y que aborrezcan todo error (mentira). Es necesario tener la mente bien abierta para estudiar la palabra de Dios. Como dice Pablo (1 Tes. 5:21), “Examinadlo todo, retened lo bueno”.

      Los que rehúsen aceptar la verdad por cualquier motivo llegan a ser incapaces de entenderla. Les está escondida. Sant. 4:6, “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.

      10:22  Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. – En este texto vemos la perfecta unidad entre Padre e Hijo y también vemos otra vez la afirmación de la Deidad de Jesús.

 

El buen samaritano

      10:25  Y he aquí un intérprete de la ley (un experto en la ley de Moisés, LBLA, margen) – Véase 7:29,30. Eran hombres orgullosos. No querían humillarse para confesar sus pecados y ser bautizados por Juan. “Desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan”. Eran expertos en la ley de Moisés y también en las tradiciones de los ancianos (Mat. 15:2).

      -- se levantó y dijo, para probarle (del verbo peirazo, literalmente, tentarle: Mat. 22:35-40; Mar. 12:28-34Cuando se discute el tema de las tentaciones de Jesús, algunos concluyen que si fue tentado, esto indica que la tentación era algo atractiva y deseable y que, por eso, Cristo quería pecar. Esto es completamente falso. Heb. 1:9 dice que Cristo aborreció la maldad. El no fue “tentado por el mal” (Sant. 1:13) en el sentido de ser atraído o seducido por el mal (Sant. 1:14). Este verbo (tentar) se emplea “de tentaciones a pecar, p.e., Gá 6:1 … Stg 1:13,14”, pero también se usa “en un mal sentido … de intentos de atrapar a Cristo en Sus palabras, p.e., Mt 16.1; 19:34; 22:18, 35, y pasajes paralelos” (WEV). “Supuestamente bien versado en el Pentateuco, este hombre trata de desconcertar a Jesús. Trata de dejarlo en ridículo ante el público” (GH).

      -- Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?  Muy buena pregunta (compárese 18:18). ¡Qué bueno si en verdad hubiera querido saber la respuesta correcta a su pregunta! Sin lugar a dudas es una de las preguntas más importantes que el hombre puede hacer.

      ¿Contestó Jesús la pregunta o no? Sí, la contestó. Más bien, dejó que el intérprete de la ley contestara su propia pregunta.

      10:26  El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? – No le pregunta, ¿Qué piensas tú? Más bien le pregunta ¿Cómo lees (en la ley)? Era maestro de la ley y, por eso, debería conocerla a fondo. Jesús no dijo, “¿Qué dicen las tradiciones de los ancianos?” sino “¿Qué está escrito en la ley?” (La ley de Moisés).

      ¿Cómo contestamos las preguntas bíblicas? Frecuentemente la gente nos hace preguntas para tentarnos; es decir, no las hacen con sinceridad para aprender la verdad. Debemos seguir el ejemplo de Jesús, dejando que el que haga la pregunta busque la respuesta en las Escrituras.

      No hay otra manera mejor de contestar preguntas bíblicas. ¿Qué indica esto? (1) indica que cualquiera puede encontrar en las Escrituras la verdadera respuesta de esta pregunta (“¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?”); (2) indica que todo hombre es responsable delante de Dios de leer la respuesta él mismo; (3) indica que las Escrituras dan la misma respuesta a todos los hombres. Es como si Jesús hubiera dicho, “Mira, intérprete de la ley, Dios ha dicho a los hombres qué es lo que deben hacer para ser salvos; está escrito en las Escrituras; y usted, como todos los demás hombres, puede encontrar la respuesta. Entonces, ¿qué dicen las Escrituras?” Esta es la única manera de encontrar la respuesta correcta de esta pregunta tan importante. (JBC).

      10:27  Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. – Compárese Mar. 12:28-34; en esta ocasión un escriba “le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?” Pero el escriba no le preguntó para atraparle. Jesús le contesta citando estos mismos textos (Deut. 6:5; Lev. 19:18). El escriba le contestó diciendo, “Bien, Maestro, verdad has dicho”, y “Jesús viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios”.

      Según el relato de Mateo (22:40) Jesús agrega las siguientes palabras muy significativas: “De estos dos mandamientos depende toda la ley de los profetas”. Lacueva dice que depende (pende) significa que “estos dos son como el soporte de todos los demás mandamientos”. La versión inglesa dice que la ley y los profetas “cuelgan” de estos dos mandamientos. Están colgados sobre ellos como una puerta cuelga de sus quicios o como unos artículos cuelgan de un clavo.

      En este texto sobresalen las palabras “con todo… con toda … con todas … con toda …” Deut. 6:5 dice, “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. “Dios debe ser amado con todas las cuatro capacidades del hombre (corazón, alma, fuerza, mente)” (ATR).

      Resta preguntarnos “¿Cómo leemos?” ¿Cómo contestamos esta pregunta? Desde luego, debemos contestar con Mar. 16:16; Hech. 2:38, etc., pero no debemos omitir este texto sumamente importante y básico citado por el intérprete de la ley, porque todavía es cierto que “estos dos son como el soporte de todos de los demás mandamientos” (Lacueva). Esto se afirma también del Nuevo Testamento (Rom. 13:10).

      Todo hombre normal se ama a sí mismo. Entonces debe medir su amor por su prójimo por ese amor.

      10:28  Y le dijo: Bien has respondido (contestó su propia pregunta); haz esto, y vivirás. – Para muchos de éstos líderes de los judíos era necesario discutir la ley, pero no se preocupaban tanto por hacer lo que la ley decía (Mat. 23:3, 4). El hombre puede cumplir esta ley. Dios no diría, “haz esto” si fuera imposible hacerlo. Los comentarios calvinistas no pueden resistir la tentación de inyectar su teología en tales textos que requiere el hacer, pero si Dios da mandamientos al hombre que el hombre no puede cumplir, entonces Dios mismo tendría la culpa. Es verdad que todos pecan (Ecles. 7:29; Rom. 3:23) pero eso no quiere decir que el hombre tiene que pecar como muchos suponen. Citan Rom 7:14 (“soy carnal, vendido al pecado”) para probar que el hombre nació así, pero en realidad los que están vendidos al pecado se vendieron a sí mismos al pecado. No pueden culpar a Dios por su problema.

      10:29  Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, -- Esta es una tendencia muy común, aun desde la niñez.

      -- dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? – El quería definir los límites de su deber, y entonces mostrar que él lo había cumplido. Quería saber a quién tiene que amar y a quién no (ALA). El creía que podía justificarse si se aceptara su definición de la palabra prójimo, pues para los judíos los únicos prójimos eran otros judíos. Para muchos fariseos su prójimo era otro fariseo. Y ¿para nosotros? ¿Quién es nuestro prójimo? ¿Solamente nuestros hermanos en Cristo?

      10:30  Respondiendo Jesús (en lugar de contestar la pregunta “¿quién es mi prójimo?” Jesús muestra para quien uno debe ser prójimo), dijo: Un hombre (obviamente un judío, pues de otro modo lo hubiera especificado, JWM) descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones (salteadores, LBLA; bandidos), los cuales le despojaron; e hiriéndole (darle golpes, LBLA), se fueron, dejándole medio muerto. -- “Este hombre, pues, bajaba desde Jerusalén, a unos 900 m. de altitud sobre el nivel del mar, a Jericó, más de 300 m. bajo el nivel del mar Mediterráneo. Puesto que la distancia entre Jerusalén y Jericó (hacia el oriente) es de más o menos 27 kilómetros, es inmediatamente obvio que el descenso es bastante es bastante empinado … este camino corre por terreno montañoso. Es escabroso y rocoso, y durante el era de los días de Cristo en el mundo – y en realidad hasta hace poco – era peligroso para viajar, bordeado como estaba por muchas cuevas y hondonadas que podían facilitar la huida de ladrones y otros criminales” (GH). Este camino era designado como “el camino rojo de sangre”.

      10:31  Aconteció que descendió un sacerdote (uno de los pastores de Israel) por aquel camino (muchos de los sacerdotes vivían en Jericó), y viéndole, pasó de largo. – De este pastor de Israel el herido tenía el derecho de esperar asistencia, pero “pasó de largo” (al lado opuesto). Desde luego, los sacerdotes eran conocedores de la ley (por ej., Deut. 22:2), pero esta parábola indica que ellos no practicaban estos preceptos. Sin duda se justificaba de alguna manera pensando en el peligro (los asaltadores bien podrían estar cerca todavía), tenía mucha prisa, había peligro de contaminarse ceremonialmente (si ya estuviera muerto), habría gastos, no tenía tiempo, etc. La realidad del caso fue que para muchos judíos la “religión” (los ritos, las ceremonias, etc.) estaba divorciada de la misericordia y la justicia (Mat. 23:23).

      10:32  Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. – Los levitas eran ministros o ayudantes en el templo.

      10:33  Pero un samaritano, -- De este samaritano el herido no tenía derecho de esperar ayuda. Los samaritanos eran despreciados por los judíos. Jn. 4:9. “Jesús no pierde ninguna ocasión de reaccionar contra los prejuicios que dividían a judíos y samaritanos. (9:55; 17:16; Juan 4:5 y sig.)” (B-S). Véase también Hech. 1:8; 8:5-12.

      Los judíos le dijeron a Jesús, “¿no decimos bien nosotros, que tú eres samaritano…?” (Jn. 8:48). En esta parábola Jesús se presenta a sí mismo como samaritano o, mejor dicho, el buen samaritano se presenta como un verdadero imitador de Jesús.

      -- que iba de camino, vino cerca de él, -- Compárese lo que se dice del levita: “llegando cerca de aquel lugar”; el samaritano no simplemente llegó cerca del lugar, sino que “vino cerca de él”.

      -- y viéndole, fue movido a misericordia; -- Miqueas 6:8; Lev. 19:34; Ex. 23:4, 5. El sacerdote y el levita descuidaron estos textos, pero el odiado samaritano los cumplió al pie de la letra.

      10:34  y acercándose, vendó sus heridas (administró primeros auxilios), echándoles aceite y vino; – Isa. 1:6. Eran remedios caseros. El vino sirvió para limpiar la herida y aceite sirvió para suavizarla.

      -- y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. – “No sólo llegándose a él – sino que, con costo, inconveniencia y demora en su viaje, le prestó al hombre herido toda forma y grados de atención y ayuda, como los que serían apropiados por parte de un amigo muy personal, con toda liberalidad, y con holgura completa” (GRB).

      10:35  Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. – Obviamente el samaritano era cliente del mesonero y había confianza en él. Jesús no sólo dice que “fue movido a misericordia”, sino que explica los detalles de cómo la mostró: se detuvo, se acercó al herido, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino, lo puso sobre su animal, lo llevó al mesón, cuidó de él y al despedirse pagó por el cuidado adicional que necesitaría. Hizo todo esto por un enemigo sin esperar remuneración (AB).

       “Su ojo y corazón y mano y pie y dinero todos estaban subordinados a la ley de Dios” (JWM). El hombre ayudado podría haber salido antes del regreso del samaritano, tal vez sin saber su identidad, pero el samaritano no buscaba gratitud, sino la oportunidad de aliviar el sufrimiento humano (ALA).

      10:36  ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue (ha llegado a ser) el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? – Ahora Jesús permite que el intérprete de la ley conteste su propia pregunta y de esa manera juzgarse a sí mismo.

      10:37  El dijo: El que usó de misericordia con él. – El intérprete de la ley no quería ni siquiera pronunciar la palabra “samaritano”. Prefirió decir “el que”. Los samaritanos le habían dado a Jesús causa para pensar mal de ellos (9:52, 53, “no le recibieron, porque su aspecto era como de ira  a Jerusalén”) , pero El no compartió el prejuicio racial de los judíos.

      Aunque el intérprete de la ley no quería decir, “el samaritano”, no podía menos que contestar correctamente la pregunta y de esa manera fue obligado a reconocer que un samaritano, tan odiado por los judíos, había mostrado la bondad que la ley demandaba, mientras que un sacerdote y un levita la habían negado a otro de su propia nación (AB).

      Si Jesús hubiera contestado su pregunta directamente, diciendo “Todo necesitado – aunque sea samaritano – es su prójimo”, el intérprete de la ley se habría disgustado mucho, pero ¿qué podría contestar cuando Jesús le propuso esta pregunta?

      -- Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo. – No debería simplemente discutir la ley; más bien, debería practicarla. Este mandamiento es para nosotros también (Mat. 5:44-48; 7:21-27). Requiere el vencimiento de todo prejuicio (p. ej., racial). Requiere la abnegación de sí. Requiere servicio personal y aun sacrificial. 1 Jn. 3:18.

      Esta parábola no enseña que los inconversos que son muy humanitarios son superiores a los religiosos que no practican la caridad. Esto no es el punto de esta parábola. Jesús no está enseñando que los humanitarios heredarán la vida eterna. La respuesta de la pregunta ya fue dada antes de hablar del buen samaritano; es decir, el intérprete de la ley la contestó diciendo, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. La persona que ama a Dios con todo tu corazón, etc., guarda sus mandamientos (Jn. 14:15, 23, 24). Los únicos que serán salvos serán los que hacen la voluntad de Dios (Mat. 7:21; 12:50).

      Desde luego, los que profesan ser cristianos y no son como el buen samaritano, sino que imitan al sacerdote y al levita, no serán salvos, pero el punto es que el humanitario que depende de sus obras caritativas tampoco será salvo.

      Es interesante notar que muchos hospitales se identifican como “Hospital el Buen Samaritano”. Se puede decir que esta parábola ha edificado muchos hospitales y muchas clínicas. Ha promovido toda clase de obras caritativas.

      En esta parábola observamos diferentes actitudes o filosofías de vida. La actitud de los bandidos se expresa así: “lo que es tuyo es mío y con fuerza te lo voy a quitar”. Esta es la regla de hierro. La actitud del sacerdote y del levita es: me quedaré con lo mío. Pero la actitud correcta, la que Jesús enseña y que es ejemplificada por el buen samaritana es lo siguiente: “lo que es mío es tuyo, y con toda bondad te lo doy.” Esta es la regla de oro.

 

Jesús visita a Marta y a María

      10:38  Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea;  – ¿Entró en qué aldea? Jn. 11:1 dice, “Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana”.

      -- y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. – Sin duda le dio una bienvenida sincera al Señor. Sinceramente creía en Jesús (Jn. 11:27) y al preparar una buena comida ella le honraba. Luc. 8:3 habla de “otras muchas que le servían de sus bienes”. Marta también quería servirle – con una buena comida.

      10:39  Esta tenía una hermana que se llamaba María, -- ¿Cómo se llamaba el hermano de ellas? Jn. 11:1-5.

      -- la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. --¿Estuvo literalmente sentada a los pies de Jesús?  La expresión “sentarse a los pies” de alguien indica ser enseñado por él. Hech. 22:3 ¿Qué himno se basa en este texto? María estaba entre aquellos mencionados en los versículos 23, 24. Teniendo oídos para oír, María dócilmente oía la enseñanza de Cristo. No hay otra escena más hermosa que la de una persona oyendo y absorbiendo la enseñanza de Cristo para ser como Él.  Es lo que Él desea sobre todo, que pongamos atención cuando Él habla. El nos dice, “aprended de mí” (Mat. 11:29).

      10:40  Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, -- Marta quería servir a Jesús con una buena comida, pero Jesús no vino al mundo para ser servido, sino para servir (22:27). El tuvo más interés en enseñar que en comer (Jn. 4:31-34).

      ¿Por qué tenía Marta “muchos quehaceres” si solamente iba a servir a Jesús?  ¿Entró Jesús solo en la casa de estas dos mujeres? LBLA dice, “Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa”. Lucas no dice que Marta “les” recibió en su casa, pero compárense Luc. 6:1, “Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían”, y Luc. 7:11, “Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud”. Estos textos indican que Lucas se concentra en Jesús, aunque los discípulos estaban con El. Juan 12:2 usa lenguaje semejante: “Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él”. Y LE hicieron allí una cena… Lázaro era uno de LOS que estaban sentados a la mesa con Él. Juan también se refiere especialmente a Jesús, aunque otros estuvieran con Él.

      El lenguaje de Marta (“muchos quehaceres” y que María le dejaba “servir sola”) indica que ella preparaba la comida para los apóstoles también. El v. 38 dice, “Mientras iban ellos de camino, Él entró en cierta aldea, etc.”; no hay razón para suponer que los discípulos no estuvieron con Jesús cuando entró en la casa de Marta y María.

      -- y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude (que ponga su parte). – Le convenía a Marta alabar la devoción de María, pero parece que las personas afanosas y preocupadas quieren que otros sean iguales a ellas.

      Fue una ocasión muy importante. Jesús era visitante muy importante. Por eso, Marta estaba muy ocupada, se apuraba, haciendo muchas cosas, para que la comida fuera perfecta. Este lenguaje no solamente indica impaciencia de parte de Marta, sino también una queja tanto contra Jesús como contra María. María no le ayudaba y Jesús se lo permitía. Pero al recibir a Jesús, ¿hubiera sido correcto dejar a Él (o a Él y sus apóstoles) solo(s) en la sala mientras las dos mujeres trabajaran en la cocina?

      10:41  Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, (al repetir su nombre, Jesús enfatiza lo que le iba a decir, compárese 22:31) afanada y turbada (inquieta, FL) estás con muchas cosas. – Estaba distraída. Santiago 4:8 describe esta condición como “doble ánimo”. Esta es una falta común entre muchos miembros de la iglesia. Se sienten abrumados por los afanes de la vida. A consecuencia de estar ansiosa e inquieta, perdió la paciencia con su hermana María y aun con Jesús. El preparar una buena comida en esta ocasión fue algo loable, pero no era necesario que estuviera afanada y distraída aunque era para Jesús el Hijo de Dios.

      La mujer – tanto María como Marta -- debe ser hacendosa en el hogar, Tito 2:5; Prov. 31:25. Además, debe practicar la hospitalidad (Rom. 12:13; 1 Tim. 5:10; Heb. 13:2; 1 Ped. 4:9). Obviamente Marta estaba muy cumplida en esto. Sin embargo, ahora le toca a Jesús exhortarle. Jn. 11:5, “Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro”, y el Señor disciplina a los que ama (Heb. 12:5-11). El mundo está lleno de “Martas”, afanadas y turbadas con muchas cosas. Luc. 8:14, el mundo está ahogándose con los afanes de esta vida. Jesús nos da una advertencia solemne en Luc. 21:34. Véase también Fil. 4:6, 7.

      10:42  Pero sólo una cosa es necesaria; -- Sal. 27:4; 42:1, 2; 84:10. Esto se pone en contraste con “afanada y turbada con muchas cosas”. ¿El ser buena cocinera no es necesario? ¿No es necesario invitar a los hermanos y servirles una buena comida o cena?   ¿No es necesario ser hacendosa en el hogar? Compárese Jn. 6:27. Marta quería alimentar a Jesús con el alimento que perece, pero Jesús quería alimentar a María – y también a Marta – con el alimento que no perece. Jesús no explica cómo Marta les pudiera haber servido la comida y a la vez recibir el alimento espiritual que Él ofrecía, pero sí implica que hubiera sido posible. Jesús no menosprecia la importancia de la alimentación física, pero enfatiza que la alimentación espiritual es más importante porque es más duradera. Para Marta en ese momento, el servir esa buena comida fue más importante que el oír la palabra de Cristo. (Compárese la gente que cuida el tiempo el domingo por la mañana para ver si el predicador termina su lección a buena hora. Una  sugerencia: que no se duerman tan tarde que no puedan desayunar. Que coman por lo menos un pan tostado u otro bocado para no tener tanta hambre durante el culto).

      ¿Qué diremos de la hermana que invite al predicador visitante a comer y luego ella se queda en la cocina para preparar una buena comida o cena y ni siquiera asiste a la reunión para oír su predicación? Esto es semejante a lo que Marta hizo. Ella no sólo perdió el estudio bíblico que Jesús presentaba, sino que también criticó a María por aprovechar ese estudio y a Jesús por no enviarla a la cocina para ayudar a su hermana.

      Aquí cabe otra pregunta también: ¿Según Jn. 6:27 no es necesario trabajar por la comida que perece? Obviamente Jesús está comparando dos cosas y señalando lo que es más importante. Pero muchos creen que el trabajar por la comida que perece es la una cosa necesaria. Es necesario comer y, por eso, es necesario trabajar, sujetándose completamente al patrón, o al negocio o al empleo que sea. Para éstos el trabajo es necesario en el sentido de ser primero. Es necesario sin condiciones. Pero ¿no es necesario asistir a los servicios de la iglesia para adorar a Dios? Parece que muchos piensan que sí es necesario pero con condiciones (“peros”); es decir, es necesario, “pero hay que comer” (cumplir primero con todo lo que el empleo requiera).

      Es necesario recordar 1 Tim. 6:8, “teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. Es necesario reducir los deseos (los “yo quiero”). Decimos necesario cuando en realidad hablamos de lo conveniente, de lo que queremos.

      Sin duda alguna muchos miembros de la iglesia están en peligro de perder sus almas por causa de su afán por proveer para sus familias. Según 1 Tim. 5:8 es indispensable que el hombre provea para los suyos, pero al mismo tiempo si no busca primeramente el reino de Dios (Mat. 6:33) perderá su alma.

      -- y María ha escogido la buena parte, -- La buena parte, la una cosa necesaria es la comunión con Jesús que tenemos al oír su palabra con toda reverencia. La buena parte es, pues, la palabra de Cristo (RCHL).

      La conducta de estas dos hermanas en esta ocasión es similar a su conducta en otra ocasión, Jn. 12:2, 3, Marta servía y María expresó devoción personal a Cristo ungiéndole para su sepultura. Así también en esta ocasión María reconoce la importancia de aprovechar la presencia de Jesús para oír sus palabras. ¿Y qué de nosotros? Debemos aprovechar toda oportunidad para oírle.

      -- la cual no le será quitada. – Rom. 8:35-39. Jesús compara la alimentación física con la espiritual (Jn. 6:27). Marta quería que María hiciera como ella, pero Jesús quería que Marta hiciera como María. La mujer más cumplida – más hacendosa en el hogar – debe encontrar tiempo para ponerse a los pies de Jesucristo, estudiando la Biblia y enseñándola a sus hijos. Muchísimas mujeres piensan que no tienen tiempo para estudiar la Biblia porque tienen dos trabajos, dos empleos, y cada uno de ellos es trabajo de “tiempo completo”; es decir, las mujeres que trabajan fuera del hogar en oficinas o plantas trabajan unas ocho horas diarias en ese empleo, y luego al llegar a casa tienen otro empleo de tiempo completo. ¿Qué clase de comida preparan? ¿Qué tan hacendosas son en el hogar? Luego en los ratos “libres” no se sientan a los pies de Jesús, sino a los pies de la televisión.

      En este texto Marta estaba “afanada y turbada con muchas cosas”, pero no olvidemos otros textos que indican la fe de esta mujer piadosa: Jn. 11:21, 22, 27.

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