LUCAS 23
Jesús ante Pilato (Mat. 27:1,2, 11-14; Mar. 15:1-5; Jn. 18:28-38)
23:1 Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato. -- "Muy de mañana" (Mar. 15:1). El día era viernes, el día 15 de Nisán, entre las tres y las seis. Tenían a Jesús en sus manos y se apresuraban para ponerlo en la cruz. Parece que el plan de los judíos era acabar con el "juicio" de Jesús y llevarlo a Pilato muy temprano antes de que el pueblo se diera cuenta de lo que pasaba (26:5). Esta acción era de "todo el concilio" (Mar. 15:1); es decir, tomaron acción oficial. Juan 18:28, “y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua”. Hech. 10:28; 11:3. Esto fue otro acto de hipocresía, pues no les preocupaba el crimen de matar a su Mesías, pero les preocupaba contaminarse ceremonialmente y el no comer la pascua (Luc. 11:39; Mat. 23:24).
23: 2 Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohibe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey. – El concilio le acusó a Cristo de la blasfemia, pero al llevarlo delante de Pilato, esa acusación no les servía (Pilato no haría caso de ella). Por eso, le acusan de la insurrección, un crimen serio ante los ojos de los romanos. En cuanto a que “prohibe dar tributo a César”, Jesús ya refutó eso (20:25). En cuanto a ser Rey, los judíos entendían bien que Cristo no quería ser rey político (Juan 6:15). Pilato conocía a los judíos; por eso, sabía que si en verdad Cristo se hubiera levantado como rey, los judíos lo habrían aceptado y seguido.
23:3 Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiéndole él, dijo: Tú lo dices. --Esta es respuesta afirmativa, Mat. 26:25, 64; Mar. 14:62, pero véase Jn. 18:36 acerca de su reino, y recuérdese lo que dijo a Pedro, 26:51-54.
23:4 Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre. – Aquí mismo el “juicio” debería haber terminado y Jesús debería haber sido liberado. Repetidas veces Pilato dice esto, porque no había evidencia de alguna insurrección causada por Jesús. Además, Pilato sabía que por envidia lo habían entregado (Mat. 27:18). Desde luego, Pilato era hombre de experiencia y sabía bastante de los sediciosos. Obviamente él no veía nada del aspecto de revolucionario en Jesús. Sin embargo, aunque Pilato no hacía caso de las acusaciones triviales de los judíos, tales como que era “hombre que perturba al pueblo” (Luc. 23:14), si alguno quisiera hacerse rey, sería usurpador del emperador y eso sería traición (sedición). Por lo tanto, tal acusación tenía que ser investigada con todo esmero.
23:5 Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea (donde ocurrían sediciones, Hech. 5:37) hasta aquí. – Querían agregar más “combustible” a sus acusaciones, diciendo que el campo donde Jesús hacía su obra “sediciosa” era muy extenso.
Jesús ante Herodes
23: 6 Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. 7 Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén. – Pilato estaba muy ansioso de encontrar alguna salida de su dilema. Buscaba la manera de soltar a Jesús y al oír que era galileo le remitió a Herodes para que lo juzgara, pensando sin duda que éste le ayudaría a probar la inocencia de Cristo.
23:8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal. – Parece que Herodes ya no pensaba que Jesús era Juan levantado de los muertos (9:7-9). Tampoco indican estas palabras que todavía quería matarlo (13:31). Más bien, para Herodes Jesús era simplemente un “espectáculo”. Lo tomó en broma. No lo tomó nada en serio. Para Jesús no importaba. Tiene mucha compañía. Hay millones que piensan lo mismo. Jesús es un factor que puede ser omitido de la vida. Pueden vivir fácilmente sin tomarlo en cuenta.
“Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí”. Fueron reconciliados. Ya fueron amigos, socios en el crimen. Ya tenían amistad no basada en la justicia sino en la malicia.
23:9 Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió. (Jesús rehusó echar sus perlas delante de los cerdos, Mat. 7:6). 10 Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia. 11 Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato. 12 Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí. – Tal vez por causa “de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos” (13:1).
Jesús sentenciado a muerte
(Mat. 27:15-26; Mar. 15:6-15; Jn. 18:38-19:16)
23:13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, 14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. 15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre. 16 Le soltaré, pues, después de castigarle. -- ¡Qué vil injusticia! Pilato bien sabía que Jesús era inocente, pero aun así le iba a castigar. Iba a dar la orden de azotarlo que en muchos casos dejaba a la víctima medio muerto.
23:17 Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta. -- Había rebeliones durante las fiestas. El soltarles algún preso era para apaciguarlos para que fueran más sumisos a la ley romana. Pilato mismo propuso el nombre de Barrabás, uno de los peores criminales, con la esperanza de que el pueblo pidiera que se soltara a Jesús en lugar de ese hombre tan perverso.
23:18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! 19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio. – Y todos sabían que Barrabás era un criminal peligroso, ya juzgado, condenado, sentenciado y echado en la cárcel. Esta actitud explica en parte las atrocidades llevadas a cabo en Jerusalén por criminales antes de la destrucción de Jerusalén de parte de los romanos. Según Josefo, se encargaban de la ciudad, junto con el templo, para cometer toda clase de atrocidades, matando a miles de personas y aun llenando el Lugar Santísimo con cadáveres.
23:20 Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; 21 pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! – Probablemente esto llegó a ser como un canto, pues el v. 18 dice que “toda la multitud dio voces a una”. Un autor sugiere que las palabras griegas se prestaban bien para tal canto: ¡“staurou staurou auton”! (JBC).
23:22 El les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. – Los esfuerzos de Pilato para no condenar a Jesús: (1) Pidió que judíos lo juzgaran según su ley (Jn. 18:31); (2) Dijo que era inocente (Luc. 23:4); (3) Lo envió a Herodes (Luc. 23:5-10); (4) Dijo que Herodes también confirmó la inocencia de Jesús (Luc. 23:13-15); (5) Dos veces ofreció castigarlo (Luc. 23:16, 22); (6) Quería soltarle porque tenía la costumbre de soltar a un prisionero durante la Pascua (Mat. 27:15sig); (7) Les dijo, “Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él” (Jn. 19:6).
23:23 Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. 24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; 25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos. -- ¿Por qué esa multitud que gritaba “Hosanna al Hijo de David” no insistió en que Jesús fuera suelto en lugar de Barrabás? La Biblia no explica, pero sin duda aquella multitud que aclamaba “Hosanna” había esperado alguna acción estupenda con significado político y ¿qué pasó cuando Jesús entró en la ciudad? Purificó el templo y fue a Betania.
Hech. 3:14, “Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida”. Falsamente acusaban a Jesús de la sedición insistiendo en que fuera crucificado, pero soltaron a un verdadero criminal que había sido condenado y encarcelado por la sedición y aun el homicidio; es decir, Barrabás era culpable del crimen del cual acusaban al inocente Jesús.
Mat 27:24, “Pilato … tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: inocente soy yo de la sangre de este Justo; allá vosotros”. ¿Pilato era inocente? Fue la más espantosa violación de la justicia que la historia jamás haya registrado.
Pero, como Pedro explica (Hech. 2:23), era según el plan predeterminado de Dios.
Crucifixión y muerte de Jesús
(Mat. 27:32-56; Mar. 15:21-41; Jn. 19:17-30)
23:26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. – Mat. 5:41, los romanos obligaron a los judíos a llevar cargas. Jesús ya había sufrido mucho por la experiencia en Getsemaní, por desvelar, por los procesos injustos, por el escarnecimiento, y sobre todo por el azotamiento que podía ser mortal. Todas estas experiencias habían dejado a Jesús completamente debilitado. Tal vez los romanos temían que El se desmayara y muriera y querían estar seguros que vivía para ser clavado en la cruz. Jn. 19:17, “cargando su cruz”. "Aunque su espalda estaba lacerada con muchas heridas producidas por la flagelación a la que había sido sometido, lo obligaron a llevar su propia cruz" (GH), pero aquí aprendemos que Simón de Cirene la llevó también.
La palabra cruz viene de stauros, un palo o estaca. De esto los "testigos contra Jehová” argumentan que no había una pieza transversal, pero Tomás dijo, "Si no viere en sus manos la señal de los clavos" (20:25), dando a entender que cada mano fue clavada a la pieza transversal, pues si las manos se hubieran clavado al palo perpendicular, sólo un clavo se habría requerido.
23:27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. 28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. – Estas eran "Hijas de Jerusalén" no de Galilea, porque algunas de ellas verían la destrucción de Jerusalén. Jesús se preocupaba por otros aun en medio de su sufrimiento intenso. Compárese Jn. 19:26, 27, su preocupación por su madre. Probablemente este texto es otro de los que significan “no solamente … sino también, o aun más …”; es decir, “no lloréis solamente por mí, sino llorad aun más por vosotras mismas y por vuestros hijos”. Era muy apropiado que estas personas lloraran por Jesús, como era apropiado que El llorara por ellos (19:41).
23: 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. – No había oprobio más grande para la mujer judía que el ser estéril, pero Jesús habla de un tiempo cuando las mujeres estériles serían las más bendecidas de todas. Compárese Mat. 24:19-21.
23:30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos. (Oseas 10:8; Apoc.. 6:16). 31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? – El árbol verde era símbolo de los justos (Sal. 1:3; Jer. 17:8). El árbol seco es símbolo de los malos (Ezeq. 20:47), que serán castigados como si fueran leña seca (Jer. 5:14). Si hacen esto al Inocente Jesús, ¿qué pasará con los inicuos?
23:32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. – Esto fue hecho por la palabra de Pilato, pero al hacerlo cumplieron la profecía de Isa. 53:12.
23:33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, -- La palabra "Calvario" viene del Latín, "calvaria", del que se deriva la palabra "calavera". Tal vez el lugar haya recibido su nombre por tener la forma de un cráneo. Estaba "cerca de la ciudad" (Jn. 19:20), fuera de la ciudad, Heb. 13:12 ("padeció fuera de la puerta".) Los romanos escogían lugares conspicuos para la ejecución de criminales para que todos pudieran verla. Para la crucifixión se usaba un poste recto (una estaca) con pieza transversal. La víctima era sujetada a la cruz antes o después de ser elevada. La crucifixión era el ajusticiamiento más cruel, más horrible, más miserable que la mente humana podía idear y llevar a cabo. Nunca ejecutaban así al ciudadano romano, sino a los esclavos, a los extranjeros y a los peores criminales. Aunque los judíos no crucificaban, colgaban a los criminales sobre el madero después de apedrearlos y tal muerte se consideraba una maldición (Gál. 3:13).
Según el historiador Josefo, la crucifixión era una práctica común en Palestina. Esta era una de las peores formas de tortura y uno de los métodos de ejecución más cruel que jamás se hubiera inventado. Era la pena mortal diseñada para producir una muerte muy lenta, pues algunos duraban días en la cruz antes de morir. Era reservada para los traidores, los revolucionarios y otros de los peores criminales. Aun los escritores romanos pensaban que era una muerte terrible. Cicerón dijo que era cruel y horrible y Tácito dijo que era una muerte indescriptible. No hay palabras que puedan describir las agonías de la cruz: la inflamación de las heridas, las congestiones, el dolor causado por los tendones desgarrados, la fiebre, un fuerte dolor de cabeza y una sed horrible. Era sumamente difícil respirar, mayormente exhalar y, puesto que se requiere la exhalación para hablar, cada palabra que Jesús pronunciaba era con mucho dolor. La palabra inglesa excruciating que se usa para hablar del dolor agudísimo, viene del latín excruciatus que significa "de la cruz".
Tanto los pies como las manos fueron clavados, pues Jesús dijo a los discípulos (Luc. 24:39), "Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy". Véase Sal. 22:16.
Si alguno pregunta por qué Dios permitiera una injusticia tan horrible, la respuesta se encuentra en Isa. 53:6, 8.
Los apóstoles iban por todas partes predicando la cruz de Cristo y sufrían mucho oprobio, porque no había otra cosa más vergonzosa que la cruz romana. Compárese 1 Cor. 1:21-23. Desde luego, los apóstoles no predicaban una cruz literal, sino el evangelio de salvación hecho posible por la muerte de Jesús en la cruz.
23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos (en ese momento Jesús daba su vida como sacrificio perfecto para salvarnos de los pecados; en base a esa muerte, Dios puede perdonar), porque no saben lo que hacen. – Jesús practicaba lo que predicaba (Mat. 5:44). Lo imitó Esteban, Hech. 7:59, 60. Sin embargo, esta petición no significa que éstos fueron perdonados incondicionalmente (simplemente en base a la petición de Jesús). Más bien, esta petición significa que Jesús hizo posible su perdón y que estaba dispuesto a perdonarles, pero Jesús y los apóstoles nombraron condiciones o requisitos que todos deben cumplir para obtener el perdón de los pecados. Mar. 16:16; Hech. 2:38, etc.
-- porque no saben lo que hacen” -- Hech. 3:17, “Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes”; 1 Cor. 2:8, “la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”.
Las “siete palabras de la cruz”: (1) Luc. 23:34, “Padre, perdónalos”; (2) Luc. 23:43, “hoy estarás conmigo”; (3) Jn. 19:27, “Mujer… tu hijo”; (4) Mar. 15:34, “Dios mío”; (5) Jn. 19:28, “Tengo sed”; (6) Jn. 19:30, “consumado es”; (7) Luc. 23:46, “Padre, en tus manos…”
-- Y repartieron entre sí sus vestidos, (himation, sus vestidos exteriores), echando suertes, (Sal. 22:18) e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. -- Normalmente el judío tenía cinco artículos de ropa: la túnica (ropa interna), la capa (la ropa externa), el cinto, las sandalias y el turbante. Al crucificar a un criminal una parte del sueldo de los soldados era la ropa del hombre crucificado. Repartieron la ropa de Jesús como si ya estuviera muerto, nunca pensando que la volvería a necesitar. De esta manera, sin saberlo, llevaban a cabo lo que Dios había predicho. Aun los detalles minuciosos de este gran evento eran temas de profecía (JWM).
¡Qué imagen tan clara de la indiferencia del mundo hacia Cristo! Mientras El agonizaba sobre la cruz, muriendo por los pecados del mundo, los soldados jugaban y repartían su ropa como si El fuera de los más comunes criminales. Es verdad que hay mucha hostilidad contra Cristo hoy en día, pero la tragedia más grande no es la hostilidad hacia Cristo, sino la fría indiferencia hacia Cristo.
23:35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. 36 Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, 37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. – Los enemigos de Jesús agregaban insulto a la injuria. Aunque lo tenían colgado en una cruz, persistían en atormentarle, burlándose de El. ¡Qué odio tan intenso y exagerado! En lo que decían estaban equivocados y también tenían razón. Desde luego, Jesús podía haber descendido de la cruz, pero no podía salvar a otros si se salvaba a sí mismo. Hech. 4:27, “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, 28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera”.
23:38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. – Supuestamente el título indicaba el crimen de la persona crucificada. Así pues, Cristo fue crucificado porque El era el Rey de los judíos.
Pilato puso esta inscripción sobre la cabeza de Jesús para reprochar a los judíos, pero este título decía la verdad.
23:39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, (Mateo 27,44, al principio los dos le injuriaban) diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? (Estaba cometiendo otro pecado, difamando a un hombre inocente) 41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo (tenía la misma humildad, la misma actitud hacia su pecado que el publicano que dijo “sé propicio a mí, pecador” (Luc. 18:13) y descendió a su casa justificado). 42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. – No se puede saber lo que este hombre entendía acerca del reino de Cristo, pero lo importante es que Jesús, conociendo su corazón, le salvó.
23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. – El paraíso corresponde al “seno de Abraham” (Luc. 16:22). No es igual al cielo, porque Jesús dijo después de su resurrección que todavía no había ascendido al Padre (Jn. 20:17). Por eso, el paraíso es el lugar de reposo para el espíritu de el que muere en Cristo, donde espera la resurrección. Hay mucha discusión sobre el paraíso, pero lo importante es que la persona que muere en Cristo sale de este mundo para “estar con Cristo” (Fil. 1:23). Eso es paraíso.
Este hombre fue salvado, como arrebatado del fuego (Judas 23) y es un ejemplo maravilloso de la gracia y misericordia de Dios. Pero ¿es ejemplo este ladrón del arrepentimiento de lecho de muerte? ¿Está bien posponer el arrepentimiento hasta los últimos minutos de la vida? Dios será el Juez de todos y dejamos el juicio en manos de El, pero este texto no enseña tal cosa. Las Escrituras enseñan claramente que “hoy es el día de salvación”.
Muchos creen que no es necesario bautizarse porque el ladrón en la cruz no fue bautizado. En primer lugar no se puede probar que el ladrón no fue bautizado por Juan (o por Jesús y sus discípulos) porque Mat. 3:5 dice que “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados”. No afirmamos nada, pero es posible que este ladrón estuviera entre esa multitud que llegó al bautismo de Juan, pero el punto clave es que la conversión de este ladrón no es ejemplo para nosotros, porque él no vivió bajo el Nuevo Testamento: es decir, el mandamiento de Mat. 28:19 todavía no se había dado. Por eso, este ladrón no es ejemplo de conversión para nosotros. Más bien, Imitamos los casos de conversión en Hechos de los Apóstoles.
23:44 Cuando era como la hora sexta, (a medio día) hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena (las tres de la tarde). 45 Y el sol se oscureció, –Lucas usa la palabra eklipontos, de la cual viene la palabra eclipse, pero un eclipse solar no es posible cuando la luna estaba llena durante el tiempo de la Pascua; por eso, las tinieblas era sobrenaturales (JPL). Las tinieblas acompañan los juicios de Dios (Ex. 10:22; Isa. 60:2; Joel 2:10; Amós 8:9).
-- y el velo del templo se rasgó por la mitad. – El velo del templo era la cortina que separaba el Lugar Santísimo del Lugar Santo. Solamente el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo, y éste solamente una vez al año, en el día de la expiación (Lev. 16:15-17). Ahora ese “velo del templo se rasgó por la mitad”, dando a entender que el camino al cielo queda abierto para todos. Véase Heb. 10:19-22.
23:46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre (El Padre no lo había abandonado; Jn. 16:32), en tus manos encomiendo mi espíritu. – De esta manera Jesús puso “su vida en expiación por el pecado” (Isa. 53:10). En esos momentos El dio “su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:28). En esos momentos “llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Ped. 2:24; Isa. 53:5).
Algunos dicen que Jesús tuvo dos espíritus (Espíritu divino y también espíritu humano), pero este concepto es erróneo. ¿Por qué necesitaría un espíritu humano? Debido a la estrecha identidad y afinidad entre Dios y el espíritu del hombre, no era nada difícil que Cristo desempeñara el papel humano. Cristo es el Creador (Jn. 1:3) del espíritu humano; ¿le sería difícil, pues, hacer el papel de ese espíritu que El mismo creó? Claro que no. Es cierto que este es un tema muy profundo que la mente finita no tiene que comprender a fondo, pero lo importante es que todos crean en la encarnación de Cristo y que no salgan con teorías y especulaciones humanas. "Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí" (Mat. 11:6).
-- Y habiendo dicho esto, expiró. -- Jn 10:17, “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar”. Se acabó el sufrimiento. Ya no habría más azotes. No volverían a escupirle. En lugar de llevar una corona de espinas ahora llevaría la corona de Rey de reyes. Ya se acabó la humillación y pronto vendría la exaltación (Fil. 2:8-11).
23:47 Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. – También dijo que Jesús era el Hijo de Dios, Mat. 27:54. No solamente el centurión, sino también “los que estaban con él” dijeron esto. Algunos dicen que el centurión no estaba confesando a Cristo como el Hijo de Dios porque falta el artículo definido (el) antes de Hijo, pero también falta en Mat. 4:3, 6. Lucas escribió al “excelentísimo” Teófilo, un romano de eminencia, con el propósito de predicar a Cristo como hombre justo y de vindicarlo de la acusación de los judíos.
23:48 Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho. – Ahora hay cambio de actitud entre ellos. Estaban completamente bajo la influencia malvada de los líderes de los judíos que estaban resueltos a crucificar a Cristo, pero ahora se vuelven a la ciudad “golpeándose el pecho” para indicar su remordimiento. Fue grandemente afectados no solamente por las tres horas de tinieblas, el terremoto, la apertura de los sepulcros, etc., sino también por la conducta y las palabras de Jesús. “Su muerte había logrado lo que su vida no había podido obtener; había roto los duros corazones de los hombres. Ya se estaba cumpliendo su dicho: ‘Y yo, si fuere levantado de la Tierra, a todos atraeré a mí mismo’ (Jn. 12:32). El magnetismo de la cruz había comenzado a obrar, ya con su último suspiro” (WB).
Con razón se compungieron de corazón: Hech. 2:37, “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?”
23:49 Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea (8:2,3), estaban lejos mirando estas cosas. -- Estas mujeres piadosas estaban las últimas personas que dejaron la cruz, y fueron las primeras personas que llegaron a la tumba vacía.
Jesús es sepultado (Mat. 27:57-61; Mar. 15:42-47; Jn. 19:38-42)
23:50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. 51 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos, 52 fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. – Jn. 19, “38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús”. Mar. 15:43, “miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús”. Siendo “discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos”. Siendo miembro del concilio que “no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos”, ¿estuvo presente en el concilio?
¿Habló a favor de Jesús? O por ese miedo de los judíos ¿rehusó levantar la voz en protesta? Preguntamos por lo que dice Mat. 27:1, “Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte”. El texto paralelo (Mar. 15:1) dice “con todo el concilio”). Pero ignoramos la respuesta a estas preguntas. Si creemos en algún hermano cuando otros lo están persiguiendo ¡levantemos la voz! No esperemos hasta que sus oponentes lo hayan matado y luego darle una tumba.
Pero aquí aparece un detalle muy interesante: los que habían seguido a Cristo abiertamente ahora estaban desparramados y escondidos, pero este hombre que había sido discípulo secretamente ahora “vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús”, manifestando de la manera más pública su deseo de honrar a Jesús.
Los romanos dejaban los cuerpos de los crucificados hasta que se pudrieran y que los perros y las aves de rapiña se los comieran, pero los judíos creían en sepultar los cuerpos aun de los que habían colgado en el madero.
Mat. 27:59, “Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia. Jn. 19, “39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, {Jn. 3. 1-2.} vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras”.
El que José y Nicodemo se encargaran del cuerpo de Jesús era muy significativo. Los apóstoles no estaban encargados del cuerpo, sino judíos de alto rango. Seguramente éstos no hubieran sepultado a un hombre vivo (desmayado). Pilato estaba sorprendido que Jesús muerto, Mar 15:44; preguntó al centurión; éste confirmó que estaba muerto. ¿Por qué tanto énfasis sobre la muerte de Jesús? Si Jesús no estuvo muerto, no resucitó y si no resucitó estamos en los pecados todavía, 1 Cor. 15:17, “si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados”. Pero si no murió, desde luego, no resucitó.
La tumba de Jesús. ¿Por qué estudiar acerca de la tumba? Para confirmar la resurrección de Jesús (1 Cor. 15:1-4; 12-19). Cada detalle programado por Dios, muy importante para borrar toda duda. Rom. 4:24, 25, resucitado para justificación. (1) Sepulcro nuevo. Jn 19:41, “sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno”– el único sepultado allí. No era sepulcro familiar en el cual alguno se pudiera confundir con otro. No había duda alguna en cuanto a quién estaba sepultado en ese sepulcro. (2) Que había labrado en la peña. Mat 27:60. No era cueva (Gén. 50:13), en la cual varios podrían sepultarse. En algunas cuevas hay túneles (hubiera sido posible remover el cuerpo secretamente). No podía haber tal duda en cuanto a esta tumba nueva labrada en la peña. El mismo Jesús que murió en la cruz, este mismo Jesús fue sepultado en el sepulcro de José de Arimatea, y este mismo Jesús resucitó del sepulcro el tercer día. (4) Hizo rodar una piedra a la entrada, Mar 15:46. Una gigantesca rueda de piedra cubrió la entrada de la tumba. Mar 16:3, “¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?” (5) Asegurar con guardia. Mat. 27:62-65, Jesús había dicho, “Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro. Ahí tenéis (imperativo) una guardia (romana); id, aseguradlo como sabéis” para que los discípulos no robaran el cuerpo. Mat. 27:64, “no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos”. Tal medida no tenía sentido, pero confirmó la resurrección. (6) Sellando la piedra, Mat. 27:65. ¿Los apóstoles que huyeron (Mar 14:50) se atreverían a resistir a los soldados romanos, quebrar tal sello oficial y remover la rueda de piedra? (¿o hacerlo sin despertar a los soldados? Creer esto más difícil que creer verdad. Emplearon todo medio posible para evitar que Jesús saliera o se quitara de la tumba. Esto dio tranquilidad a los judíos, pero al mismo tiempo confirmó la resurrección. Estos son detalles muy importantes que confirman que en realidad Jesús resucitó de los muertos. Estuvo muerto… sepultado en tumba nueva cavada en una peña… piedra rodada a la entrada… sellada oficialmente… sepulcro vigilado por soldados romanos.
23:53 Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie. – Si Jesús no se hubiera sepultado en un sepulcro “en el cual aún no se había puesto a nadie”, los judíos podrían haber citado un caso como el de 2 Reyes 13:21 (“arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies”.)
23:54 Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. 55 Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, (Mat. 27:61; Mar. 15:47, María Magdalena, María, la madre de José) siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. 56 Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos – Hicieron esto el viernes, el “día de la preparación” porque no podrían hacerlo en el día de reposo. Aunque Jesús había dicho repetidas veces que iba a morir y resucitar, obviamente estas mujeres que tanto lo amaban no esperaban la resurrección – parece que su amor era más grande que su fe); y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento. – Ex. 20:10. “Pero entonces el Príncipe de la vida no tenía más necesidad de sus aromas ni de sus ungüentos; Dios no había permitido que su Amado sintiera la corrupción. (Sal. 16:10; Hech. 2:27)” (B-S).
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