Sección II. Un repaso sobre la carta
"Por que no puedo seguir creyendo que la Biblia sea el libro perfecto de autoridad divina".
En esta sección citaremos en su totalidad una carta de nueve páginas escrita en el año 1975 (aprox.), y enviada a unos pocos predicadores cristianos de habla española. (Yo no la vi hasta abril de 1978. En ese mes tuve tres entrevistas con el autor de ella, y la discutimos por un espacio de cinco o seis horas -- br). Tenemos muchos años de conocer al autor, un hermano nuestro en la fe. Le amamos en el Señor, como también a su apreciable familia, y esperamos que abandone su actitud modernista y recobre su fe. ¡Dios lo quiera! Se le prometió que su carta sería examinada línea por línea, y que serían contestadas todas sus preguntas. Lo estamos haciendo de modo totalmente impersonal para que muchos otros puedan sacar algún provecho de nuestros esfuerzos en el asunto. No tenemos nada en contra de la buena persona de nuestro hermano caído. Nos dirijimos solamente al contenido de su carta para examinarlo a la luz de la verdad y de la razón.
Lo que aparece a continuación en tipo más pequeño representa el texto mismo de la carta. Lo comentaremos párrafo por párrafo, enumerándolos según el sistema seguido en la carta. La carta se titula, "Por qué no puedo seguir creyendo que la Biblia sea el libro perfecto de autoridad divina". Por introducción dice:
"No es fácil oponerse o dejar de creer en lo que desde la niñez se le ha inculcado a uno, y uno ha aceptado, creído y practicado durante casi toda su vida. Es más, el caso se hace más difícil cuando se va contra lo que la cultura en que uno vive tiene por verdad fundamental. Pero aun así, seguir creyendo que la Biblia es la autoridad máxima o libro infalible sería traicionar mis convicciones que considero se basan en evidencia muy palpable. La Biblia requiere completa adhesión, sí, sujeción incondicional a sus declaraciones. Yo no puedo creer en muchas de esas declaraciones y relatos. Entonces no puedo ser fiel a la Biblia".
Algunos habían indicado que el autor tenía dudas respecto a la Biblia, pero esta carta no es una lista de dudas, enviada a un dado número de socios, pidiéndoles ayuda para poder él salir de ellas. La carta consiste más bien en argumentos modernistas y termina con un desafío a que alguien los refute. El autor escribe con un tono terminante; él está expresando sus "convicciones", basadas en "evidencia muy palpable".
Veremos que en la primera sección de su carta, al presentar sus razones, se presentan puras objeciones, sin nada de positivo en su lugar. No procura hallar ninguna explicación alternativa para un dado problema. Este es el camino que toma todo modernista; es a saber, sembrar dudas y dejarlas ahí; demandar de otros explicaciones, pero no dar ningunas; hacer preguntas, pero no contestar ningunas; mantener al lector (o al oyente) en defensa, pero no hacer él ninguna. Pero, aunque nos proponemos contestar toda pregunta hallada en su carta, también le presentaremos algunas para que él conteste. El está en juicio tanto como nosotros que tenemos plena confianza en las Sagradas Escrituras actuales. ¿Quién es él para que nos juzgue respecto a nuestra posición relativa a la Biblia, pero sin que se le juzgue también a él?
Dijo en la primera de las tres entrevistas referidas que tal vez él no hubiera sabido escoger bien cuáles libros leer. Entendí que lo dijo irónicamente (BR.). Sea como sea, es evidente (nos basamos sólo en su carta) que ha tenido ayuda en sus pensamientos porque las razones de su incredulidad y se han leído en los escritos de otros. Nadie llega a las conclusiones de esta carta con sólo leer las Escrituras y los comentarios sobre ellas de quienes creen en ellas.
El título de su carta declara que no puede creer que la Biblia es libro perfecto de autoridad divina. No obstante, declara ahora en este párrafo que no puede "creer en muchas de esas declaraciones y relatos". Eso implica que sí puede creer en algunos. Hermano nuestro ¡háganos una lista de esas "muchas declaraciones y relatos"! ¡Especifíquelos! ¡Escríbanos la Biblia de nuevo, omitiendo esas partes "erróneas"! Y habiéndolo hecho, ¿quién será el dios de su "biblia"? Es característica del modernista ser ambiguo e indefinido.
"Estoy consciente del hecho que le será muy difícil, a causa del molde en que se ha criado, permitirse leer clara y objetivamente lo que aquí digo. Mi propósito no es persuadirle que deje de creer en la Biblia, sino dar razón de mi cambio de creer. Siempre he procurado ser sincero en lo que he creído; siempre he dado razón de mi fe; siempre he defendido lo que he creído contra cualquiera. Por lo mismo, hago esta declaración. Léala con cuidado. Procure comprender mis razones, y así sabrá exactamente por qué he dado este paso. Y cuando otros le pregunten de mi cambio, reláteles lo que aquí digo".
¿Será difícil para el autor de la carta "permitirse leer clara y objetivamente lo que aquí" decimos nosotros? ¡A todos nos toca la exhortación de leer los escritos clara y objetivamente! Si él hubiera tratado a la Biblia, escrita por inspiración, con la misma actitud que ahora exige a los lectores de su carta, no habría llegado a las conclusiones, algunas hasta blasfemas, expuestas en ella.
"Brevemente, he aquí las razones principales que me han obligado a dejar de creer en la Biblia como libro infalible".
El autor se contradice. Sin excepción dice que la Biblia no es infalible. Pero en otras partes habla de no poder aceptar "la infalibilidad de muchas de sus declaraciones". Eso implica que hay partes infalibles. No obstante, no nos dice cuáles partes son infalibles, y cuáles no lo son.
En el primer párrafo indicó por implicación que sí puede creer en algunos de sus declaraciones y relatos, pero ¿cómo lo puede hacer si este libro, la Biblia, ha llegado a nosotros por "determinación de hombres no inspirados"? ¿Cómo llegó a nosotros la parte de la Biblia en la cuál sí puede creer? ¿Nos contestará? Veremos.
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