¡Vayan y anuncien las buenas nuevas!
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A los apóstoles les fue dado el Espíritu Santo para guiarlos mientras fueran por el mundo diciendo a la gente del glorioso plan de Dios. E1 libro de los Hechos, nos da un vislumbre del tipo de trabajo que fue hecho.
Hacia el final del primer siglo, la nueva ley, la ley de Cristo había sido completamente revelada y escrita para que el género humano la leyera, comprendiera y aceptara (Efes. 3:1‑12). Las leyes y reglas fueron dadas para guiarnos a moldear nuestras vidas, para ser como Cristo, para participar de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4).
Los profetas del Antiguo Testamento quisieron ver e1 fin de la escena (1 Ped. 1:10‑12). Ahora nosotros lo tenemos todo revelado en Cristo. La gente de esta era es heredera de las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob (Hechos 3:24‑25). No hay otra bendición espiritual que pudiéramos pedir.
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