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El maestro, el eslabón básico


 

 

 

 

 

El factor importante

 

 

Requisitos

 

 

Las reglas básicas

 

 

Equipo de enseñanza

 

 

La rotación de maestros

 

 

El entrenamiento de maestros

 


|         Es fácil llegar a desanimarse en una congregación pequeña, porque no hay dinero para equipos caros o material fino para la enseñanza. En el otro extremo del espectro, es fácil llegar a estar satisfecho con uno mismo en una congregación grande porque, "tenemos quince clases todas estudiando la misma cosa al mismo tiempo ...", sin que nadie se tome el tiempo para examinar qué tanta adquisición de conocimiento se está realizando en cada corazón.

          Necesitamos entender que ni el tamaño de la congregación, ni la cantidad de dinero disponible tienen algo que ver con la calidad de la enseñanza que se está impartiendo. Cada congregación, grande o pequeña, puede ser un fanal de luz para todos los de su alrededor. Se pueden encontrar maestros magníficos en lugares pequeños, como también se pueden encontrar los peores maestros utilizando hermosas ayudas para la enseñanza en congregaciones grandes.

          El factor más importante en la enseñanza exitosa es el maestro mismo. ¿Qué está pasando dentro de cada salón de clases cuando la puerta se cierra y el maestro está solo con los estudiantes? ¿Está siendo enseñado algo de valor verdadero? ¿Sabe el maestro lo suficiente para ser capaz de impartir instrucción valiosa? ¿Es capaz de controlar su grupo lo suficiente para que ellos le escuchen atentamente? ¿Está esforzándose por ayudar a cada estudiante a crecer lo mejor que pueda según su habilidad? ¿Tiene el maestro conocimiento de lo que se trata la enseñanza de la Biblia? No importa qué material se use, no importa qué sistema de enseñanza una congregación esté usando, cada maestro en particular hace que el sistema sea exitoso o que fracase en su salón de clases, dependiendo de su grado de preparación.

          Se requiere arduo trabajo para convertirse en un buen maestro. Los maestros de las escuelas tienen que asistir a una escuela superior y ser entrenados para ocupar sus puestos. Ellos tienen que ser entrenados tanto en la materia como en los métodos de enseñanza. Pero los maestros de la Biblia generalmente son escogidos al azar, considerando muy poco su conocimiento bíblico, su habilidad para enseñar, o su comprensión de los objetivos de la enseñanza.


           La mayoría parece pensar que cualquier adulto puede enseñar a un niño, simplemente porque es más grande. ¡No es así de fácil! No estoy diciendo que se debe asistir a una escuela superior antes de poder enseñar una clase bíblica, pero estoy diciendo que debe haber preparación.

          Hay tres aspectos necesarios en toda enseñanza:

 

1. Conocimiento de la materia que se ha de enseñar: en este caso, la Biblia.

 

2. Conocimiento de la gente: cómo enseñar a la gente de distintas edades y circunstancias.

3. Conocimiento de cómo dar la información en interesantes pensamientos y de fácil comprensión.

 

          Los tres aspectos son absolutamente necesarios. Si usted no conoce su materia, está desperdiciando su tiempo y el de sus estudiantes. Si no conoce a la gente, puede equivocarse respecto al grupo en particular al que está tratando de enseñar. Si no sabe cómo presentar su material efectivamente, puede cambiar una información fascinante en una clase apagada y aburrida. Decídase a trabajar en todos los aspectos del aprender cómo enseñar.


Requisitos de la buena enseñanza


          Parte de la técnica básica de la enseñanza es la comprensión de lo que la buena enseñanza requiere. Como con todos estos puntos, estamos considerando objetivos. Todos, aun los buenos maestros, serán diferentes en cuanto al grado de que posean las cualidades que estamos tratando, pero a pesar de dónde estemos en nuestro desarrollo, podemos ver las metas dignas a las cuales podemos dirigirnos. Consideremos las cosas que la buena enseñanza requiere en este aspecto. Consideremos los siguientes requisitos:

1.  Conocimiento.

2.  Fidelidad.

3.  Sabiduría.

4.  Reverencia.

 

Conocimiento  --
Por parte del maestro

 

          En término medio, el problema más grande que la mayoría de los maestros enfrentan es que no conocen verdaderamente su materia. Un maestro necesita saber cualquier tema o porción de la Escritura que él va a enseñar como conoce el dorso de la mano. El necesita saber las cosas que forman el contexto más extenso de su tema, y, finalmente, él necesita saber todo el programa de la redención para que sea capaz de orientar cualquier tema que se estudie al gran diseño de Dios para la salvación.

          No puede apreciar a Dios y su sabiduría, o comprender Sus caminos, sin ver todo el plan de Dios. El maestro debe continuar trabajando para ayudar al estudiante para que vea el cuadro completo del plan divino, pero no podrá hacerlo a menos que él mismo tenga esta comprensión.

          El capítulo cuarto de este libro es un buen resumen para ayudarle a comenzar a aprender todo el cuadro de la historia bíblica. Usted necesita familiarizarse con los períodos de la historia bíblica hasta que los sepa completamente. Necesita saber a qué período de la historia bíblica una sección en particular de la Biblia pertenece, o cómo un tema se relaciona con los diferentes períodos de la historia. Un cuadro cronológico de los períodos bíblicos en la pared del salón de clases, el cual se consulta frecuentemente, puede ayudar grandemente al enseñar a los estudiantes. Usted necesita instruirse a sí mismo con mucha repetición y luego instruir con mucha repetición a sus estudiantes hasta que ellos puedan con facilidad alistar los períodos de la historia de la Biblia.

          El maestro necesita saber al menos con un trimestre de anticipación cuándo ha de enseñar. Ese trimestre debe estar ocupado en la preparación de la clase. El maestro que espere para estudiar y prepararse hasta que su trimestre para enseñar haya comenzado, ha esperado demasiado. Dedicaremos más tarde un capítulo al tema de cómo estudiar y prepararse para enseñar una clase.

          Decídase a tener algo que valga la pena decir cada vez que entre en su salón de clases. Estudie diligentemente. No hay nada que substituya al estudio. Nunca entre en una clase sin estar preparado, no importa lo ocupado que haya estado. Tal vez tenga que omitir la comida que pensaba comer justamente antes de ir a la clase, pero nunca omita el estudiar. Se requiere tiempo para establecer el trasfondo del conocimiento general de la Biblia que usted necesita, pero no importa cuán bueno o cuán pobre sea su trasfondo bíblico, no hay excusa para no saber la lección que piense presentar.

          ¿Ha oído en algún momento a un predicador joven jactarse de que él todavía no ha decidido qué predicará a las l8,00 horas cuando ya son las 17,00 horas? Cierto predicador anciano frecuentemente se jactaba de que ¡podía predicar diez mil sermones sin previo aviso! Sí, él podía, y todos sonaban iguales, ¡continuamente sin dirección! Otra maestra contó a su clase que ella había pensado leer la historia de José antes de venir a la clase ese día, pero que ella imaginaba que había cien capítulos en la Biblia acerca de é1. Ella ni siquiera se había tomado el tiempo de encontrar la historia y contar los trece capítulos que la historia cubre. ¿Es de extrañarse que los detalles contados por ella fueran suposiciones vagas y lejanas? Verdaderos gigantes entre los predicadores y los maestros vuelven a pensar y a estudiar cada pasaje antes que llegue la hora de la próxima lección. Ellos han descubierto que los pensamientos sin reflexión y recalentados son tan aburridos y desabridos como los sobrantes de la cena.

          Esté preparado para responder la pregunta que pueda hacer el más brillante de los estudiantes. E1 hará las preguntas más difíciles, pero é1 es su recurso más grande. El será un futuro predicador, anciano, o maestro si es dirigido correctamente. También él será el primero en disgustarse y marcharse si no se le dan respuestas adecuadas.

          Reconozca que usted dará cuenta de cualquier información falsa que enseñe. “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación" (Santiago 3:1). Asegúrese de que cada detalle que enseñe sea correcto.

          Si descubre que cometió un error en alguna lección anterior, asegúrese de corregirla. Los niños están muy dispuestos a aceptar las disculpas. Ellos saben que los adultos no son súper humanos. El ver que el maestro puede admitir imperfecciones sólo aumenta el respeto que el niño tiene por él. Si usted no sabe la respuesta a una pregunta, diga, "Yo no la sé". Luego busque la respuesta y téngala lista la próxima semana.

 

La técnica y el conocimiento --
¿Cómo se acomodan el uno con el otro?

 

          Muy a menudo los maestros tratan de sustituir el conocimiento de su tema por la mera técnica y las ingeniosas ayudas visuales. Es como el muchacho de siete años que va al béisbol. Tan pronto como é1 se ha reunido con el equipo, y recibe su uniforme, é1 vuelve a su casa, se pone el uniforme, se observa al espejo y, ya, ¡es un jugador de béisbol! Olvida por completo las horas de trabajo que se requieren para que se convierta de hecho en un buen beisbolista. Muchos de los casos de tales muchachos, cuando descubren cuanto trabajo se requiere, deciden que no quieren jugar béisbol.

          Cada maestro utiliza técnicas. Cada maestro necesita usar toda la ayuda que mejore el proceso de enseñanza, pero el punto clave es esto: de ningún modo puede el conocimiento de la materia ser sustituido por la técnica o ayudas visuales. Es posible que una maestra sea capaz de crear una linda idea que a los niños les guste, juntar con descuido uno o dos coritos y un ejercicio de clase, y de esa manera conducir una clase, pero la primera pregunta que hacer no es cuánto los estudiantes disfrutaron de la clase, sino ¿cuánto aprendieron de la palabra de Dios? Necesitamos hacer nuestras clases agradables, pero agradables en el sentido correcto. Ninguna clase puede ser exitosa si el maestro no sabe la materia que se ha de enseñar, ¡ya sea que ese tema sea el álgebra de la escuela secundaria o el reino dividido!

          Trataremos las ayudas visuales en los capítulos de más adelante, pero incluyamos aquí un punto más. Las ayudas visuales toman mucho tiempo de preparación. Usted todavía no ha empezado su estudio si lo único que ha hecho es pasar dos horas recortando y pegando una aldea israelita. La lectura de un manual preparado para el maestro puede darle sugerencias útiles, pero usted aún no ha empezado su estudio si esto es todo lo que ha hecho. Completando su cuaderno de trabajo le prepara para calificar el trabajo de los niños, pero usted todavía no ha estudiado su lección. Vaya directamente a la Biblia. Ese libro es nuestra fuente. Esa es la materia que se ha de enseñar. Nada puede tomar su lugar, ni siquiera un profundo comentario.

          Si su tiempo es limitado, ocupe todo su tiempo estudiando el texto de la Biblia. Lea el mismo pasaje en más de una versión para aumentar su comprensión. Lea las secciones que están inmediatamente antes y después de la porción que se enseñará, para ver cómo se relaciona con el contexto. Asegúrese de saber cómo este libro o este tema se relacionan con el amplio contexto de todo el plan de Dios. Luego utilice el tiempo extra que tenga para ver trabajos escritos por los hombres, o para preparar una ayuda visual. ¡Las ayudas para estudiar son ayudas, no son el curso principal! ¡Es tiempo de que todos los cristianos, y especialmente aquellos que enseñan, vuelvan al estudio de lo que la Biblia dice! Es tiempo de que ayudemos a los estudiantes que estén a nuestro cargo a aprender el mensaje que Dios determinó que el hombre aprendiera de cada pasaje.

 

Fidelidad --
Por parte del maestro

 

          E1 maestro debe ser un ejemplo en su propia vida, ya sea hombre o mujer. Pablo dijo, "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (l Corintios 11:1). La fidelidad es un requisito básico de un buen maestro. El reconocimiento de que é1 será visto como un ejemplo debe ser parte de su filosofía de la enseñanza.

          Parte del poder de la enseñanza de Jesús era que hacía tanto como enseñaba (Hechos 1:1). El condenó a los fariseos y escribas diciendo, "En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen " (Mateo 23:2‑3).

          Esta regla me parece tan básica que no habría necesidad de mencionarla, pero, desafortunadamente, no parece ser tan obvia para todos. En algún momento ¿ha oído a los varones decidir "darle al hermano fulano de tal una clase porque tal vez vendría regularmente si tuviera algo que hacer? ¡¿Qué!? ¿Quiere decir que quiere confiar corazones dóciles al cuidado de alguien que nunca ha entregado su propia vida? ¡Las almas son demasiado preciosas! A pesar de la excusa, si una persona tiene un historial de inasistencia a los servicios por cualquier motivo, él no debería enseñar una clase. El no será un buen ejemplo, y no estará presente el tiempo suficiente como para enseñar efectivamente.

          Por lo tanto, antes de que enseñe, asegúrese de que usted mismo esté cumpliendo su propio compromiso con Dios. Asista a todos los servicios. ¿Por qué deberían los estudiantes estar interesados si ellos se dan cuenta de que usted no está interesado? ¿Qué tipo de lenguaje escuchan que usted usa? ¿Cómo le ven a usted reaccionar cuando está enojado? ¿Les aconseja a fumar? Si no, ¿le ven a usted fumar? ¿Cuántos pequeños ha visto caminando con una varillita en su boca, pretendiendo ser "grandes"? E1 está pretendiendo ser el papá, o el abuelo, o el hermano Jones. Asegúrese de que sus acciones sean dignas de imitar.

          A veces los niños descubren la simulación más pronto que los adultos. Si usted está "jugando a la religión", ¡por favor no enseñe ninguna clase! Podría hacer un daño irreparable.

 

La sabiduría --
Por parte del maestro

 

          La sabiduría es otra cualidad que se necesita urgentemente hoy en día, la sabiduría y el conocimiento de cómo trabajar con la gente. Esta era una de las cualidades más deseables que Jesús poseía. E1 sabía lo que había en el hombre. El poder de su enseñanza no venía de su maravilloso uso de transparencias, o su habilidad para hacer sus lecciones entretenidas. Venía del dominio de su materia y de su conocimiento de la gente. Venía de la convicción absoluta acerca de su tema, y del modo interesante y apropiado en que podía enseñar Sus lecciones a la gente.

          Necesitamos la sabiduría para que podamos graduar nuestras lecciones a los niveles de madurez y conocimiento de nuestros estudiantes. Necesitamos la sabiduría para que podamos comprender la verdad y comunicarla en términos entendibles a otros. El mejor maestro es aquel que puede tomar los pensamientos profundos, digerirlos y presentarlos en forma simple. E1 es también aquel que puede reconocer el nivel en que ciertos estudiantes están y tomarlos exactamente en ese punto y ayudarles a subir otro peldaño en su madurez, en su conocimiento y en su propia sabiduría.

          A través de este libro, estamos tratando de hacer sugerencias que ayudarán al maestro a crecer en su sabiduría. Estamos tratando de enfatizar los asuntos que son de importancia especial cuando uno se prepara para enseñar. Destacamos la necesidad de que esté bien enseñado usted mismo, antes de enseñar a otros. También pasamos tiempo considerando los diversos tipos de materiales, y los medios para usarlos efectivamente. Y luego tomamos tiempo para considerar los grupos de distintas edades y para hacer sugerencias sobre la manera de enseñar a cada grupo efectivamente. Todos estos aspectos son parte de la sabiduría necesaria para ser buenos maestros. Decida crecer en todas estas áreas.

 

La reverencia –
Por parte del maestro

 

          Una de las cosas más importantes que el maestro de la palabra de Dios debe tener es una profunda reverencia. El debe amar genuinamente a Dios, la Biblia, y la buena gente de la Biblia. ¿Cómo pueden sus estudiantes aprender la reverencia si no la ven en él? Permítame ilustrar lo que quiero decir acerca de la reverencia por parte del maestro, al contar la siguiente historia verídica.

          En cierta clase bíblica estudiaban la historia de José. Se hizo el comentario que José fue un débil, porque ¡el lloró cuando vio a su hermano Benjamín! Medite sobre tal afirmación. ¿Cómo hubiera respondido esa persona insensible, si él hubiera sido vendido como esclavo cuando tenía 17 años de edad, si é1 hubiera sido arrancado de su casa, y llevado a una tierra extraña, lejos de todos los que lo amaban y se preocupaban por él. ¿Cómo se hubiera sentido él al trabajar como esclavo y luego ser traicionado y arrojado en una prisión? ¿Cómo se hubiera sentido si aquellas pruebas hubieran seguido por l5 largos años? Entonces, ¿cómo se hubiera sentido cuando lo increíble sucedió: y por la ayuda de Dios é1 interpretó los sueños del Faraón y fue puesto a cargo de Egipto? Pasan algunos años más. ¿No hubiera querido saber nuestro insensible hombre moderno, “Aún vive mi Padre?”

          Ahora han pasado 2l años desde que usted fue vendido. Un día sus hermanos entran; aquellos mismos hermanos que hacía 21 años le vendieron a usted: ¿cómo se siente usted? Dígame si algún hombre podría decir, "¡Yo no siento nada!" O tal vez nuestro amigo, si él hubiera sido José, los hubiera mandado a todos ellos a torturar. ¿Hubiera hecho eso de José un personaje atractivo?

          A pesar de todo, José se dio cuenta de que la mano de Dios había sido fuerte en todo lo que había pasado. E1 probó a aquellos hermanos, pero él supo por sus preguntas que su padre estaba aún vivo. El envió a sus hermanos de vuelta a su hogar con la demanda que si ellos esperaban verle a él de nuevo, debían traer a su hermano más joven, aquel que obviamente era el favorito de su anciano padre. Ese joven, el menor de los hermanos, era el único hermano verdadero de José. ¿Volverían ellos de vuelta? ¿Vería él a su padre de nuevo?

          Entonces un día, ellos entran. Benjamín está con ellos, y el corazón de José se llena hasta rebosar. El llora. Cualquier hombre cuyo corazón no sintiera una profunda emoción, cuyos ojos no se llenaran de lágrimas en una situación como esa, sería un hombre emocionalmente muerto.

          Aquel que hizo ese comentario en la clase era un anciano en la iglesia del Señor. E1 daño que pudiera haber hecho con ese solo comentario, es incalculable.

          Hay cada vez más casos hoy en día, en los que se oye de gente que no demora en retar a Moisés, a David, a Pablo y aun a Dios. Tal vez digan, "Bueno, yo no sé por qué Dios hizo eso. ¡Me parece terriblemente cruel!" O, "Yo no sé por qué Pablo escribió ese libro así; no tiene sentido para mí".

          Yo leí una vez una frase que decía, "No critique a Dios, hasta que usted sepa todo lo que Dios sabe". Debemos tener temor de nuestro Dios; debemos acercarnos a su libro con gran respeto. No deberíamos nunca profanarlo, o hacer algo que disminuya su impacto.

          Una de las maneras más importantes en las que podemos demostrar nuestra reverencia, es estar seguros que, al enseñar algún pasaje, enseñemos el punto que Dios pensaba hacer. Por ejemplo, Jesús narró una parábola acerca del hijo pródigo. E1 no estaba alabando ese hijo. Sin embargo, un predicador tomó la historia y basó un sermón en ella, al cual llamó, "Algunas buenas cosas acerca del hijo pródigo". El distorsionó el pasaje y el punto que Dios quería hacer. No enseñe tal lección en lugar de la lección mucho más importante que Dios quería que se enseñara.

          Vuelva al capítulo 3 a los puntos hechos sobre el convertir las lecciones bíblicas en lecciones que enseñan el humanismo. E1 punto que debemos tener siempre ante nosotros cuando nos preparamos a enseñar alguna porción de la Biblia es: ¿Qué estaba enseñando el Espíritu Santo cuando inspiró a los hombres para que escribieran este capítulo en la Biblia?


Reglas básicas sobre la enseñanza


          Si se le pide que usted enseñe una clase, acepte que es el más grande privilegio y responsabilidad que jamás se le haya dado. Proponga dedicar el tiempo necesario para prepararse y hacer lo mejor que pueda, porque esta es la tarea más importante de la tierra. Algún día usted posiblemente vea a alguien entrar en el cielo por causa de algo que usted haya dicho o hecho.

          Nunca falte a dar su clase. Algunos jóvenes que quieren predicar olvidan lo valioso que son las clases. Una congregación cercana tal vez le llame a un hermano joven para pedirle que vaya a predicar el domingo próximo, y él muy emocionado por la invitación, olvida que tiene una clase de jóvenes en los niveles cuarto, quinto y sexto que dependen de él. Por supuesto, una invitación para predicar es importante, y aquel hombre joven quiere tener más experiencia, pero que recuerde que la clase para los niños que está arreglada con horario fijo no es menos importante. Que pregunte si sería igualmente conveniente que la invitación de predicar fuera para el servicio de la tarde para que pudiera cumplir con las dos obligaciones. Si simplemente no hay manera para hacer ambas cosas, que se asegure de que é1 tenga un buen substituto listo para su clase. Cuando a é1 se le dio una clase, llegó a ser su responsabilidad ver que hubiera buena enseñanza cada semana. Si a este hombre joven se le invita frecuentemente a otras citas, entonces él no está disponible para enseñar una clase el domingo por la mañana. Que él reconozca esto y rehúse aceptar la clase que se le ofrece.

          Nunca ... Siempre. Hemos dicho nunca falte a dar una clase. Hemos dicho siempre estudie. Esas son palabras bastante fuertes. Sin embargo, todos nosotros ocasionalmente nos hemos dado cuenta de que nos levantamos el domingo en la mañana con una fiebre de 40 grados C. O., más probablemente, nuestro niño se despierta enfermo del estómago. Trabaje estrechamente con un substituto. Si usted tiene niños pequeños que están en la edad de ser susceptibles a contraer fiebre o virus, entonces tenga un amigo que mantenga una lección preparada. Las lecciones presentadas improvisadamente generalmente son muy pobres a menos que el maestro ya tenga el tema en la mente y haya hecho un trabajo preliminar. Si un niño está enfermo, tome tiempo para pensar en quién podría quedarse con é1. ¿Tiene el esposo una clase esa mañana? Si no, tal vez él podría quedarse en casa esta vez.

          Si usted piensa pasar cada fin de semana en el lago, por favor no acepte una clase. Si no sale del trabajo hasta las l9,45 horas los miércoles en la noche, por favor no acepte una clase que comienza a las l9,30 horas.

          En otras palabras, ser llamado maestro no debe ser usado como un símbolo de prestigio para inflar su ego. Es una tarea demasiado importante. Por lo tanto, por favor no acepte enseñar una clase a menos que usted piense dar todo el tiempo y energía necesarios para hacerlo lo mejor posible. Por lo tanto, si nosotros verdaderamente amamos a Dios y amamos la historia del plan de la redención, estaremos buscando oportunidades para decirla a otros.

 

Sea realista en cuanto a sus metas

 

          No ponga su vista en lo imposible. No espere darse responsabilidades hasta que usted esté listo. Si usted ha sido convertido recientemente, necesita tiempo para aprender antes que comience a enseñar a otros al frente de una sala de clases. Si usted es todavía un joven de trece a diecinueve años de edad, necesita tiempo para madurar. Si usted cabe en alguna de estas categorías, podría pedirle a un maestro con experiencia que le guíe en la preparación de una buena lección. Haga su preparación tan completa como sea posible y luego use la lección que ha preparado cuando substituya a algún maestro en alguna clase. De esa manera, adquirirá experiencia mientras está creciendo en conocimiento y madurez personal.

          Es una idea equivocada poner un maestro sin experiencia en una clase de preescolares. Esta clase puede ser la más difícil de controlar y enseñar. Si una congregación no tiene cuidado, las maestras de las clases de los más pequeños no se consideran más que niñeras que dan a las madres una hora de descanso. La clase debe ser mucho más que eso. El tiempo es valioso y los niños pueden aprender.

          Ha habido ocasiones cuando un adulto ha tenido el deseo fuerte de enseñar una clase, pero es conocido como un maestro tan inepto que los adultos no lo quieren como maestro. Para satisfacer a tal persona, se le da una clase de jóvenes. ¡Qué vergüenza! Los jóvenes son la iglesia del mañana. Ese maestro inepto hará mucho menos daño a los adultos quienes pueden corregirlo si comete un error. Los niños son muy impresionables. Se disgustan pronto si el maestro no puede controlarlos. Absorben las falsas afirmaciones tan rápido como lo hacen con las verdaderas. Se requiere el mismo esfuerzo tanto para enseñar bien a los niños, como para enseñar a los adultos. E1 tacto es necesario en todas las fases del trabajo con la gente, pero es mejor correr el riesgo de herir los sentimientos de alguien al decirle que no está listo para enseñar, que correr el riesgo de perder almas por causa de la instrucción de pobre calidad o la enseñanza errónea.

 

Usted aprenderá al enseñar

          Si ha pasado algún tiempo desde que usted se convirtió en cristiano, aprenderá más cuando estudie para enseñar una clase que cuando está sentado oyendo alguna clase. Aun cuando usted estudia mucho para la clase en la cual usted es el oyente, no ha sido su obligación organizar el material y prepararlo para presentarlo. Siempre retendremos mejor los hechos que hemos descubierto por nosotros mismos, que aquellos que nos han sido servidos a cucharadas por alguien más.

          Después que tenga alguna experiencia enseñando, examine su propio conocimiento bíblico. ¿De qué sección de la Biblia es más débil su conocimiento? Busque una oportunidad para enseñar esa sección; luego estúdiela lo más diligentemente posible para presentarla en forma clara a sus estudiantes. Usted la aprenderá mejor de esa manera que de cualquier otra, con tal que haya estudiado cuidadosamente lo suficiente para que sea de utilidad a sus estudiantes.

          Busque oportunidades para enseñar a varias edades. Ya que cada edad tiene sus propias características, su presentación para cada edad será diferente. Usted necesita experiencia amplia para crecer como debe. Por ejemplo, una maestra de los más pequeños debe narrar cada historia lo más simple posible, incluyendo sólo los puntos más importantes. Ella omite algunos detalles y pasa por alto algunas historias debido a su complejidad. Por lo tanto, si ella conduce la clase por muchos años, no se requiere que ella aumente su propio conocimiento.

          Cada uno de nosotros tiende a disfrutar más un grupo de cierta edad en particular. Eso es natural y deseable. Por lo general podemos hacer nuestro mejor trabajo con algún grupo que nos guste, pero no se limite a una esfera demasiado estrecha. A veces yo no sé cuánto me agradaría un grupo diferente hasta que haya tenido la oportunidad de enseñarle. También, si yo permanezco con algún grupo de cierta edad demasiado tiempo, puedo llegar a tener solamente ideas no tan frescas. Aun los mejores maestros tienden a caer en una rutina aburrida. El enseñar a otro grupo nos ayuda a despertarnos a nuevas ideas, nuevos métodos y un nuevo celo.


Enseñar en equipo


          Hay una tendencia hoy en día hacia el trabajar en equipos de enseñanza en todas nuestras clases. Desde luego, hay algunas ventajas específicas. Dos cabezas son mejores que una para pensar en ideas nuevas que probar. El preparar las ayudas visuales consume mucho tiempo, de modo que ayuda tener dos personas trabajando en ellas. A veces una clase grande necesita dos personas para dar ayuda individual a cada niño. También siempre hay substituto listo si alguno de los maestros se enferma. Una forma excelente para que un maestro joven adquiera experiencia es trabajar como parte de un equipo con un maestro de experiencia.

          Es fáci1 ver las ventajas al tener un equipo de maestros bajo ciertas circunstancias, pero los seres humanos somos curiosos. Si algún nuevo método es probado con éxito en alguna congregación, tendemos a "adherirnos al grupo que está ganando" y decidirnos que ese es el único método que funciona. A veces no nos detenemos para considerar si el método tiene sentido o no en nuestro caso. Por consiguiente, después de admitir que hay algunas ventajas, tomemos un momento para examinar algunas de las desventajas del enseñar en equipo.

          En congregaciones pequeñas a menudo apenas hay suficientes maestros para que haya uno para cada clase. Y por lo regular las clases son muy pequeñas. Tal vez haya dos niños que sean de los primeros años de la escuela primaria y tres que sean de los últimos años de la primaria. Sin embargo, la clase de tales niños necesita ser dividida, aunque haya solamente unos cuantos, porque el niño del primer año de escuela y el del sexto año aprenden según sus distintos niveles, habiendo pocos o muchos. Pero sería una insensatez pensar que es necesario tener dos adultas en la sala para interesar a dos o tres niños en la lección. Por lo tanto, las congregaciones pequeñas no necesitan sentirse privadas simplemente porque no pueden seguir los métodos más nuevos que se están usando en las congregaciones grandes. Las congregaciones pequeñas son bendecidas si tienen un buen maestro para cada clase.

          A veces la presencia de otro adulto en el salón distrae a los niños. Mientras una maestra está contando la historia, la otra debe estar muy quieta y silenciosa. El salón de clases no es el lugar para preparar cortados u otras ayudas visuales. Si una maestra está hablando y la otra está recortando, los niños estarán mirando a la que está recortando. Para usted sería mal comportamiento si alguno de los niños estuviera haciendo algo que no estuviera relacionado directamente con lo que usted estuviera diciendo. Los niños no necesitan el ejemplo de un adulto que no parece estar prestando atención a la lección.

          Dos maestros malos no equivalen a un maestro bueno. A veces hay personas que dan una ojeada a la lección, llegan a la clase y se ponen a discutir quién la va a enseñar, mientras los alumnos se retuercen, y se pierde tiempo precioso. Si se practica el enseñar en equipo, debe ser planificado cuidadosamente. Dejen que el más eficiente sea designado como el "maestro" y el otro como el "ayudante". Que ellos hagan su planificación fuera del salón de clases para que cuando entren en el salón, cada uno sepa específicamente lo que é1 o ella tienen que hacer en la clase. Que no haya conversación o comparación de apuntes dentro del salón de clases mientras los estudiantes estén allí.

          Planificar el tiempo antes de la clase es más difícil cuando se enseña en equipo, que cuando un maestro hace solo el trabajo. Los maestros deben tener tiempo para juntarse, discutir el material y planear métodos específicos y medios específicos para compartir la tarea que tienen por delante.

          Dijimos que dos cabezas son mejores que una para pensar en ideas que probar, pero eso no es siempre una ventaja. Hemos enfatizado a través de todo nuestro estudio que el tiempo en nuestras clases bíblicas es muy limitado. Para cuando la maestra haya narrado efectivamente la historia y revisado efectivamente su lección, más la revisión de las lecciones que preceden en la unidad de estudio, le queda muy poco tiempo libre para “lindas” actividades o ingeniosas ayudas visuales. A veces el equipo de maestros se ocupa tanto en todo tipo de proyectos para entretener a los niños en el nombre de la religión, que olvida su propósito principal de proclamar las grandes obras de Dios.

          El maestro siente más frecuentemente la necesidad de ayuda, cuando hay un niño problemático en el grupo. La capacidad del niño problemático para prestar atención, sin embargo, es la más limitada de todo el grupo, y él será el primero en distraerse con una persona extra en la sala. También será el primero en confundirse por la presencia de dos personas de autoridad en la clase. Si usted tiene un niño problemático, pruebe los dos métodos. Alguno responderá mejor con una segunda persona cerca de él, ayudándole a escuchar, mientras otros harán mucho mejor con sólo un adulto en la clase. (Vea la lección sobre la disciplina).

          Una ventaja que señalamos al usar un equipo de maestros es que siempre hay un substituto listo si uno se enferma. Esta es una ventaja clara, pero hay otros medios para proveer substitutos si la idea del equipo de maestros no es factible en el caso suyo. Una manera muy efectiva es que el maestro del domingo en la mañana y el maestro del miércoles en la noche estén preparados para sustituirse entre ellos. Ellos ya tienen una relación buena con la clase. Ya conocen el potencial y las debilidades de estos alumnos en particular. Si el substituto tiene tiempo, él puede preparar la lección que debe enseñarse en esta ocasión. Y si se le llama en el último minuto, él debe ser capaz de pasar un período provechoso revisando la unidad del estudio que él normalmente enseña en el otro período.


La rotación de maestros


          Otro de los métodos que se están usando en estos días es la rotación de maestros cada tres meses. La idea probablemente comenzó como una reacción a la práctica de dejar que algunos maestros estén enseñando al mismo grupo por tantos años que puedan llegar a cansarse. Definitivamente ha habido situaciones en las cuales alguno tiene miedo de aceptar enseñar una clase por eso de que tal vez quedara "pegado" en esa clase para siempre. Cualquier maestro necesita un descanso de vez en cuando. E1 mejor maestro en la tierra necesita tiempo para descansar. Algunos maestros tienden a caer en una rutina aburrida si permanecen con el mismo grupo demasiado tiempo. Los estudiantes que tienen el mismo maestro demasiado tiempo tienen el beneficio de las buenas cualidades de un solo maestro. Todos nosotros ignoramos algunas cosas, así que los estudiantes necesitan un cambio ocasional de maestro, como seguramente el maestro necesita cambio de estudiantes.

          Otra razón por la que esta idea de la rotación de maestros ha llegado a ser popular, es que tendemos a prolongar los temas al punto del aburrimiento. Una clase puede estudiar el libro de los Hechos por tres años, y aun así no ser capaces de dar un resumen coherente de los eventos narrados. Tal vez necesitamos algo que nos haga despertar a la necesidad de seguir adelante. Pero una regla fija para la rotación de maestros cada tres meses sin importar las circunstancias, no es una sabia solución al problema.

          Los maestros necesitan tiempo para establecer una relación buena con los estudiantes. ¿Recuerda usted la escuela secundaria? ¿Recuerda lo frustrante que era estudiar para la primera prueba con un maestro nuevo? No sabía si debía estudiar los detalles para una prueba de preguntas en cuanto a hechos concretos o dar un repaso de toda la materia para una prueba en que elaboraría un resumen. Nuestras clases bíblicas no requieren pruebas, pero aun así debería establecerse una buena relación para que la enseñanza pueda ser de lo más efectiva posible. Un cambio cada tres meses no permite tiempo para que se establezca una buena relación.

          Algunos temas no pueden completarse dentro de un período de tiempo de tres meses. No deberíamos tener que evitar los temas más profundos sólo porque alguien ha establecido la regla arbitraria de cambiar los temas cada tres meses. Algunas congregaciones se evaden del problema de los temas complejos al alternar los maestros justo en medio del tema, pero eso tiene sus propias desventajas también. Cada maestro trata un tema desde un punto de vista un poco diferente. Si el maestro comienza el estudio enfatizando ciertos puntos, necesita continuar el pensamiento a través de todo el curso.

          Planifiquen juiciosamente en pro de las relaciones maestro-estudiante. Alternen los maestros con la frecuencia necesaria para conservar fresca dicha relación. Trabajen con empeño para lograr que cada estudiante reciba el beneficio de cuantos buenos maestros le sea posible durante su vida. Pero permita que el maestro se quede con el grupo por el tiempo necesario para hacer su trabajo más efectivo.

          Trabajemos todos para avanzar en el desarrollo de las técnicas para presentar la materia para que podamos cubrir todo el consejo de Dios lo mejor que podamos. Asegurémonos de no estar cansando a nuestros estudiantes por haber dedicado demasiado tiempo a ciertos puntos. Pero no esquivemos un asunto simplemente porque requerirá tiempo para cubrirlo efectivamente. Juzgue cualquier tema o materia en base a su valor para los estudiantes, no en su extensión.


Un programa de entrenamiento para maestros que se perpetúa solo


          Una de las cosas más importantes que una congregación debe hacer es proveer para el entrenamiento adecuado de los maestros. Este programa de entrenamiento debe ser una meta continua. También necesita ser en gran parte autónomo y un programa que se perpetua solo.

          Varias congregaciones están haciendo esfuerzos verdaderamente loables para entrenar maestros, tanto en la técnica como en la materia. Puede ser que inviten a otros de fuera de la congregación para hacer sugerencias en cuanto a cómo podrían mejorar su programa de enseñanza. Estos esfuerzos son buenos, porque nunca habremos avanzado tanto que no podamos aprender de otros.

          Pero permítame ilustrar mi punto acerca del programa autónomo y autoperpetuo con las viejas bombas de agua que la gente tenía en tiempo pasado. ¿Recuerda la antigua bomba de agua que tenía un mango por un lado? Comúnmente había un balde de agua con un cazo dentro. El objetivo era extraer el agua de la bomba, pero para sacar el agua, primero el agua tenía que ser echada en la bomba para "cebar" la bomba. Del mismo modo, cuando una iglesia establece un nuevo programa de enseñanza, es posible que necesitará la ayuda de afuera. Mientras se desarrolla ese programa de enseñanza, sin embargo, uno de sus aspectos debe ser un esfuerzo determinado de entrenar maestros que, con el paso del tiempo, puedan llegar a ser maestros de otros maestros. Siempre será bueno invitar gente de vez en cuando para dar un curso para repasar la materia, pero con el propósito de tener maestros que puedan enseñar la materia y que puedan demostrar efectivamente las técnicas a los otros maestros dentro de su propia congregación.

          Podrían estar usando un muy buen material para desarrollar su programa de enseñanza. Tales materiales pueden ser de gran ayuda, pero sería un error tomar cualquiera de estos programas como un arreglo permanente. Cualquier programa debe servir como un patrón de cómo enseñar la Biblia. Sus maestros deben estar capacitados para superar la necesidad de tal patrón después de un tiempo. Nunca olvide que la Biblia misma es nuestro libro de texto. Es nuestra fuente básica de información. Usted está allí como un maestro de la Biblia, no como el maestro de algún plan del hombre, no importa cuán bueno ese plan pueda ser.

          Un programa de entrenamiento para maestros que se perpetua solo está sellado con la aprobación de Dios, porque es el plan que E1 mismo diseñó. De hombres de edad y experiencia se escogen los ancianos para conducir y guiar Su iglesia. Las mujeres de edad han de enseñar a las mujeres jóvenes (Tito 2:3‑4). Toda iglesia debe tratar de desarrollarse al punto que la enseñanza en todo nivel pueda provenir desde adentro.

          Tengan una clase continua en la cual los maestros sean verdaderamente enseñados sobre la información que necesitan saber para enseñar su clase el próximo trimestre. Tomen tiempo para enseñar técnicas de enseñanza, pero al tener sus clases de entrenamiento para maestros, pongan el énfasis en la materia que se enseñará. Es imposible enfatizar demasiado el hecho de que el maestro debe conocer el material que se enseñará, o su clase será inútil, no importando cuán hermosas puedan ser sus ayudas visuales.


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          Ser un buen maestro requiere una vida entera de crecimiento personal y compromiso. Las recompensas son grandes cuando usted tiene éxito, pero los fracasos en la enseñanza tienen resultados trascendentales. Es posible que algunas almas se pierdan, cuando pudieran haber sido salvas si hubiéramos hecho un mejor trabajo. Aceptemos los desafíos que se presentan ante nosotros.

          Recuerde, estamos hablando de objetivos y modelos. Tal vez ninguna iglesia alcance el ideal en cada uno de sus maestros, pero ¿no es mejor esforzarse por llegar al nivel de la excelencia que estar sentado descansando en nuestra mediocridad?

Tarea:

l.  Catalogue todas las clases que actualmente están siendo enseñadas en la congregación donde usted asiste.

2.  Diga quién está enseñando cada clase. ¿Cómo son escogidos los maestros? ¿Qué requisitos se requieren antes de que alguien empiece a enseñar?

3. ¿Qué esfuerzos específicos se están haciendo para entrenar a los maestros para que puedan realizar bien su tarea?

 

 


 

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