El Hogar

Por Wayne Partain

 

Introducción.

     

          ¿Por qué debemos estudiar acerca del hogar? ¿Debe in­cluirse este tema en los estudios bíblicos de la congregación?

          Este tema merece mucho estudio. Debe ser predicado en el púlpito; debe ser enseñado en las clases bíblicas; y debe ser estudiado en el hogar mismo. Debe ser enseñado intensamente a los hijos.

          Dios tiene leyes y enseñanzas con respecto a la familia. El es el Fundador del hogar. El es el Autor del matrimonio. El nos explica todo en cuanto al origen y al propósito del hogar. Nos dice cuál es el papel de cada miembro de la familia: del marido, de la esposa, y de los hijos.

          La Biblia describe las bendiciones que Dios provee para la familia que sigue sus enseñanzas, y a la vez describe la miseria de aquellos que no las respetan.

          En los arreglos de nuestro Dios existe un perfecto orden.

          Existe orden en el universo, y en toda la creación de Dios.

          Existía mucho orden en los arreglos de Dios bajo el primer pacto: el campamento en el desierto estaba ordenado; había orden en los sacrificios y en todos los ministerios y servi­cios del tabernáculo y del templo.

          Dios ordena el gobierno civil, para que haya orden entre los hombres más perversos (Rom. 13:1-4).

          En cada iglesia de Cristo debe haber ancianos (Hech. 14:23); esto es el orden divino.

          Este estudio del hogar presenta el orden divino para el hogar enseñado por Dios: el marido es la cabeza; la esposa le está sujeta; y los hijos están sujetos a sus padres. El hogar que no respeta este orden divino está fuera de orden; está en des­orden.

          El matrimonio aceptable a Dios es un pacto solemne, hecho entre tres: hombre, mujer y Dios. Es un convenio que debe du­rar hasta la muerte de uno de los cónyuges. Antes de aceptar este compromiso, las dos personas deben considerar seria­mente todo aspecto de las obligaciones que con él se contraen.

          Como en el siglo primero ahora también la ley civil y las religiones populares permiten el divorcio por cualquier causa, y muchas personas se aprovechan de esta falsa libertad. Pero en el día final tendrán que dar cuenta a Dios, el verdadero Legis­lador del hogar.

          Este tema debe enseñarse con mucho esmero porque el divorcio ilegítimo trae consecuencias muy amargas durante esta vida, y lo que es peor, serán más amargas en la eternidad.

          Otro propósito de este estudio es el de corregir el concepto mundano del acto conyugal. Como todo arreglo de Dios este acto ha sido prostituido por muchos, y es más bestial que acto supremo de amor. Por lo tanto se presentarán en este estudio algunos comentarios sobre este asunto.

          Por último, recuérdese que este tema merece un estudio cuidadoso porque también nos afecta espiritualmente. La vida familiar tiene mucho que ver con nuestra vida espiritual. La iglesia debe tener una influencia positiva sobre el hogar, pero indiscutiblemente el hogar tiene mucha influencia sobre la igle­sia, o para bien o para mal. No es exageración afirmar que nuestra relación familiar tendrá mucho que ver con nuestra sal­vación o nuestra condenación.

 

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