El Divorcio
Dios detesta el repudio (divorcio)
Mal. 2:16
I. Los propósitos del matrimonio.
A. El compañerismo, Gén. 2:18.
B. Para evitar fornicación, 1 Cor. 7:2-5. Como el Señor nos da alimento para satisfacer el hambre, nos da el matrimonio para satisfacer los deseos sexuales. Según los consejeros matrimoniales muchos hombres son egoístas y no consideran a sus esposas, sino que solamente quieren gratificar su propia pasión. Por eso, según tales profesionales, a muchas mujeres les gustaría eliminar las relaciones íntimas del matrimonio.
C. La procreación, Gén. 1:28; 1 Tim. 2:15; 5:14 (no sólo “tener” hijos sino “criar” hijos).
D. Es un arreglo ideal para la protección económica de la mujer y los hijos, 1 Tim. 5:8; Tito 2:5. Esto produce un estado de bienestar. El divorcio (o abandono) es una de las causas principales de la pobreza en cualquier país.
E. La felicidad, Prov. 18:22; Ecles. 9:9.
G. Contribuye al desarrollo de la personalidad de cada miembro de la familia, sobre todo la de los hijos.
H. Contribuye al bienestar de la sociedad en general. El hogar es el fundamento de la nación. Si los hogares de los miembros de la iglesia son estables, esto contribuye fuertemente al bienestar de la congregación y, por el otro lado, problemas familiares pueden causar problemas en la congregación.
II. La importancia del matrimonio.
A. Lo serio y lo divino del matrimonio se ve en que es tipo de la relación entre Cristo y su iglesia (Efes. 5:24-27, 32).
B. El matrimonio es un pacto solemne, hecho entre el hombre, la mujer y Dios, Prov. 2:17; Mal. 2:14; Rom. 7:2, 3; 1 Cor. 7:37,39.
C. Y Dios dice, “dejará el hombre a su padre y madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Gén. 2:24; Mat. 19:5,6).
D. El matrimonio es, pues, un arreglo permanente.
1. No eterno, Mat. 22:29, 30; Luc. 20:36.
2. Pero sí debe durar hasta que la unión sea disuelta por la muerte; la palabra “unirse” (Mat. 19:6) es proskollao, forma intensificada de kollao, “encolar o cementar juntamente, luego, unir firmemente” (Diccionario Vine). ¡Unir con goma! ¿Qué tal la goma matrimonial de muchas parejas? Hoy en día hay distintas marcas de pegamento sumamente fuertes que son capaces de unir dos cosas muy diferentes, pero la “goma” del matrimonio debe ser más fuerte que todas las demás.
3. Lo que Dios juntó “no lo separe el hombre”, Mat. 19:6. (El concepto moderno es que el matrimonio debe durar “hasta que dejemos de ‘amarnos’ el uno al otro”).
III. Los términos que se usan con respecto al divorcio.
A. Mat. 5:32, repudiar (apoluo, soltar, repudiar, despedir).
B. Mat. 19:6, separar (chorizo). Hoy en día algunos hacen mucha distinción entre “separarse” y “divorciarse”, pero es obvio en estos textos que básicamente no hay diferencia entre “repudiar” y “separarse”. La Biblia no hace tal distinción. Si no están juntos, están separados (divorciados).
C. 1 Cor. 7:10, 11, 15 separarse (chorizo). Obsérvese que Pablo dice que “no yo, sino el Señor” dice “que la mujer no se separe del marido”. Pablo usa la misma palabra que Jesús usó cuando dijo “no lo separe el hombre”. Si el hombre repudia a la mujer o si la mujer simplemente se separa del hombre, en ambos casos separan lo que Dios juntó.
1. Obsérvese también en 1 Cor. 7:11 que cuando la mujer se separa del marido, ya no está casada ante los ojos de Dios, pues Pablo dice “quédese sin casar”. La palabra “casarse” se usa para describir la unión matrimonial, sea legítima o no.
2. Es muy importante evitar el error enseñado por algunos de que está bien separarse o divorciarse con tal que no se vuelva a casar. Pablo no dice tal cosa. Por el contrario, él prohíbe el separarse. El agrega, “y si se separa, quédese sin casar” para que no se cometa otro pecado que sería aun más difícil corregir. Estando separada hay esperanza de que “reconcíliese con su marido”, pero casándose con otro hombre, el asunto llega a ser mucho más complicado y difícil. Habiendo contraído matrimonio con otro ¿cuántas mujeres están dispuestas a disolver esta unión adúltera? (Rom. 7:2, 3).
D. 1 Cor. 7:12,13, 15, abandonar, dejar, despedir (aphiemi),
IV. Lo que el divorcio hace.
A. Separa lo que Dios une o junta, Mat. 19:6. Va en contra del plan de Dios establecido en la creación del hombre (Gén. 1:26, 27; 2:18, 24).
B. Hace dos carnes cuando debe haber una sola carne, Mat. 19:6.
C. Destruye la protección contra la fornicación, 1 Cor. 7:2-5, 9; 10:13
D. Destruye el hogar. Los hijos son víctimas inocentes de esta gran injusticia. Es un verdadero trauma para ellos. Son víctimas del egoísmo y la carnalidad que provoca el divorcio. (Se puede agregar que otros familiares de los divorciados, sobre todo los padres, sufren por causa de este mal).
E. El divorcio no por fornicación mancha la iglesia, Efes. 5:26, 27.
F. Con razón Dios aborrece el divorcio (Mal. 2:14), y si amamos a Dios y le servimos, debemos amar lo que El ama y aborrecer lo que El aborrece. Rom. 12:9, “Aborreced lo malo, seguid lo bueno”. Heb. 1:9, hablando de Cristo, “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad”. Si los cristianos tuvieran la mente de Dios, ni pensarían en el divorcio como “el remedio” de sus problemas matrimoniales (excepto en el caso de fornicación).
V. ¿Cómo se puede evitar el divorcio?
A. Recordar que Jesús no permite el divorcio excepto por una sola causa, la fornicación (cualquier pecado sexual), Mat. 5:32; 19:9.
B. Debemos olvidar, pues, las otras “causas” (tan populares con la gente): incompatibilidad, no se entienden, problemas financieros, crueldad, lenguaje abusivo, que él no es cabeza, que ella no está sujeta, los suegros (y cuñados), borrachera, es criminal, ella es llorona, regañona, gastalona, etc.
C. Estar resueltos a “amar” el uno al otro en sentido bíblico, Efes. 5:24; Tito 2:4, 5. Como Jesús nos ama, un amor servicial y sacrificial, sin egoísmo (¿qué ganó Jesús al amarnos?). Ser buenos el uno con el otro. Buscar el bien y la felicidad el uno del otro. (¿“No te amo”? Hágalo pues. Es mandamiento de Dios. No confundir “amar” con “me gusta”.)
D. Recordar que son una sola carne. Son uno. Lo que afecta a mi esposa me afecta a mí; lo que afecta a mi marido me afecta a mí. Efes. 5:28, 29. Si ama a su esposa (marido), se ama a sí mismo. Si lastima a su esposa (marido) se lastima sola(o).
E. Que los dos sean fieles a Dios, pues si son fieles a Dios serán fieles el uno al otro. Leer y estudiar la Biblia juntos. Orar juntos. Humillarse y dejar todas las obras de la carne y llevar el fruto del Espíritu (Gál. 5:19-23). Col. 3:19, no ser áspero (duro, cruel) con su esposa. 1 Ped. 3:7, vivir con ella sabiamente. Deben tener plena confianza el uno en el otro. Dejar celos, envidias, sospechas. Una de las bendiciones más grandes de Dios es la plena confianza en la pareja. Produce sentimiento de seguridad y tranquilidad.
F. Asociarse con miembros fieles, maduros, espirituales. Tal asociación fortalece el matrimonio, pues las parejas se ayudan mutuamente. Conviene que los cristianos se junten frecuentemente para estudiar y cantar himnos, como también simplemente estar juntos para comer y disfrutar otras actividades sociales. Si los miembros se asocian solamente en las reuniones de la iglesia, ¿qué tan fuertes serán los lazos de amistad y confianza? Cuando hay problemas en el matrimonio ¿quiénes les ayudarán?
G. Estudiar cuidadosamente los principios bíblicos que producen buenas relaciones con otros; es decir, cómo llevarse bien con otros.
1. En cuanto a la verdad bíblica hay que estar firme, pero hay muchos pleitos sobre opiniones; por eso, no pensar que siempre tiene que “salirse con la suya”; Rom. 12:3,10 (dar preferencia unos a otros),16; Fil. 2:4, “cada uno considere al otro como más importante que a sí mismo” (LBLA).
2. El marido es la cabeza de la familia, pero esto no quiere decir que la mujer siempre tiene que complacerle en todo. Si el hombre ama a su esposa, le quiere complacer.
3. Sant. 5:16, Confesar faltas en lugar de siempre buscar las faltas del cónyuge.
4. Col. 3:12, 13, “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro”.
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