En cuanto al fornicario repudiado cuyo cónyuge muere, Rom. 7:2, 3 sí le da libertad para volverse a casar. En cuanto a cómo muestra su arrepentimiento, ya lo mostró por haber vivido célibe hasta que su cónyuge muriera. La mayoría de tales personas se vuelven a casar después de ser repudiadas, pero si alguien acepta su pecado y vive célibe, entonces con toda libertad puede volverse a casar al morir su cónyuge. Conozco a un hermano joven que está en esa condición (repudiado por causa de la fornicación). Vive célibe y es muy fiel y activo.
Si su cónyuge original muere, ¿queda libre el fornicario que se volvió a casar? El fornicario repudiado que se vuelve a casar no tiene interés en su cónyuge original ni en su muerte. Si está consciente de su pecado y persevera en él, ¿qué tiene que ver la muerte de su cónyuge original? Y si quiere arrepentirse, ¿cómo lo haría? Si estaba resuelto a vivir con su segundo cónyuge durante la vida del cónyuge original, ¿cómo se arrepentiría de su pecado al morir el original? Esto no tiene sentido. No se puede negar que al morir el cónyuge original el fornicario repudiado queda libre para volverse a casar pero ¿sería sincero su “arrepentimiento”? Durante el mes de junio está viviendo en adulterio y no piensa arrepentirse; luego en julio muere el cónyuge original y ¿se arrepiente de estar viviendo en adulterio? Dios conoce el corazón y será el Juez, pero no puede ser burlado (Gál. 6:7, 8). El no acepta el “arrepentimiento” de conveniencia.
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