“Que enseñen a las mujeres jóvenes”

Tito 2:3-5

Introducción.

          A. Tito 2:3,“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien;  4  que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,  5  a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.

            B. Las hermanas de más edad deben ser maestras. Muchas hermanas avanzadas en años tienen conocimiento y experiencia que deben compartir con las hermanas más jóvenes.

            C. ¿Qué les deben enseñar?

I. Que deben amar a sus maridos.

            A. La mujer que ama a su marido le será fiel. Prov. 31:11, “El corazón de su marido está en ella confiado”.

            B. La mujer que ama a su marido estará sujeta a él: “sujetas a sus maridos”, ver. 5; Efes. 5:22-24; Col. 3:18.

            C. Desde luego la mujer debe amar a su marido en el sentido del verbo agapao, que es el amor de buena voluntad, el amor que busca el bienestar del marido, pero aquí en Tito 2:3 , Pablo dice que sean amantes, afectuosas, encariñadas, (philandros) con sus propios maridos. Prov. 6:15, “Bebe el agua de tu misma cisterna,  Y los raudales de tu propio pozo.  16  ¿Se derramarán tus fuentes por las calles,  Y tus corrientes de aguas por las plazas?  17  Sean para ti solo,  Y no para los extraños contigo.  18  Sea bendito tu manantial,  Y alégrate con la mujer de tu juventud,  19  Como cierva amada y graciosa gacela.  Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,  Y en su amor recréate siempre”. 

            D. El verbo phileo significa amar en el sentido de ser afectuoso y también tiene el significado de “ser amigo de”. La esposa debe ser la mejor amiga de su marido. Deben entenderse y ser íntimos amigos.

            E. Ella es su compañera (Gén. 2:18), su asistente, su ayudante. Ella apoya a su marido. Se identifica con él. Tiene interés en su trabajo, sus problemas y dificultades. El marido debe consultar a su esposa en todo y la esposa debe consultar a su marido en todo.

II. Que deben amar a sus hijos.

            A. Desde luego, no puede amar a sus hijos si no tiene hijos. Muchas mujeres no quieren tener hijos. Prefieren tener perros y gatos como mascotas en lugar de tener hijos.

            B. Muchas mujeres embarazadas no aman a sus hijos y permiten que los doctores y enfermeras los maten en la matriz o durante el proceso de dar a luz. Tales mujeres están “sin afecto natural” Rom. 1:31.

            C. La mujer que ama a su hijo le enseña la Palabra de Dios, comenzando con las muchas historias bíblicas,  porque a través de ellas el niño conocerá a Dios. Rom. 10:17, “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Los hijos deben oír la palabra desde la niñez”. 2 Tim. 3:15, “desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”.

            D. La mujer que ama a su hijo le disciplinará. Prov. 13:24, “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;  Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. Tanto la madre como el padre deben disciplinar a sus hijos.

III. A ser prudentes (sensatas, juiciosas), castas.

            A. La mujer que ama a su marido y a sus hijos debe ser buen ejemplo de estas cualidades. También “buenas” (ver. 5), bondadosas. Debe ser cumplida como ama de casa y poseer un espíritu bondadoso. 1 Ped. 3:3, “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 4  sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

            B. 1 Ped. 3:1, “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,  2  considerando vuestra conducta casta y respetuosa”.

            C. 1 Tim. 2:9, “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, 10  sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”.

IV. Para que la palabra de Dios no sea blasfemada.

            A. Las hermanas jóvenes que no aprenden o no practican esta “sana doctrina” serán causa de que la palabra de Dios sea blasfemada, porque los de afuera juzgan la doctrina por su fruto.

            B. Si alguna mujer profesa ser cristiana (miembro de la iglesia de Cristo) pero no ama a su marido (y no está sujeta a él), no ama a sus hijos, no es prudente, casta, cuidadosa de su casa y buena en su actitud y comportamiento, los de afuera se burlarán no sólo de ella, sino también de la doctrina que ella profesa creer y practicar.

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