El comer sangre Hechos 15:19, 20, 28, 29; 16:4

Introducción.

    A. Larousse define la palabra "moronga" de esta manera: "f. Amér. C. y Méx. Morcilla, salchicha". Define la palabra "morcilla": "Tripa de cerdo, rellena de sangre cocida con varios ingredientes: morcilla de piñones". La morcilla se prepara de la siguiente manera: La sangre fresca se coce y después se prepara como el chorizo en sus bolsitas de plástico o se forman como pequeñas chuletas y de estas dos formas se encuentran en los mercados o carnicerías. Ya en la casa, se guisa con cebolla, tomate y especias, solamente por un poco de tiempo porque ya se había cocido con anterioridad. Se sirve como si fuera cualquier otro guiso (de carne molida, trozos, etc.) o también en tacos. A muchas personas que la han probado les gusta mucho.

    B. Frecuentemente se discute la pregunta, "¿Pueden los cristianos comer sangre o les está prohibido hacerlo?"

    C. Hechos 15:1 dice, "Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos (gentiles): Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos".

        1. Se reunieron pues los apóstoles con los ancianos y la iglesia de Jerusalén para que todos se dieran cuenta de lo que el Espíritu Santo había revelado claramente acerca de la obligación de los gentiles con respecto a la ley de Moisés.

        2. (Aquí cabe la aclaración de que esa reunión no era un "concilio" como los que celebran las iglesias humanas, porque en éstos cada iglesia envía a sus delegados -- representantes -- para que cada congregación, por pequeña que sea, participe en el concilio. La reunión de la cual Hech. 15 habla no tenía nada que ver con esa clase de concilio).

    D. El apóstol Pedro explicó cómo él aprendió del Señor que "ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos" (gentiles) (ver. 9) y, por lo tanto, que no convenía poner el yugo de la ley sobre ellos; "Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho entre los gentiles" (ver. 12); entonces Jacobo, uno de los ancianos de la iglesia de Jerusalén, dijo que "con esto concuerdan las palabras de los profetas" (ver. 15-18) y concluyó la sesión diciendo, "Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre" (ver. 19). (Estas dos últimas prohibiciones se refieren a la misma cosa, porque si se come la carne del animal "ahogado" se come su sangre también.)

I. El comer sangre se ha prohibido bajo las tres dispensaciones.

    A. Se prohibió el comer sangre bajo la dispensación patriarcal.

        1. Gén. 9:3, 4, "Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis"; es decir, Dios ha provisto ampliamente para el mantenimiento del hombre, dándole toda clase de vegetales y también toda clase de carne, con la sola excepción de que no se coma la sangre con la carne.

           a. La sangre no es un alimento, sino que más bien es la vida misma. Como todos saben, al salir la sangre del cuerpo sale la vida y, por lo contrario, ¡la transfusión de sangre restaura la vida! Los "testigos" demuestran su profunda ignorancia al prohibir la transfusión de sangre, basándose en Hech. 15:20, 28, 29, porque la sangre no es alimento, sino que es un vehículo para llevar el oxígeno a todas partes del cuerpo -- como también para quitar ciertas inmundicias del cuerpo -- y de esta manera mantenerlo vivo.

           b. Compárese Gén. 3:16, 17, "De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás". Dios proveyó ampliamente para la alimentación de Adán y Eva, pero al mismo tiempo, les puso una restricción.

           c. Así también Dios provee "las legumbres y plantas verdes" y toda clase de carne, pero impone una restricción: "carne con su vida, que es su sangre, no comeréis".

           d. Desde el principio Dios ha instruido a los hombres a apartarse "de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre". Estas prohibiciones no se originaron con la ley de Moisés.

        2. Lev.. 17:11, 12, "Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre". Deut. 12:23, "Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con su carne". 1 Sam. 14:34, "me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre".

        3. Hech. 15:20, "se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre".

        4. Por lo tanto, el comer sangre siempre se ha condenado, bajo las tres dispensaciones.

II. ¿Por qué se prohíbe el comer sangre?

    A. Era necesario que los gentiles dejaran de comer o beber sangre para apartarse de todas las contaminaciones de los ídolos, pero la Biblia ya había explicado otras razones:

    B. Porque la vida está en la sangre (Gén. 9:4; Lev. 17:11). La sangre es la sede de la vida o vitalidad del animal, y esta vida es el don de Dios. Por lo tanto, la sangre es sagrada porque se usaba para expiar pecados. Dios no permite que el hombre coma la sangre (la vida) del animal. Cuando el Nuevo Testamento habla de la "sangre" de Cristo, se refiere a su vida; El dio su vida por nosotros.

    C. Dios reservó la sangre para los sacrificios (Lev. 17:11). La sangre de animales apuntaba hacia la sangre de Cristo que quita los pecados del mundo. Los hombres  que vivieron antes de Jesús miraban hacia la cruz, y los que viven después de Jesús miran hacia la cruz, y todos deben recordar que la sangre de animales servía como instrumento de sacrificio que tipificaba la muerte de Jesús.

III. Algunos argumentos que se hacen para defender la práctica de comer sangre.

    A. Algunos citan lo que Jesús dice en Mar. 7:18, "... que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar" y concluyen que, por lo tanto, está bien comer sangre.

        1. En primer lugar, este argumento no toma en cuenta el contexto de Mar. 7:18. Si no se limita esta enseñanza a su contexto, entonces se enseñará que está bien tomar licor, consumir drogas de toda clase, y comer con exceso (ser glotón). Véase 2 Ped. 3:16.

        2. Pero si este argumento tiene validez, entonces "las ordenanzas" de Hech. 15:20, 28 contradicen e invalidan lo que Jesús dijo en Mar. 7:18, porque al hablar de abstenerse de sangre y de ahogado claramente tratan de "lo de fuera que entra en el hombre". ¿Quién puede creer que el Espíritu Santo (Hech. 15:28) hiciera tal cosa? Obviamente la enseñanza de Mar. 7:18 debe explicarse a la luz del contexto, al igual que 1 Cor. 6:12, "Todas las cosas me son lícitas", y otras enseñanzas semejantes a estas. Lo que Cristo dice tiene que ver solamente con la cuestión de no lavarse las manos antes de comer (Mar. 7:2).

    B. Se argumenta que se prohibió comer sangre para no ofender a los judíos y para no evitar la comunión entre judíos y gentiles; es decir, los judíos no podían comer con los gentiles si éstos comían o bebían sangre. Por lo tanto, se concluye que esta restricción era provisional y que no se aplica a nosotros ahora.

        1. El texto no dice tal cosa. Es una opinión humana sin base bíblica. Hech. 15:20, 28, 29 prohibe la fornicación también; ¿se prohibió para no ofender a los judíos o para promover la comunión entre judíos y gentiles? Algunos dicen que el mandamiento de apartarse de la fornicación es una prohibición universal pero que el mandamiento de apartarse de sangre y de ahogado era mandamiento provisional, pero lo que dicen es una afirmación sin prueba. No la pueden probar.

        2. La verdad es que este texto habla de "cosas necesarias" (Hech. 15:28). Eran "cosas necesarias" en el primer siglo y serán "cosas necesarias" hasta el fin del mundo.

        3. En Rom. 14 y 1 Cor. 8 y 10 Pablo habla de cosas lícitas que se pueden practicar con tal que no se haga tropezar al hermano, pero la fornicación y el comer sangre no son cosas lícitas.

    C. Se argumenta que el asunto bajo consideración en esa sesión tuvo que ver con la sujeción de los gentiles a la ley de Moisés y que, por lo tanto, la decisión pronunciada en los vers. 20, 28, 29 solamente servían para quitar algunas restricciones de la ley de Moisés.

        1. Otra vez preguntamos si se quitó también la prohibición de la fornicación.

        2. Además, como ya se ha explicado, estas prohibiciones no se originaron con la ley de Moisés.

    D. El argumento principal de los que defienden la práctica de comer sangre se basa en lo que Pablo dice en 1 Cor. 10:25, 27, "De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia ... de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia".

        1. Algunos creen que la palabra "todo" incluye la sangre, pero Pablo habla de la carne y ni siquiera menciona la sangre en tales textos (Rom. 14; 1 Cor. 8 y 10).

        2. El Señor ha revelado claramente a través de los apóstoles que ya no hay carne "inmunda" (Hech. 10:15; 1 Tim. 4:4).

        3. También Pablo explicó que se podía comer de cualquier carne aunque ésta se hubiera sacrificado a los ídolos, pero puso una condición: de que tal acto no diera ocasión de caer a algún hermano débil (1 Cor. 8:9).

        4. Pero el comer sangre no tiene nada que ver con el tema tratado en Rom. 14; 1 Cor. 8 y 10. Pablo no enseña en estos textos que ahora se puede fornicar ni tampoco que se puede comer sangre.

Conclusión:

    A. Recuérdese, pues, que Hech. 15:20, 28, 29 trata de "estas cosas necesarias" y no de asuntos de opinión (Rom. 14:1).

    B. Las prohibiciones de Hechos 15 se llaman "ordenanzas" (Hech. 16:4). La palabra griega es dogma y aparece también en Hech. 17:7 (los "decretos" de César, como también en Luc. 2:1, "edicto" de César), y en Efes. 2:15 y Col. 2:14 (los decretos u ordenanzas de la ley de Moisés). Por lo tanto, Hech. 15:20, 28, 29 revela ordenanzas o decretos del Espíritu Santo para la iglesia universal hasta el fin del mundo.

    C. Los hermanos inspirados revelaron la ley de Dios en Hech. 15:20, 28, 29 con respecto a abstenerse "de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación". Después el apóstol Pablo reveló (por el mismo Espíritu Santo, 1 Cor. 14:37) que bajo ciertas circunstancias los cristianos sí podían comer la carne que se había sacrificado a los ídolos; es decir, Hech. 15:29 especifica la ley, y 1 Cor. 8 y 10 revela la excepción de la ley. No hay en absoluto contradicción entre los dos textos. La ley es una cosa y la excepción es otra cosa. Compárese la ley de Cristo sobre el divorcio y segundas nupcias (Mar. 10:12; Luc. 16:18, etc.) y la excepción de la ley en Mat. 5:32; 19:9.

    D. Pero no hay excepción alguna de la ley que prohibe la fornicación y el comer sangre.

    E. Por lo tanto, nos conviene tomar muy en serio esta prohibición y no quitarle peso con opiniones humanas. Algunos afirman que Hech. 15:20, 28, 29 no prohibe el comer sangre ahora, pero lo que dicen es simplemente la afirmación (opinión) de ellos, porque no la pueden probar.