La enfermedad espiritual
Introducción.
A. Muchos textos hablan de la enfermedad espiritual.
B. La enfermedad espiritual es más peligrosa que la enfermedad física.
1. La enfermedad física tiene que ver con esta vida solamente.
2. La enfermedad espiritual nos afecta eternamente.
I. Isaías 1:5, 6 habla de la enfermedad de pecado, rebelión, idolatría, e indiferencia.
A. Este texto describe una condición universal. Rom. 1:18-32, gentiles; Rom. 2, judíos; Rom. 3, todos. Rom. 3:23.
B. Actualmente la cabeza de muchos está enferma, porque contiene creencias enfermas y pensamientos corruptos.
C. El corazón está enfermo. Mat. 15:18, 19.
1. Muchos tienen problemas con el corazón. Las enfermedades del corazón físico son de las más comunes y más peligrosas.
2. Pero muchos más tienen problemas con el corazón espiritual. Muchos son como Simón: "Tu corazón no es recto delante de Dios", Hech. 8:21.
3. Ahora se puede trasplantar el corazón. En sentido figurado esto es necesario también. "Quitaré el corazón de piedra de un medio de su carne, y les daré un corazón de carne", Ezeq.. 11:19.
D. También hay hinchazón. Esto es común hoy en día.
1. "El conocimiento envanece", 1 Cor. 8:1
2. Algunos están vanamente hinchados por su propia mente carnal, no asiéndose de la Cabeza, Col. 2:18, 19.
3. Por lo tanto, "si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio", 1 Cor. 3:18.
4. "Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo", 1 Ped. 5:6.
E. También hay podrida llaga. Por ejemplo, "La envidia es carcoma de los huesos", Prov. 14:30.
F. El remedio para la enfermedad espiritual se ve en Isa. 1:18, "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos".
II. "¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico?" Jeremías 8:21, 22.
A. Este lamento indica que el pueblo estuvo muy enfermo.
B. También indica que no aprovechó el remedio que Dios puso a su alcance. Siguió enfermo y se destruyó.
C. Nosotros tenemos Médico. Luc. 4:18; Mar. 2:17.
1. Este Médico posee los mejores credenciales. En repetidas ocasiones demostró ser el Hijo de Dios.
2. Este Médico nunca estuvo enfermo. Jn. 8:46; Heb. 4:15, 16; 7:26.
3. Este Médico tiene gran compasión. Mat. 9:36; Luc. 19:41.
4. El llevó nuestras enfermedades. Isa. 53:4, 5. "Por su llaga fuimos nosotros curados", 1 Ped. 2:24, 25.
5. Tiene conocimiento perfecto. Isa. 11:2. Conoce al hombre, lo que hay en él (Jn. 2:24) y entiende el pecado (la enfermedad) perfectamente.
6. Tiene recursos sin límite.
7. Ningún paciente muere si se sujeta a las recomendaciones de este Buen Médico. Su medicina es infalible.
8. Mal. 4:2, Cristo es el "Sol de justicia, y en sus alas trae salud" (Versión Moderna).
D. No hay otro remedio para los que no acuden a este Buen Médico, porque su enfermedad es incurable. Jer. 30:12, 13.
III. Enfermedad espiritual mencionada en el Nuevo Testamento.
A. Mat. 9:12, 13, "Los sanos no tienen necesidad de médico sino los enfermos ... no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento".
B. 1 Cor. 11:30, "hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros y muchos duermen". Había mucha enfermedad en la iglesia de Corinto, pero este contexto se refiere a la corrupción de la cena del Señor.
C. 2 Pedro 1:9, "tiene la vista muy corta; es ciego". La miopía física se puede corregir con anteojos, y Pedro explica aquí cómo evitar la miopía espiritual: añadir a la fe la virtud, el conocimiento, el dominio propio, la paciencia, la piedad, el afecto fraternal y el amor.
D. Apoc. 3:17, 18, "tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo ... unge tus ojos con colirio, para que veas".
E. Hebreos 12:5, "Ni desmayes cuando eres reprendido por él". Véanse 2 Cor. 4:16 y Gál. 6:9.
IV. La palabra de Dios es "medicina a todo su cuerpo." Prov. 4:20-22.
A. La palabra de Cristo es sana doctrina, enseñanza que nos sana de toda enfermedad espiritual. 2 Tim. 1:13, 14; 4:3; Tito 2:1, 2, 8, etc.
B. Pero la falsa doctrina no sana, sino causa más enfermedades.
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