"Llaman al mal bien"
"¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo" (Isaías 5:20). Dios aborrece la práctica de pervertir y confundir las distinciones entre lo malo y lo bueno, pero como los israelitas lo practicaban así también se hace ahora en Estados Unidos. La distinción entre lo bueno y lo malo está establecida en el carácter de Dios y por medio de su revelación (las Escrituras) se expresa al hombre; por eso, al llamar al mal bien y al bien mal no lo hace así, porque es imposible cambiar principios eternos. La triste consecuencia de esta práctica lleva a la perversidad moral. Los que llaman al mal bien no escaparán de las consecuencias de sus hechos.
El mal es llamado bien, las tinieblas se aceptan como luz y lo amargo para muchos es dulce. La borrachera es buena camaradería. La avaricia es buena mayordomía. Para muchos el divorcio por cualquier causa es completamente normal y aceptable y aun el adulterio está bien porque para ellos es simplemente la gratificación de deseos naturales. Si alguno se atreve a denunciar la maldad de otros, le tildan de extremista, intolerante y fanático. Le dicen, "No me impongas tus creencias", pero sin cesar esta clase de gente impone sus ideas disolutas sobre otros como fumadores obligan a otros a inhalar su humo de segunda mano.
Las tinieblas son la ignorancia, la superstición, el crimen y prácticas que ante los ojos de Dios son abominables, mientras que la luz representa la verdad, el conocimiento, la justicia y la piedad. Un ejemplo evidente de confundir la luz y las tinieblas es la actitud de los jueces y los oficiales encargados de dar libertad provisional a los presos. Dios dice, "Como la sentencia contra una mala obra no se ejecuta enseguida, por eso el corazón de los hijos de los hombres está en ellos entregado enteramente a hacer el mal" (Eclesiastés 8:11). Dios dice que la sentencia contra el crimen debe ser ejecutada enseguida, pero muchísimos abogados y jueces buscan salidas para poner en libertad a los criminales y, por eso, éstos siguen asaltando, robando y matando. Sin embargo, la sociedad acepta esto. Las víctimas de los crímenes tienen pocos derechos pero los jueces liberales están muy preocupados por los derechos de los criminales. Por eso el crimen ahora ha llegado a niveles horrorosos y la gente tiene miedo de salir de sus casas, y aun en sus propias casas se matan. Verdaderamente esta nación -- al igual que Israel en la antigüedad -- ha sembrado viento y ahora siega torbellino (Oseas 8:7). El gobierno debe usar la espada: "porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo" (Romanos 13:4). Lamentablemente muchos insisten en que el gobierno use la espada para limpiar uñas.
Lo amargo es toda forma de pecado ("Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia", Efesios 4:31); cuando un hombre de Samaria llamado Simón pecó, el apóstol Pedro le dijo, "porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás" (Hechos 8:23), pero ahora cada vez más lo amargo se acepta y se considera dulce (como conducta normal). .
Dios no está muerto ni dormido. Lo malo no es bueno y lo bueno no es malo, "Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (Hebreos 4:13).
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