Avaricia

Introducción.

          A. La avaricia es “un deseo de tener más, siempre en mal sentido” (WEV). Luc. 12:15, “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. El avaro quiere más, algo mejor, algo diferente, lo que otros tienen, etc.

      B. Este estudio examina el tema, porqué es pecado, cuáles son sus consecuencias y cuál es el remedio.

I. La avaricia es pecado.

      A. Es idolatría. Efes. 5:5, “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”; Col. 3:5, “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia que es idolatría”; Mat. 6:24, “ Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (griego, Mamón)”.

      B. No tener comunión con avaros. 1 Cor. 5:11, “Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis”. ¿Qué iglesia se ha apartado de algún hermano avaro?

      C. El avaro no debe ser escogido para ser anciano. 1 Tim. 3:2, 3, “Pero es necesario que el obispo sea irreprensible … no avaro”. Obsérvense en este texto los “compañeros” del avaro.

      E. Es raíz de todos los males. 1 Tim. 6:10, “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”; es decir, por causa del amor al dinero, los hombres y mujeres cometen toda clase de pecado. Por lo tanto, Pablo dice a Timoteo (v. 11), “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas”.

II. La consecuencia de la avaricia

      A. Por causa de la avaricia muchos se han engañado y se apartan de la fe. Mat. 13:22, “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”.

          B. Traspasados de  muchos dolores. 1 Tim. 6:10, “el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. Los que quieran más y más y mejor y mejor no se imaginan los problemas que les esperan. No se puede negar que entre más dinero la gente gane, más complicada se pone la vida. Hay más tentaciones de toda clase. Es por eso que Jesús habla del “engaño de las riquezas”, pues promete mucho pero no cumple. No da la satisfacción y contentamiento que promete. Fue puro engaño. Obsérvense las vidas de tanta gente con dinero. Son vidas de preocupación y ansiedad de toda clase, y al mismo tiempo puro aburrimiento.

      C. Lo que había de traer felicidad trajo miseria. El dinero es buen siervo pero es maestro horrible. Muchos hombres que se jactan de poseer dinero no reconocen que más bien el dinero es el amo y ellos son esclavos.

III. El remedio.

      A. Crucificar al “viejo hombre”. Rom. 6:6, “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”.

      B. No proveer para los deseos de la carne. Rom. 13:14, “sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”.

      C. No poner la confianza en lo material.  1 Tim. 6:17, “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.  18  Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras (Tito 2:14; 3:1, 8, 14; Mat. 25:34-46), dadivosos, generosos;  19  atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”. Job 31:24, “Si puse en el oro mi esperanza,  Y dije al oro: Mi confianza eres tú;  25  Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen,  Y de que mi mano hallase mucho … habría negado al Dios soberano”. Mar. 10:24, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! 25  Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”.

      F. Trabajar para ayudar a otros. Efes. 4:28, “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”. Luc. 3:11, “El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo”. Heb. 13:16, “Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios”.

      H. Ayudar a los que predican el evangelio. Fil. 4:15, “Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos;  16  pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. 17  No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.  18  Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios”.

Conclusión:

      A. Depositar el dinero en el banco de Dios en el cielo.

          1. 1 Tim. 6:19, “atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”.

          2. Mat. 6:19, “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;  20  sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.  21  Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

          3. Luc. 12:33, “Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.  34  Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

      B. La vida no consiste en lo que uno posea. Luc. 12:15, “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”.

      C. La avaricia es idolatría. Col. 3:5; Efes. 5:5. 1 Jn. 5:21, “Hijitos, guardos de los ídolos”.

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