Esperanza
A. Deseo. Obviamente la palabra significa deseo. Al decir que esperamos algo, hablamos de algo deseable. Pero deseamos muchas cosas que no esperamos recibir.
B. Confianza. Pero la palabra esperanza significa más que deseo. También significa la confianza de recibir lo que deseamos. Aquí cabe la palabra expectación.
1. Por ejemplo, Pablo dice en Rom. 10:1, “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación”. Pablo deseaba la salvación de Israel, pero no usó la palabra esperanza, porque en cuanto a salvación de la mayoría de los israelitas (judíos) no había esperanza.
2. Al tomar en cuenta lo que Jesús dice en Mat. 7:13, 14, ¿sería correcto decir “espero que todos se salven?” Desear es una cosa, pero esperar en el sentido bíblico es otra cosa.
II. Ilustración de la palabra esperanza.
A. 1 Cor. 9:10, “con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto”. Es duro trabajo arar o trillar, pero vale la pena, porque el trabajador no sólo desea, sino que también espera (tiene verdadera expectación de) recibir la recompensa, la cosecha.
B. Sant. 5:7, “Por tanto, hermanos, tened paciencia (perseverancia) hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía”.
C. Esta ilustración es muy apropiada, porque el cristiano es como labrador o sembrador, pues siembra la semilla (Luc. 8:11), la cultiva, la riega, etc. y espera la cosecha (la salvación de su propia alma, como también la salvación de otros, 1 Tim. 4:16).
III. La esperanza tiene mucho que ver con la salvación.
A. Son temas bien relacionados. Rom. 8:23, “nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”.
B. 1 Tes. 5:8, “vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo”; es decir, la esperanza es tan importante para el cristiano como lo es el yelmo para el soldado. El yelmo protegía la cabeza, y seguramente la esperanza protege nuestra cabeza en nuestra lucha contra Satanás.
C. 1 Cor. 13:13, “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres”. En este capítulo Pablo explica que los dones del Espíritu Santo se iban a acabar, pero hay tres cosas que permanecen como características o cualidades permanentes de la religión de Cristo: la fe, la esperanza y el amor.
D. La esperanza nos da fuerza para perseverar, para llevar cargas pesadas, para soportar pruebas y para resistir tentaciones.
IV. ¿Cuál es la esperanza del cristiano? Efes. 1:18, “alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado”.
A. Esperanza falsa:
1. No esperamos el bautismo con el Espíritu Santo. Hech. 1:4, 5, Jesús no hablaba a todos sus discípulos, sino a los apóstoles.
2. No esperamos la sanidad física. Muchos citan 1 Ped. 2:24 (“por cuya herida fuisteis sanados”) y enseñan que Cristo murió en la cruz para sanar toda enfermedad de sus discípulos. Usan mal este texto. Pedro cita Isa. 53 que tiene que ver con la salvación del alma. La palabra sanados traduce iomai que se usa de sanar espiritualmente en Mat. 13:15; Heb. 12:13, etc.
3. No un “rapto secreto”. 1 Tes. 4:17, “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Los evangélicos esperan un rapto secreto y que estarán en el aire con el Señor durante la “Gran Tribulación” (que en realidad se refiere a la destrucción de Jerusalén, Mat. 24:21), pero Pablo dice que cuando Cristo venga, los vivos seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire y así estaremos siempre con el Señor.
4. No un reino terrenal de mil años. Apoc. 20:4 no dice nada de reino terrenal.
5. No habrá purgatorio, como los católicos esperan, para darles segunda oportunidad. Heb. 9:27, “está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”.
6. No habrá matrimonio celestial como los mormones enseñan. Mat. 22:29, 30.
7. No habrá “nuevo mundo” como lo pintan los testigos del Atalaya, pues la tierra será quemada cuando Cristo venga (2 Ped. 3:10).
B. La esperanza verdadera del cristiano:
1. Segunda venida de Cristo, Hech 1:9-11; 1 Tes 1:10; 2 Tim 4:8
2. Resurrección de todos, Jn. 5:28, 29; Hech 24:15; 26:6-8; 1 Tes 4:13-18; 1 Cor 15:50-58
3. Transformados a la semejanza de Cristo, Fil 3:21; 1 Jn 3:2
4. Hogar celestial, Jn 14:3; Apoc 21:4; Vida eterna, Tito 1:2; 2:13
5. Evitar la ira de Dios, el castigo eterno, Mat 25:46; Apoc. 20:15
V. Muchos hablan de “esperanza” pero ¿en que se basa su esperanza?
A. ¿En ser “buena gente”? Hech. 10:2; 11:14.
B. ¿En ser miembro de alguna denominación? Mat. 15:14
C. ¿En profetizar, echar fuera demonios y hacer milagros? Mat. 7:21-23.
D. Las promesas del Señor son, pues, para los que hacen su voluntad.
1. Nacer otra vez, de agua y del Espíritu, Jn. 3:5. Significa obedecer al evangelio (oír, creer, amar a Dios con toda el alma, mente y fuerza, arrepentirse, confesar la fe en Cristo como Hijo de Dios (Dios el Hijo), ser sepultados en el bautismo para perdón), y ser añadido a la iglesia, Hech. 2:47.
2. Esto requiere abnegación de sí, Mat. 16:24; Luc. 14:33
3. Requiere verdadero cambio de vida, Efes. 4:22-32; 2 Ped. 1:5-8.
4. Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, Mat. 6:33. Asistir fielmente a los servicios de la iglesia, llegar no sólo puntualmente, sino también con tiempo para saludar el uno al otro, Rom. 16:16, participar con toda reverencia en los cantos, oraciones, estudio de la Palabra, cena del Señor y ofrenda.
5. Hacer buenas obras, Tito 2:14; 3:1,8,14; Mat. 25:34-46.
6. Ser fiel hasta el fin, Apoc. 2:10.
Conclusión.
A. 1 Ped 3:15 “Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. Pero ¿quién demandará razón en cuanto a la esperanza si nosotros no demostramos a todos que tenemos una esperanza viva y verdadera?
B. 1 Jn 3:4, “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.”
C. Heb 6:18, “para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. 19 La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo”.
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