El Hades

      Hades. Literalmente, lo invisible (o el mundo invisible). Corresponde al vocablo hebreo Seol, y significa la morada de los espíritus sin cuerpo. La muerte recoge el cuerpo, y el Hades recoge el espíritu. La palabra “castellana”, Hades, es la misma palabra griega, hades; es decir, la palabra no está traducida, sino solamente transliterada (las letras griegas representadas por las letras castellanas). No está traducida porque no hay palabra castellana (ni inglesa) que sea su equivalente. La palabra aparece en los siguientes textos:

      Mateo 11:23, “Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; } porque si en Sodoma {Gén. 19. 24-28.} se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy”. Luc. 10:15 es texto paralelo, “Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida”.

          1. Este lenguaje es muy semejante al lenguaje de Isa. 14. 13-15, “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;  14  sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.  15  Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.

          2. Los comentaristas Lenski y Hendriksen afirman que el Hades equivale al infierno. Al comentar sobre la palabra Hades en Mat. 11:23 Lenski dice, “Aquí ‘hades’, el lugar invisible es sin lugar a dudas lo opuesto al ‘cielo’ y de esa manera tiene que significar infierno. Aquí ‘hades’ no es traducción de ‘seol’”. Esta es otra conclusión arbitraria (afirmación sin prueba) de Lenski. Hendriksen hace lo mismo: “Aquí, como probablemente en todo lugar en los Evangelios, pero no en todo lugar del Nuevo Testamento, Hades significa ‘infierno’”.

          3. Los dos comentaristas se refieren al contraste (en Mat. 11:23; Luc. 10:15) entre el hades y el cielo, como si Isaías y Cristo hablaran del cielo como el eterno hogar celestial, lo opuesto del infierno. Este es el problema con la interpretación de Lenski, Hendriksen y otros sobre la palabra hades; por esta razón se desvían y entienden mal la palabra. Es muy obvio que lo que Jesús dice acerca de Capernaum se basa en Isa. 14:13-15 sobre la caída de Babilonia, pues son casi idénticas. Desde luego, los que no se arrepienten descenderán al infierno, pero muchas ciudades se habían “exaltado al cielo” en su prosperidad temporal y poder (Babilonia), pero serían humillados, porque pronto serían destruidos por sus enemigos y arrastrados por la muerte al Hades. Al hablar del “cielo” Isaías y Cristo no dicen que Babilonia y Capernaúm querían “ir al cielo” (al eterno hogar celestial), sino que simplemente querían ser exaltados en sumo grado en el sentido mundano.

      Mateo 16:18, “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, {Gr.[ Petros.]} y sobre esta roca {Gr. [petra.]} edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.  “La expresión Puertas del Hades es una expresión oriental para indicar la corte, trono, poder y dignidad del reino infernal. Hades es contemplado como una ciudad poderosa, con puertas formidables y ceñosas” (Word Studies por M. Vincent). El rey Ezequías dijo, Isa. 38, “10  Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años”. Cristo, sin embargo, venció la muerte y el Hades.  Hech. 2, “24  al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella … 27  Porque no dejarás mi alma en el Hades,  Ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. Aunque Cristo murió no se quedó en el Hades, “por cuanto era imposible que fuese retenido por ella”, sino que resucitó y estableció su iglesia. Además, cuando El venga la segunda vez levantará a todos los muertos y después del juicio final, llevará al cielo a todos los redimidos. Recuérdese que Cristo tiene las llaves del Hades. Apoc. 1, “18 Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. Con razón, pues, las fuerzas del Hades no podrían prevalecer sobre su iglesia.  La iglesia de Cristo es el reino de Cristo, Mat. 16:18,19. Dice Dan. 2, “44  Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo”. También Heb. 12, “28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia”.

      Hay una teoría humana que afirma que este texto quiere decir que el alma que ha sido resucitada por Cristo no puede ser retenida por el Hades; es decir, que al morir los salvos no van al Hades, sino directamente al cielo. (Este punto será examinado a fondo en este estudio más abajo).

      Lucas 16:23, “Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno”.

          1. Todos están de acuerdo que al morir los perdidos van al Hades, pero la controversia tiene que ver con la cuestión de si los salvos también van al Hades; es decir, ¿es el Hades la morada de todos los muertos o es la morada de solamente los perdidos? Algunos afirman que el Hades es la morada de solamente los perdidos, pero no hay texto alguno que enseñe o implique tal doctrina.

          2. Ya hemos visto que Mat. 11:23 no se puede usar para probar tal doctrina.

      Hechos 2:27-31, “Porque no dejarás mi alma en el Hades,  Ni permitirás que tu Santo vea corrupción … David … habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción”.

          1. Cuando Cristo murió fue al Hades, pero “su alma no fue dejada en el Hades” porque resucitó de entre los muertos. Este texto muestra claramente que el Hades no es la morada de solamente los perdidos, pero dicen algunos que sí lo era después de la resurrección de Cristo. (Sólo afirman esta doctrina, porque no la pueden probar).

          2. Luc. 23:43, “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Cuando Cristo murió fue al paraíso, pero también fue al Hades; por lo tanto, la conclusión clara es que en el Hades hay un lugar de reposo llamado paraíso.

          3. Obviamente el paraíso corresponde al “seno de Abraham” (Luc. 16:23).

          4. Por lo tanto, es lógico concluir que el Hades tiene dos compartimentos: un lugar para los perdidos y otro lugar para los salvos.

          5. 2 Pedro 2:4 suple el nombre del compartimiento de los perdidos: “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio”. La palabra “infierno” en este texto no viene de la palabra geenna que en el resto del Nuevo Testamento se traduce “infierno”, sino de tártaro. El lugar donde los ángeles que pecaron son guardados en “prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio” corresponde al lugar de sufrimiento mencionado llamado Hades en Luc. 16:23.

      Apocalipsis 1: “17  Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; {Isa. 44. 6; 48. 12; Apoc. 2. 8; 22. 13.}  18  y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. La palabra llaves se usa figuradamente para indicar poder y autoridad (compárese Mat. 16:19). Cristo tiene poder y autoridad sobre la muerte y sobre el Hades.

      Apocalipsis 6:8, “Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía”. La muerte recoge los cuerpos, y le sigue el Hades que recoge los espíritus.

      Apocalipsis 20:13, 14, “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.  14  Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda”. La muerte y el Hades han recogido los muertos, pero los entregarán para el juicio final. El Hades siempre acompaña la muerte. “El postrer enemigo que será destruido es la muerte” (1 Cor. 15:26) y junto con ella su compañero el Hades. En el día final después de entregar a todos los que han recogido serán figuradamente “lanzados al lago de fuego”, porque ya no existirá este fenómeno. Ya no habrá muerte y los espíritus, reunidos con cuerpos incorruptibles, no estarán en el Hades, sino en el cielo con Dios o en el tormento con Satanás. La muerte y el Hades son compañeros íntimos y el destino de la muerte es el destino de ambos.

      Este texto presenta un problema enorme para los que enseñan que el Hades equivale al infierno (geenna), porque sin lugar a dudas el “lago de fuego” es el infierno. Entonces ¿cómo puede el Hades (infierno) ser lanzado al infierno?

Uno de los problemas principales: No se acepta que el significado del Hades ha cambiado

      En algunas versiones el vocablo Hades se ha traducido infierno (hell en inglés), porque cuando salieron esas versiones estas palabras (infierno, hell) significaban la morada de los muertos, pero en la actualidad esta traducción es incorrecta y sólo causa confusión. Cristo mismo estuvo en el hades (Hech. 2:27, 31), pero desde luego no estuvo en el infierno.       

      Hay algo de confusión sobre el uso de esta palabra en el “Diccionario expositivo” del Sr. W. E. Vine. El dice  que Hades es “la región de los espíritus de los muertos perdidos (pero incluyendo los de los muertos bienaventurados en los tiempos anteriores a la Ascensión de Cristo)”. El Sr. Vine implica que después de ascender Cristo, el Hades ya no era la región de los espíritus de los muertos bienaventurados (los que mueren en Cristo). ¿Quiere decir que al morir van directamente al cielo? Si está afirmando esto, ¿por qué, al definir la palabra cielo, dice que “Ha de ser la morada eterna de los santos en la gloria de la resurrección, 2 Co 5:1”. Si ya lo es, ¿por qué decir “ha de ser”? (Véase el comentario sobre este texto en la conclusión de este estudio).

      Al hablar así estos dos comentaristas (y otros) siguen la corriente de aceptar lo que la palabra “ha llegado” a significar en nuestros tiempos sin apegarse a su significado en el tiempo de Cristo y los apóstoles.

      El significado de algunos términos cambia a través de los siglos. Los términos examinados en este estudio (Seol, Hades, infierno, hell) no significan ahora exactamente lo que originalmente significaban. Algunos sacan conclusiones erróneas porque a través de las edades algunas palabras inglesas y castellanas han ido evolucionando según la teología prevaleciente. Estas palabras que estamos estudiando son ejemplos de esto. Por ejemplo, en las versiones antiguas la palabra Seol se traduce hell (inglés) e infierno (castellano), pero aun estas palabras, que ahora claramente se refieren al castigo eterno, originalmente traducían correctamente las palabras Seol y Hades. Según el New World Dictionary  la palabra hell viene de “Hel, la diosa del otro mundo … la base de la palabra helan que significa cubrir o esconder … 1. Biblia, el lugar donde están los espíritus: identificada con seol y hades”. Larousse da varias definiciones de la palabra infierno. Entre ellas son éstas: “Lat. Infernus … inferior … Estancia de las almas … Limbo o seno de Abrahán donde esperaban los justos”.

      En su comentario sobre Mat. 11:23, dice el comentarista James A. Broadus: “La palabra griega Hades, que etimológicamente significa ‘la (tierra) no vista’, ‘el (mundo) invisible’, en conformidad con su uso clásico, y con el de la palabra hebrea Sheol, se emplea en la Septuaginta y en el N. T., para denotar el receptáculo de los espíritus de los muertos, sin hacer referencia a las diferencias de condición entre los buenos y los malos (énfasis agregado) … Con la palabra ‘infierno’ se traducían antes Sheol y Hades, porque originalmente significaba un (lugar) oculto o escondido. Pero ha llegado a asociarse tan exclusivamente con la idea de tormento que la Versión Revisada la emplea solamente para traducir Gehenna y usa Hades siempre que ese término ocurre en el N. T. … Hades se emplea en algunos pasajes del N. T. donde la conexión no sugiere la idea ni de felicidad ni de miseria – es sencillamente la mansión de los finados (Hech. 2:27, 31) (énfasis agregado)”.

      Compárese la palabra bautismo. Nuestras versiones no traducen la palabra según su significado original porque “ha llegado” a significar otras cosas (aspersión, rociamiento, etc.); por lo tanto, no la traducen, sino que simplemente la transliteran (dejando la palabra griega con letras castellanas). Sucede lo mismo en inglés con la palabra baptism.

      En su comentario sobre Mat. 16:18, el comentarista Broadus dice lo siguiente: “La palabra Hades denota el mundo invisible, la morada de los finados. La palabra hebrea Sheol tiene substancialmente la misma significación. Tal era también el sentido original de la palabra inglesa hell, el lugar escondido o invisible, la cual era por lo mismo, en inglés primitivo, una traducción correcta de Hades y Sheol. Pero ha llegado a denotar exclusivamente el lugar de tormento, así como otras muchas palabras han llegado a limitarse al sentido malo, y ahora no traduce sino Gehenna y Hades tiene que usarse en el N. T. … Ni Hades ni Sheol denota alguna vez distintamente el lugar de tormento (énfasis agregado)”. Estos comentarios tienen sentido porque aun los diccionarios confirman el sentido original de infierno y hell. Es obvio que a través de los años los teólogos y comentaristas han corrompido estas palabras para que ya no signifiquen lo que originalmente significaban.

      El problema, sin embargo, no tiene que ver simplemente con el significado de estas dos palabras claves (infierno, hell), sino con la confusión creada con respecto al Seol y Hades; es decir, de que “han llegado” a significar infierno o hell en el sentido de Geenna y, en base a esto, se ha formulado la doctrina errónea de que los que mueren en Cristo no pueden ir al Hades porque es lugar exclusivamente de tormento (equivalente al infierno). Según esta doctrina calvinista (Calvino, Institutio ii, 16. 8-12), cuando Cristo fue librado del Hades, El “libró” también a todos los justos que estaban en el Hades para que fueran al cielo, y desde entonces todos los que mueren en Cristo van directamente al cielo. (La palabra libró se escribe entre comillas, porque es un concepto erróneo. Los que están en el paraíso no necesitan ser “librados” como si estuvieran en tormento).

¿Por qué enseñan algunos que el Hades es el infierno?

      Esta enseñanza también ha causado confusión, aun en la iglesia de Cristo, pues se enseña que cuando Jesús salió del Hades, El “libró” a todos los justos del Hades y los llevó al cielo, y que el Hades es lugar solamente de tormento.

      1. He leído un tratado que dice que las almas en el Hades están “bajo el imperio de la muerte”, que antes de salir Jesús del Hades todos los justos estaban en el Hades, bajo el dominio de la muerte, esto es, en “la muerte espiritual” y, por eso, separados de Dios. Esta doctrina es falsa. El único dominio que la muerte tiene es sobre el cuerpo, porque cuando el hombre muere su espíritu vuelve a Dios (Ecl. 12:7). Los justos, estando con Dios, no están “bajo el imperio de la muerte” y no están en ningún sentido separados de Dios (solamente están separados de su cuerpo). ¿Estaba Cristo en “la muerte espiritual”, separado de Dios, cuando fue al Hades? Al morir dijo (Luc. 23:46), “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”; es decir, al morir estaba con el Padre. Fil. 1:23,  “teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”. ¿Sería muchísimo mejor estar “bajo el imperio de la muerte” y “separado de Dios”? Cuando el hombre justo muere, su alma o espíritu vuelve a Dios (Ecl. 12:7), está con Cristo (Fil. 1:23) y tiene su morada en el paraíso (seno de Abraham), el lugar de reposo en el Hades (la morada de todos los espíritus sin cuerpo).

      2. Según la teoría falsa que niega que los justos van al Hades, Cristo estuvo en el Hades en las mismas condiciones de Abraham, eso es, separado de Dios y esperando que El lo sacara de allí (de la muerte), y se pregunta, ¿será justo que Dios ponga en libertad a Cristo al tercer día, y que los otros que han esperado por miles de años tengan que continuar allí? ¡Imagínese! ¿Cristo estaba en las garras de la muerte espiritual? La muerte espiritual es separación del favor de Dios. ¿Puede usted creer que después de sufrir tanto, Cristo estaba en la muerte espiritual, separado del favor del Padre durante el tiempo que su cuerpo estuvo en el sepulcro y su alma en el Hades? ¡Increíble!

      3. Dice esta  teoría falsa que todos los fieles que estaban con Cristo en el Hades fueron llevados por El al Padre.

¿En qué se basa la doctrina de que los que mueren en Cristo no van al Hades, sino que van directamente al cielo?

      1. Fil. 1, “23  Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”. En base a este texto se argumenta que al morir Pablo estaría con Cristo y puesto que Cristo está en el cielo, Pablo también estaría en el cielo. Recuérdese, sin embargo, que Dios está en todo lugar. Véase el Sal. 139, “7  ¿A dónde me iré de tu Espíritu?  ¿Y a dónde huiré de tu presencia?  8  Si subiere a los cielos, allí estás tú;  Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”. El Seol o el Hades es la región o esfera de los espíritus sin cuerpo. Ecl. 12:7 enseña que el espíritu vuelve a Dios que lo dio. Todo espíritu vuelve a Dios, porque El es el Padre de los espíritus (Heb. 12:9). Algunos creen que los perdidos van al Hades y que los salvos van directamente al cielo, pero este texto dice que el espíritu (de todos) vuelve a Dios. Por lo tanto, es muy cierto que cuando Pablo murió fue con Cristo, pero eso no es prueba de que fue directamente al cielo. ¿Cristo no está en el paraíso con los que mueren en El?

      Todos están de acuerdo que antes de salir Jesús del Hades estaban allí Abraham, Isaac, Jacob, etc. ¿No estaba Dios con ellos? De la misma manera Dios (Cristo) está con los que mueren fieles. Por lo tanto, Fil. 1:23 no prueba que Pablo fue directamente al cielo.

      2. 2 Cor. 12, “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.  3  Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe),  4  que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar”. No conviene hacer ningún argumento basado en este texto, porque ni el mismo Pablo sabía dónde estaba. Posiblemente estaba en el cuerpo y, por eso, no podía haber ido al cielo: 1 Cor. 15, “50 la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”. En este texto Pablo mismo dice que no podemos ir al cielo en este cuerpo físico. Además, aunque no estuviera en el cuerpo, la Biblia no explica lo que es “el tercer cielo”. Puesto que la palabra paraíso se refiere al lugar donde Jesús y el ladrón fueron (Luc. 23:43) y que al mismo tiempo Jesús estaba en el Hades (Hech. 2:37, 31), entonces no es correcto decir que la palabra paraíso significa solamente el hogar eterno en el cielo.

      3. Apoc. 2, “7 Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”. Aquí obviamente el paraíso equivale al cielo pero, como se ve en el punto anterior, esta palabra no se usa solamente del cielo, sino también del lugar de reposo en el Hades.

Considérense los siguientes textos que refutan tal doctrina:

      1. Jn. 20, “17 .. aún no he subido a mi Padre”. Jesús dijo esto después de resucitar de entre los muertos; es decir, después de salir Jesús del Hades no fue inmediatamente al cielo. Más bien, estaba aquí en la tierra unos cuarenta días. Si El “libró” a todos los justos del Hades cuando El salió de allí, ¿dónde estaban éstos durante los cuarenta días? ¿acaso ellos fueron al cielo antes de ascender Jesús? No hay texto alguno que afirme tal cosa. Tales ideas que se basan en conclusiones erróneas acerca del significado del Hades sólo causan confusión.

      2.  Hech. 2, “33  Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.  34  Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:  Dijo el Señor a mi Señor:  Siéntate a mi diestra,  35  Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Pedro cita el Salmo 110:1 y explica que David no habló de sí mismo, sino del “Hijo de David” (el Mesías). Desde luego, David no hubiera llamado “Señor” a ningún descendiente excepto a Cristo. David murió, fue sepultado, y dice Pedro, “su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy”; es decir, David no había resucitado y no había ido al cielo. Por eso, no habla de sí mismo.

      Cristo, sin embargo, sí resucitó de entre los muertos y sí ascendió al cielo (Hech. 1:9-11). En cuanto a David, diez días después de la ascensión de Cristo, precisamente en el día de Pentecostés Pedro dice que David no subió al cielo. ¿Por qué no? Si Cristo hubiera abierto las puertas del Hades para “librar” a todos los justos cuando El mismo salió, ¿por qué dejó a David en el Hades? Si no “libró” a David, no “libró” a nadie. Si se argumenta que Pedro dice que David no subió al cielo cuando murió (pero que sí subió al cielo cuando Jesús resucitó o ascendió), obsérvese que Pedro cita Sal. 110:1 que habla del tiempo cuándo Cristo se sentó a la diestra de Dios; es decir, David es el que habla en este texto, pero no él, sino Cristo subió al cielo para sentarse a la diestra de Dios.

      Si en realidad Cristo hubiera “librado” a David y todos los justos del Hades cuando El resucitó o ascendió, obviamente Pedro no habría hablado de esta manera, explícitamente diciendo que “David no subió a los cielos”.

      3. 1 Cor. 15, “51  He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,  52  en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53  Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”. La Biblia enseña claramente que esta transformación ha de ocurrir cuando Jesús venga la segunda vez; entonces los que van al cielo serán incorruptibles e inmortales. Entran con sus cuerpos espirituales o celestiales (1 Cor. 15:44). Si los que mueren en Cristo van directamente al cielo, no tienen cuerpos espirituales, pero la Biblia no habla de redimidos en el cielo sin cuerpos celestiales.

      4. 2 Cor. 5, “4  Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida”, pero si los que mueren en Cristo van directamente al cielo, están desnudos, porque todavía no tienen sus cuerpos celestiales (1 Cor. 15:44). Serán revestidos cuando resuciten. Es otro fenómeno del que no leemos en la Escrituras. ¡No leemos de redimidos desnudos en el cielo!

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