En cuanto a 1 Sam. 28:3-14 usted dice, “Yo entiendo que al decir el v. 13, ‘he visto dioses que suben de la tierra’, se refiere a demonios, y uno de ellos se transformó en Samuel para engañar a la mujer y luego a Saúl”. Es cierto que la mujer dijo, “He visto dioses que suben de la tierra”, pero su sorpresa indica que ella misma no era capaz de efectuar tal fenómeno. Ella solía obrar con engaño pero en esta ocasión había realidad.
El texto no dice que algún demonio subió disfrazado como Samuel. Repetidas veces el Espíritu Santo mismo dice que fue Samuel. “Y Samuel dijo” (vers. 15, 16); “las palabras de Samuel” (v. 20). Es obvio que Dios quería dar a conocer que en ese momento Samuel estuvo presente y que él mismo habló. Compárese Mat. 17:3.
Además, Samuel pronuncia una profecía y su cumplimiento. De esto la mujer no era capaz de saber. Lea con cuidado las palabras de Samuel. El diablo no habla así. Satanás no exhorta a los hombres por haberse apartado de Dios. Satanás no habla de las consecuencias de la desobediencia a Dios. Samuel está reclamando a Saúl diciendo, “tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy”. Le está predicando. Le está hablando de sus pecados y rebeliones y explicando cómo y por qué Dios le está castigando. Estas no son palabras de ningún demonio disfrazado como Samuel. Es Samuel mismo.
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