Considerar, recordar y soportar

2 Timoteo 2:7-13

I. Considera lo que digo (1 Tim. 4:15; mayormente sobre las tres figuras de los vers. 4-6), y el Señor te dé entendimiento en todo.

            A. Pablo quería que Timoteo entendiera todo el plan que Dios tenía para su vida y el propósito del sufrimiento. De esa manera Timoteo tendría comprensión de lo que le esperaba al ir a Roma y llevar a cabo su ministerio.

            B. Mat. 11:29; 13:51; 15:17; 16:9, 11; 1 Cor. 10:15; Apoc. 10:9, 10.

            C. 2 Tim. 2:15. Debemos usar bien la palabra, examinando exactamente lo que dice, estudiando el contexto, comparándolo con otros textos, buscar en un diccionario palabras que no entendemos, estudiar el lenguaje figurado, modismos, hebraísmos, etc. Sobre todo, la Escritura no debe ser leída con anteojos sectarios. Muchos leen sus Biblias habiendo aceptado la teología de alguna religión humana (la Iglesia Católica Romana, iglesias evangélicas, mormones, testigos del Atalaya, adventistas, etc.). Por eso, no llegarán al conocimiento de la verdad.

            D. No hay otra cosa más necesaria hoy en día que el detenernos para reflexionar y meditar sobre la Palabra de Dios y sobre nuestra propia vida.

II. Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio.

            A. Es necesario meditar no sólo en la crucifixión de Cristo, sino también en su resurrección.

            B. Hay que concentrarnos en la cruz, pero también alzar los ojos para ver la corona que nos espera (4:8, “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.)

            C. Conforme a mi evangelio, el evangelio que él predicaba (Gál. 1:11; Rom. 2:16; 16:25; 2 Cor. 4:3; 1 Tes. 1:5; 2 Tes. 2:14). Desde luego, el evangelio de Pablo fue el mismo que predicaron los demás apóstoles. A través de sus escritos Pablo explica diferentes aspectos del evangelio que él predicaba. Aquí enfatiza:

                        1. Que Jesús era del linaje real de David (Rom. 1:3, 4). Los judíos crucificaron al Heredero del trono de su amado Rey David. La Biblia recalca que Cristo tuvo un cuerpo físico como el nuestro, y que El ofreció ese cuerpo en sacrificio sobre una cruz romana, y que ese cuerpo resucitó del sepulcro.

                        2. Que resucitó de los muertos (1 Cor. 15:1-4). Al leer Hechos de los Apóstoles es muy obvio que este es el tema principal, el corazón, de la predicación apostólica.

III. En el cual sufro penalidades.

            A. Es el mismo pensamiento que encontramos en 1:8, 11, 12; 3:11, 12; 4:6, 7).

            B. Hasta prisiones a modo de malhechor.

            C. Mas la palabra de Dios no está presa. La palabra de este hombre en prisiones no estaba presa. (Fil. 1:12-14; 4:22). No sólo Pablo seguía predicándola, sino que miles de lenguas proclamaban esa palabra a través del imperio romano.

IV. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos.

            A. La fidelidad de Pablo en su vida y en su predicación tuvo mucho que ver con la firmeza de los cristianos de toda época. El no sufría solamente por Cristo, sino también por los santos. Pablo ofrecía a sí mismo como víctima por la causa de Cristo. Efes. 3:13; Fil. 2:17; Col. 1:24; 2 Tim. 4:6. El defendió la verdad frente a los judíos o frente a los paganos. Predicó la verdad de Dios aunque en muchas ocasiones su mensaje no era nada popular. Nunca hizo cambios en el evangelio para evitar la persecución. Soportó por amor de los escogidos, sabiendo que el error y el pecado destruyen almas. Nosotros, los gentiles, debemos estar sumamente agradecidos al apóstol Pablo, porque repetidas veces él defendió nuestra libertad (véanse Hech. 15; Gál. 2:5, 11).

            B. De esta manera él imitaba a Cristo, Efes. 5:25-27.

            C. Pablo estaba dispuesto a morir para que otros pudieran vivir, 2 Cor. 4:10.

            D. Como Pablo soportaba todo, así también exhorta a Timoteo a soportar todo, 2 Tim. 4:5.

V. Palabra fiel  es esta:

            A. 2:11, “Si somos muertos con él, también viviremos con él”. (Rom. 6:3-11; Fil. 3:8-11; 2 Cor. 4:10,11; Col. 3:1-4). Esto significa abnegación de sí. Significa ser contritos y aceptar faltas y arrepentirnos de todo pecado.

            B. 2:12, “Si sufrimos, también reinaremos con él; No podemos vivir y reinar con Cristo si no estamos dispuestos a vivir como El enseña. Rom. 8:17; 1 Jn. 3:1-4; Col. 3:1-4.

                        1. Si sufrimos, (Rom. 8:17; 12:12; 2 Tes. 1:4).

                        2. Reinaremos con El. Apoc. 2:26,27; 3:20, 21; 20:4.

            C. “Si le negáremos, él también nos negará”. Mat. 10:33; Mar. 8:38.

            D. 2:13, “Si fuéremos infieles, él permanece fiel (2 Cor. 1:18; 1 Jn. 1:9);  El no puede negarse a sí mismo” (Heb. 6:13-18).

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