Mateo 12

 

          12:1  En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.  2  Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. – Las actividades más insignificantes de Jesús y sus discípulos siempre eran observadas y examinadas, porque los fariseos y otros líderes estaban resueltos a encontrar pecado en El (pero véase 1 Ped. 2:22).

           Deut. 23, “25  Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo”. Los discípulos no aplicaban hoz a la mies (no usaban ningún instrumento de cosechar), sino que solamente arrancaban espigas para comer; por eso, ellos no violaban la ley de Dios. Era práctica común y legal pero según la tradición de los fariseos (y, por eso, según el concepto del pueblo) no era lícito hacerlo en el día de reposo (el sábado), pues según ellos eso era trabajar (cosechar).

          12:3 --  Pero él les dijo: ¿No habéis leído (19:4; 21:16, 42; 22:31) lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre;  4  cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, {1 Sam. 21:1-6} que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? {Lev. 24. 9}  5  ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? {Núm. 28:9-10} 6  Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.  7  Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, {Os. 6. 6.} no condenaríais a los inocentes;  8  porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.  – En este texto al preguntar “¿No habéis leído? Jesús presenta dos ejemplos que eran paralelos a lo que los discípulos hicieron. (1) Lo que David y sus compañeros hicieron “no les era lícito” y (2) los sacerdotes “profanan el día de reposo”. Al decir “o” (v. 5) Jesús indica que los dos ejemplos son de fuerza igual para probar lo que  él decía. Tanto lo que David y sus compañeros hicieron, como también lo que los sacerdotes hacían eran prácticas justificables, tomando en cuenta el propósito y diseño de las leyes involucradas (la ley con respecto a los panes de la proposición y la ley con respecto a la guarda del sábado).

          Jesús cita Oseas 6:6 para justificar a David y sus compañeros y también para justificar a sus discípulos, porque en los dos casos la misericordia era más importante que la observancia rigurosa de esas leyes ceremoniales porque la observancia correcta en los dos casos de esas leyes ceremoniales no excluía la misericordia. Jesús citó el mismo texto en Mat. 9:13 para justificar el comer con publicanos y pecadores con el propósito de enseñarles.

          Por último, afirma que El es el Señor del día de reposo; es decir, Jesucristo, por ser el autor del mandamiento, es capaz de interpretar correctamente su diseño y propósito del él, determinando así si hay violación de él, o no.

          Algunos citan este texto para sacar conclusiones erróneas, diciendo que Dios no es nada exigente en cuanto a sus mandamientos, que la libertad en Cristo tiene prioridad sobre el guardar sus leyes y que Jesús permite la violación de sus leyes bajo ciertas circunstancias, pero ¿cuál de ellas sería afectada por tal criterio y cómo? Para los que tienen corazones sumisos y respetuosos, el yugo de Jesús es fácil y su carga ligera (Mat. 11:30: 1 Jn. 5:3). Sin embargo, los que no quieren obedecer creen que algunas de las enseñanzas de Cristo son ofensivas (Mat. 15:12) y duras (Jn. 6:60). Por eso, sacan conclusiones erróneas de este texto. Por ejemplo,

           (1) Algunos enseñan que por causa de la “necesidad” todos pueden estar casados (1 Cor. 7:1-9), pero 1 Cor. 7:10, 11 dice, “a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;  11  y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer”. Al decir “quédese sin casar” obviamente no dice que por causa de la llamada necesidad todos pueden estar casados inclusive los repudiados por causa de la fornicación. También véase Rom. 7:3.

           (2) Algunos minimizan la doctrina de Cristo, citando Mat. 23, “23  ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, {Lev. 27. 30.} y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”, pero el diezmar no es mandamiento de la ley de Cristo. Para no dejar la justicia, la misericordia y la fe, ¿cuál de los mandamientos de Cristo debemos descuidar o desobedecer? ¿El bautismo? ¿la cena del Señor? ¿la ofrenda? (¿la ofrenda para los santos no es acto de misericordia?). Para no descuidar la justicia, la misericordia y la fe ¿debemos promover la unidad en la diversidad? De esta manera este texto está usado por algunos hermanos en la actualidad. Jesucristo no pone la justicia, la misericordia y la fe en contraste con ninguna enseñanza suya. Los que usan este texto de esta manera son culpables de torcer las Escrituras. La realidad del caso es que algunos que citan este texto no se interesan por la justicia, la misericordia y la fe, sino más bien en apartarse del patrón bíblico.

          -- los panes de la proposición, {1 Sam. 21:1-6}. Los doce “panes de la proposición” o “pan de la presencia” fueron puestos “en el Tabernáculo en dos hileras de seis sobre la mesa de oro del lugar santo, donde se hallaban constantemente delante del Señor”. Eran renovados cada sábado. “Los sacerdotes comían, en el lugar santo, los panes sacados de la mesa (Ex. 25:30 … ) … simbolizaba la comunión ininterrumpida del pueblo con Jehová” (V-E). Por eso, “no les era lícito a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes”.

          Lo que los discípulos hicieron no era violación de la ley, pero aunque Jesús afirma que ellos eran “inocentes”, no discute ese punto, porque eso no fue su propósito al citar el texto. El argumenta en base a lo que no era lícito según los mismos fariseos. En esta oportunidad Jesús expone la falsedad de los fariseos sin entrar en polémica con respecto a la práctica de sus discípulos a la luz de  Deut. 23:25, y sin condenar sus tradiciones como hizo después (15:1-9). De esa manera su argumento llevaba aun más peso porque de acuerdo con el concepto de ellos mismos en cuanto a lo que no era lícito, quedaron derrotados por los argumentos de Jesús.

          Estos panes no habían de ser comidos por cualquier persona, y si cualquiera hubiera comido de ellos, habría pecado. Al mismo tiempo, esta ley ceremonial no excluía el extender misericordia al hambriento que careciera de manera de conseguir comida. Esto lo sabemos por la explicación del Autor de la observancia del día de reposo.

          12:5 --  ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? {Núm. 28:9-10} – ¿Cómo profanan los sacerdotes el día de reposo? Según la interpretación que los fariseos daban a la ley sobre la guarda del sábado, para ser consecuentes tendrían que admitir que los sacerdotes pecaban cada sábado. ¿Nadie debe trabajar en nada el día de reposo? El sábado era el día más ocupado para los sacerdotes (Lev. 24:8, 9; Núm. 28:9, 10; 1 Crón. 9:32; 23:31). Cocinaban los panes, ofrecían sacrificios e involucrado en esto era el matar y arreglar los animales para ser sacrificados, quemaban incienso, etc. Por lo tanto, el cuarto mandamiento de guardar el sábado (de no trabajar) era una ley general y el que trabajara en cualquier cosa profanaba el sábado. Sin embargo, esta ley tenía excepción en el caso de los sacerdotes, porque había mandamientos específicos que requerían que ellos trabajaran en el día de reposo. Otras excepciones que los fariseos aceptaban eran el circuncidar (Jn. 7:22) y el cuidar de los animales (Luc. 13:15-17; 14:5,6). La conclusión de todo esto es que los fariseos eran hipócritas porque sus leyes eran inconsecuentes y arbitrarias.

          12: 6  Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. – La palabra templo aquí se refiere a los servicios relacionados con el templo, es decir, los sacrificios, el guardar el sábado, etc. Seguramente este dicho de Jesús fue sorprendente y hasta alarmante para sus oyentes, porque el templo representaba la presencia de Jehová. ¿Cómo podría haber “uno mayor que el templo”? No se imaginaban que nuestro Señor Jesucristo es el Verdadero Templo de Dios (Jn. 2:19). Por lo tanto, si el servicio para los sacrificios en el templo justificaba el trabajo en el día de reposo, ¿cuánto más el servicio de Cristo quien no sólo es el Dios del templo, sino el Templo mismo, justificaba a los discípulos en lo que hicieron que no violó ninguna ley de Dios, sino solamente la tradición de los fariseos?

          12:7  Y si supieseis qué significa: {12.7:-Mt. 9. 13.} Misericordia quiero, y no sacrificio, {12.7:-Os. 6. 6.} no condenaríais a los inocentes;  8  porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo. – Desde luego, Dios requería muchos sacrificios y ofrendas del pueblo, pero El no quería que la religión del pueblo fuera limitada al externo, sino que mostrara verdadera bondad y misericordia los unos a los otros. En el tiempo de Oseas y Miqueas, como también en los días de Jesús, el pueblo abusaba de los sacrificios, pensando que éstos eran suficientes en sí para hacerles aceptables con Dios, no obstante su descuido de “lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe” (Mat. 23:23). Creían que cualquier expresión de devoción externa (aunque no mandada por Dios) sería adecuada para borrar sus iniquidades.

          Jesús cita Oseas 6:6 con respecto a su práctica de comer con los pecadores (Mat. 9:13). Dios quiere misericordia para los perdidos y Jesús la mostraba. Los fariseos sólo querían respeto por sus tradiciones humanas con respecto a “guardar su distancia” de los pecadores e inmundos. El concepto básico de Oseas 6:6 se ve también en Miqueas 6:6-8: “¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?  7  ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?  8  Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.

          ¿Oseas 6:6 enseña que Dios no es exigente, que no requiere la obediencia? Léase el libro de Oseas, observando en particular estos versículos: 1:2-9; 5:5-7; 6:76,7; 7:18-16. En Oseas 6:6; Miqueas 6:6-8, etc. Dios condena la observancia externa de algunas leyes al descuidar y aun oprimir a los pobres y necesitados entre el mismo pueblo de Dios. Si los fariseos hubieran entendido este texto de Oseas, no habrían condenado a los discípulos inocentes de Jesús.

          Algunos modernistas abogan por lo que llaman "la ética situacional", y argumentan que Jesús a veces "violaba" leyes de Dios, o hacía excepciones a ellas, si a su juicio la situación lo merecía. Presentan este pasaje que estamos examinando como prueba de su argumentación. Para ellos ¡no hay verdades o principios absolutos e incontrovertibles! Para ellos ¡todo es relativo! Con esto quieren decir que no siempre es pecado mentir, fornicar o matar. Todo depende de la situación al momento.

          La verdad del caso es que Jesús nunca violó ningún mandamiento de Dios; nunca hizo "excepciones". Como el Autor de las leyes ceremoniales de Dios, él las hizo con diseños y propósitos y sabía lo que ellos excluía. Las leyes morales de Dios nunca cambian, porque la naturaleza de Dios no cambia. No hay caso alguno en las Escrituras de violación de parte de Jesús de algún mandamiento moral de Dios, ni justificación de hacerlo de parte de otros.

          Algunos están bebiendo de la fuente del modernismo, negando que haya verdad absoluta e incontrovertible. Estos creen que toda verdad es relativa. Creen que sus oponentes son "exclusivistas", porque no "incluyen" en su comunión, y no admiten en sus prácticas, personas y doctrinas que no sean de su "tradición" e "hermenéutica vieja".

          12:9 -- Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos. 10  Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; – El conflicto continúa. Este texto también trata del conflicto entre Jesús y los judíos sobre las leyes de ellos sobre el sábado. Según Luc. 6:1, fue su mano derecha. Una condición muy triste porque la mayoría de los empleos, mayormente en aquellos días, requería el uso de las dos manos. Era muy limitado el albañil, el carpintero o el que hacía tiendas (Hech. 18:3) si tuviera que trabajar con una sola mano. En cuanto al poder humano, no había remedio para este condición. Tal hombre ofreció a Jesús otra oportunidad de sanar, pero este caso fue especial debido al lugar (sinagoga) y el tiempo (día de reposo). Ocurrió en la sinagoga, probablemente en Galilea, Mar. 2:1, Capernaum. La sinagoga era el lugar para leer la ley de Moisés, los profetas y los salmos, para acercarse a Dios. Pero los escribas y fariseos (Luc. 6:7) se portaban de la manera más carnal, manifestando su odio hacia Jesús y la determinación de destruirlo (Mat. 12:14).

          -- y preguntaron a Jesús, para poder acusarle; (“y le asechaban los escribas y los fariseos, para ver si en día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle”, Luc. 6:7). Esta era su empleo principal (véanse también Luc. 14:1; 20:20). En esta ocasión le acechaban para ver si sanaría en el día de reposo. Es interesante notar que ellos sabían perfectamente que Jesús podía sanar. No era cuestión de observarle para ver si El podía sanar, sino para ver si lo haría en el día de reposo. Qué triste fue que no les interesara la hermosa enseñanza de Jesús, ni tampoco la miseria del pobre hombre con la mano seca.

          Le acechaban porque querían acusarle de quebrantar, según ellos, la ley sobre el día de reposo. Se aprovecharon de la asamblea pública para acusarle. Recuérdese que no querían simplemente criticarlo, sino más bien querían eliminarlo. Le envidiaron mucho debido a su gran popularidad con la gente. Jesús gozaba de mucha influencia. La gente "se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas" (Mat. 7:28,29). También se admiraba la gente mucho de sus milagros. Aun Pilato, el romano, se dio cuenta de la envidia de los líderes judíos (Mat. 27:18). Desde luego, Jesús sabía el propósito y plan de ellos (Luc. 6:8; Mat. 9:4;  22:18; Jn. 2:24,25).

          Cristo y las tradiciones. Es importante recordar que el conflicto no estaba entre Cristo y la ley de Moisés, sino entre Cristo y las tradiciones de los judíos. Estos habían formulado muchas reglas con respecto al día de reposo. Se debe recalcar que estos líderes judíos no podían negar que Jesús hizo milagros, y no podían refutar ninguna de sus enseñanzas. Jesús era verdadero (Apoc. 3:14), y enseñó la verdad. Sin embargo, por causa del prejuicio fanatizado y ciego de los escribas y fariseos por sus reglas (tradiciones) humanas, mayormente con respecto al día de reposo, y por causa de su envidia, fueron al extremo de acusar a Jesús de obrar por el poder de Beelzebú, el príncipe de los demonios (Mat. 9:34; 12:24).

          -- ¿Es lícito sanar en el día de reposo? -- Es obvio que no tenían compasión por este pobre hombre, sino que sólo querían atrapar a Jesús quien en siete ocasiones sanó a los enfermos en el día de reposo (Mar. 1:21, 29; Jn. 5:9; 9:14; Luc. 13:14; 14:2, 3). “¿Es lícito?” Pero Jesús, por ser Dios omnisciente, conocía sus pensamientos (Luc. 6:8).

          12:11 -- El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? {Luc. 14:5}  12  Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Jesús razona desde lo inferior (animal) a lo superior (hombre). Compárese Luc. 15:4. Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. (Según Marcos 3:4, Jesús agrega, “¿o hacer mal?” También Luc. 6:9, “¿salvar la vida, o quitarla?” Según los fariseos era cuestión de hacerlo o no hacerlo, pero para Jesús era cuestión de hacer bien o de hacer mal y la implicación es que al no hacer bien se hace mal. Mar. 3:4, “pero ellos callaban”; tuvieron miedo de decir que se puede hacer mal en el día de reposo. Sin embargo, estaban demasiado obstinados para aceptar que sería correcto sanar; por eso, callaban.

          ¿Es lícito sanar en el día de reposo? La  verdadera controversia no fue ésta, sino la pregunta: ¿con qué autoridad resiste Jesús a los rabinos judíos y sus tradiciones? Es importante tener presente esta cuestión para entender los argumentos de Jesús. No había conflicto entre Cristo y la ley de Moisés. Cristo siempre apoyaba la ley de Moisés (Mat. 5:17-20).

          ¿Es lícito? Obsérvese que no preguntaron "¿Es misericordioso hacerlo?" Eso no les interesaba.

Según Marcos 3:3, antes de la pregunta de los judíos, Jesús había dicho al hombre afligido, "Levántate y ponte en medio". Este asunto no fue hecho en ningún rincón escondido, sino en la forma más pública en la presencia de sus detractores.

          Jesús contesta su pregunta con otras preguntas: Mat. 12:11, "¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?" Jesús no apela a la ley de Moisés porque ésta no estaba involucrada en la controversia. Más bien Jesús apela a la práctica común del pueblo mismo. Esta pregunta va directamente al corazón del problema: los escribas y fariseos sí tenían misericordia de los animales, pero no tenían misericordia de los hombres (Mat. 23:23). Todos estuvieron de acuerdo de que era lícito aliviar el sufrimiento de un animal. Todos lo practicaban. Pero Jesús pregunta, "¿Cuánto más vale un hombre que una oveja?" Compárense Luc. 13:15-17; 14:5,6. Jesús creía que un hombre vale más que una oveja, pero los escribas y fariseos no estaban de acuerdo con El. Ellos no tenían misericordia de los afligidos. No amaban a los pobres y miserables (Mat. 12:7; 23:23). Aun los escribas y fariseos estaban dispuestos a sacar la oveja o el buey del hoyo en cualquier día de la semana, pero no tenían misericordia del hombre con la mano seca.

          La religión de la persona que no tiene misericordia de otros es vana (Sant. 1:27). El sábado no fue instituido para hacer al hombre menos compasivo hacia el prójimo. Mar. 3:4; Luc. 6:9, "¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?" Así es que la cuestión no era la de curar o no curar, sino la de hacer bien o de hacer mal en el día de reposo. Entonces, al curar Jesús en ese día ¿hizo bien o hizo mal? Dice Sant. 4:17, "Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado". Hubiera sido absurdo decir, "Es lícito hacer mal o quitar la vida en los días de reposo", como bien sabían los judíos. Implica Jesús que en algunas circunstancias hay que escoger, y que el no hacer bien equivale a hacer mal.

          No hay tiempo tan sagrado de que el afligido no pueda ser aliviado de su sufrimiento. Jesús hizo bien al sanar al hombre. Los escribas y fariseos hicieron mal al querer destruir a Jesús.

          Es importante notar que los doctores de la ley enseñaban que era lícito aliviar el sufrimiento de alguna aflicción aguda (como en el caso de alguna emergencia), pero que no era lícito curar alguna enfermedad crónica (y, desde luego, el caso de este hombre con la mano seca no se consideraba una emergencia). La gente sincera que estuvo presente en la sinagoga en esa ocasión comprendió mejor acerca de lo que significa guardar santo el día de reposo. Aprendieron que no solamente la obra de los sacerdotes en el templo (Mat. 12:5), sino también las obras de benevolencia eran lícitas en el día de reposo.

          Hay un detalle adicional muy importante en Mar. 3, “5  Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano”. Desde luego, el enojo de Jesús no era malicioso y no fue provocado por el egoísmo (como sucede en el caso de los carnales), sino que fue la expresión de una indignación santa. El enojo santo de Jesús procedió de su amor por el pobre hombre y fue provocado por la dureza de corazón de los judíos que no sentían compasión alguna por el afligido.

          Desde luego, Jesús no pecó (Heb. 4:15; 1 Ped. 2:22). Dice Pablo (Efes. 4:26), "Airaos, pero no pequéis". Jesús se enojó y al mismo tiempo estuvo entristecido. Su reacción en esta ocasión fue similar a su reacción hacia los que vendían en el templo (Juan 2:13-17). "Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume". Debemos imitar a Jesús. El pecado, el error, la hipocresía, etc. deben provocarnos (enojarnos), pero debemos siempre ser espirituales y no carnales. Debemos tener el dominio propio para hablar y actuar como Jesús y no como gente mundana.

          Este enojo sano fue provocado por la exagerada hipocresía de los judíos, como también por su devoción ciega a sus tradiciones. Ellos demostraron su indiferencia total hacia el hombre afligido y su fanatismo hacia sus tradiciones humanas. Es importante recordar que provocamos a Dios si rechazamos la verdad. Estamos repitiendo una verdad sencilla y obvia: los escribas y fariseos entendían perfectamente que Jesús hacía buenas obras, impartía buenas enseñanzas y que en todo sentido era bueno y verdadero, pero ellos se rebelaron obstinadamente contra esta verdad.

          Los judíos se enojaron y pecaron, pero Jesús se enojó y no pecó. Su enojo no le hizo decir ni hacer nada fuera de orden. El dijo e hizo exactamente lo que debía decir y hacer. Jesús se enojó pero no odiaba a nadie. Es otro ejemplo de "la ira de Dios" contra el pecado y rebelión del hombre. Pero los judíos "se llenaron de furor" (Luc. 6:11) y sí pecaron, porque su enojo era completamente carnal. Eran homicidas porque aborrecían a Jesús (1 Jn. 3:15), y también hicieron planes definitivos para destruirlo.

          12:13 --  Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. -- Que sepamos Jesús no hizo nada y no dijo más; le sanó sin palabra.  “La extendió”. Tuvo fe en Jesús y le obedeció. Recuérdese que era muy peligroso confesar o en alguna manera manifestar fe en Jesús. Los judíos echaban de la sinagoga a los que confesaban a Jesús (Jn. 9:22; 12:42). Al obedecer a Jesús este hombre corrió el riesgo de sufrir lo mismo. "Le fue restaurada sana como la otra". No era necesario ningún tratamiento subsecuente. No era necesaria otra cita con el Médico para que examinara la mano. Fue una sanidad completa, perfecta e instantánea. Los "curanderos" modernos nunca intentan esta clase de obra maravillosa, porque en ella no hay manera de engañar al pueblo. Dicen que sanan enfermos, pero a ¿cuáles? A los que tienen ciertos dolores, que no pueden oír o ver bien, que usan muletas, etc., pero los mancos, los paralíticos y los muertos no reciben ayuda de los falsos "sanadores" modernos.

          Ahora este hombre podía trabajar normalmente. ¡Que bendición más grande! El trabajo es una gran bendición de Dios. El primer hombre trabajó aun en el paraíso de Edén (Gén. 2:17) antes de pecar. (Véanse Ecles. 4:18; 1 Tes. 4:11).

          12:14 -- Y salidos los fariseos (“se llenaron de furor”, Luc. 6:11) tuvieron consejo (“con los herodianos”, Mar. 3:6) contra Jesús para destruirle. –  Los fariseos detestaban a los herodianos porque éstos eran más políticos que religiosos. Sin embargo, tenían el poder político que los fariseos necesitaban para “acabar” con Jesús. Esta alianza bien muestra que los fariseos estaban en completa bancarrota espiritual.  De estos textos vemos que temprano en el ministerio de Jesús sus enemigos comenzaron a conspirar contra El. Veían que Jesús era un personaje muy peligroso para ellos, y no había otro remedio. De una vez comenzaron a preparar el certificado de muerte.

          12:15 -- Sabiendo esto Jesús, se apartó (se retiró, LBLA; Mar. 3:7, “se retiró”) de allí – no por temor, sino porque su hora no había llegado. Todavía le faltó mucho trabajo. Después de sanar a un leproso “se apartaba (se retiraba, LBLA) a lugares desiertos, y oraba” (Luc. 5:16); y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,  16  y les encargaba rigurosamente que no le descubriesen;  17  para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:  18  He aquí mi siervo, a quien he escogido;  Mi Amado, en quien se agrada mi alma (Mat. 3:17; 17:5; Jn. 3:16.);  Pondré mi Espíritu sobre él (Luc. 4:18; Hech. 10:38; Apoc. 3:1),  Y a los gentiles anunciará juicio. 19  No contenderá, ni voceará,  Ni nadie oirá en las calles su voz.  20  La caña cascada no quebrará,  Y el pábilo (mecha, LBLA) que humea no apagará, -- Lucas (4:18,19) se refiere a una profecía de Isaías (61:1,2) durante otra parte de su ministerio. Jesús manifestaba mucho interés en los pobres, débiles, necesitados. Les ayudaba para que recobraran fuerzas. Heb. 12, “12  Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; {Is. 35. 3.}  13  y haced sendas derechas para vuestros pies, {Pr. 4. 26.} para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado”. Este texto bien describe el ministerio de Jesús. Véase Luc. 4:18, “El Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;  Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;  A pregonar libertad los cautivos,  Y vista a los ciegos;  A poner en libertad los oprimidos; 19  A predicar el año agradable del Señor”.

          Los métodos del Mesías no era como los judíos esperaban. El no era un “revolucionario”. “No contenderá”, "de la palabra ERIS, contención, pleito, especialmente rivalidad, riña, como en la iglesia en Corinto, ‘contiendas', 1 Cor. 1:11; 3:3; 2 Cor. 12:20, etc." Los corintios carnales no imitaban a Cristo porque ellos sí "contendían" en ese sentido. Judas 3 dice "contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos", pero usa otra palabra que "significa contender acerca de una cosa, como combatiente".  No nos conviene contender por la verdad de manera carnal. La verdad no debe ser presentada en discusiones carnales en las cuales el que tenga los pulmones más fuertes "gana" el argumento.

          “No voceará”, clamar, dar voces, gritar, para atraer la atención del pueblo. No andaba por las ciudades y las calles gritando algún slogan político. Ni nadie oirá en las calles su voz. Más bien se oía su voz en el monte (Mat. 5:1), junto al mar (Mat. 13:1), en la sinagoga, etc.

          Jesús no era otro revolucionario más como "Teudas" o "Judas el galileo" (Hech. 5:36,37). Jesús de Nazaret era el prometido Mesías, pero no vino como gran conquistador para vengarse de sus enemigos. En lugar de sojuzgar a sus enemigos con fuerza de armas El "se apartó" de ellos. Mateo muestra con esta profecía que el concepto popular del Mesías estaba equivocado. No era en ningún sentido un guerrero mundano. No levantaría un ejército para pelear contra los romanos, como los judíos esperaban. No empleó ninguno de los métodos que los grandes líderes mundiales consideran tan necesarios para avanzar sus movimientos.

          Desde luego había mucho que corregir en el mundo político de los romanos y de los judíos. Había grandes injusticias practicadas contra el pueblo. Había opresión de toda clase. Por causa de tales condiciones se provocan revoluciones. Pero el reino de Jesús no es de este mundo (Jn. 18:36). Por eso, se apartó de la violencia amenazada por  los escribas y fariseos (v. 15). Dice Mar. 3:5, "Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones", pero no se enojó carnalmente. No gritaba, amenazando a sus oponentes. El tenía pleno poder para destruirlos (Mat. 27:53). No tuvo que contender y vocear.

          -- La caña cascada no quebrará. -- Compárense Mat. 11:7; Luc. 7:24. La caña cascada simboliza la debilidad y falta de estabilidad. Es emblema de los pobres y oprimidos. En lugar de oprimir a los pobres y necesitados como suelen hacer los conquistadores mundanos, Jesús cumplió esta profecía ayudando y sanando a los enfermos, los cojos, los ciegos, y otros muchos necesitados.

          La caña cascada queda doblada hacia la tierra. Así son los enfermos, cojos, etc. que no pueden pararse normalmente. En lugar de quebrar a los tales, más bien Jesús los sanaría. Jesucristo era y es verdadero Dios (1 Juan 5:20) que ama y cuida al hombre (1 Ped. 5:7).

          -- Y el pábilo (la mecha) que humea no apagará. -- La llama de la mecha de la vela ya se extinguió. Al llegar Jesús la mecha sólo humeaba. Pero en lugar de apagarla Jesús la restauraba para que diera luz otra vez. Estas figuras sirven para describir a los desafortunados y oprimidos en contraste con los orgullosos y los autosuficientes que piensan que no necesitan la ayuda del Mesías. Con estos últimos "grandes" los líderes mundiales edifican sus gobiernos o sus empresas. Jesús no buscó la ayuda de ellos. 

          Los escribas y fariseos oprimían a los pobres. Véase Mat. 23:14. "Dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe" (Mat. 23:23). Pero Jesús sanaba a muchos enfermos; buscó y salvó a los publicanos (Luc. 19:2,10; recuérdese que Mateo mismo era publicano, Mat. 9:9,10); consolaba a los que lloraban (Mat. 5:4); animaba a los temerosos (Mat. 14:13-21); reafirmaba la fe de los que dudaban (Mat. 11:2-6; Jn. 20:24-29); dio de comer a los hambrientos (Mat. 14:13-21); y siempre perdonaba a los arrepentidos (Luc. 7:50).

          En toda época la "caña cascada" bien puede ser la persona que busca a Dios; el "pábilo que humea" puede ser el que acude a Jesús. Estos admiten sus faltas y su miseria y su gran necesidad de un Salvador y Protector (Mat. 5:3-5). Son los enfermos que necesitan el Médico (Mat. 9:12). Jesús no es severo y cruel en su trato de los tales, sino que es "manso y humilde". 

          -- Hasta que saque a victoria el juicio. -- La palabra "juicio" se refiere al evangelio, la palabra autoritaria de Dios (Rom. 1:16). La "victoria" es la del evangelio, una victoria espiritual que se realiza cuando el evangelio se predica. La predicación del evangelio a todas las naciones logra la victoria. El concepto popular de los judíos en cuanto al "juicio" para los gentiles era de que al venir el Mesías los gentiles que no se convirtieran al judaísmo serían castigados y aun aniquilados. ¡Qué contraste entre el concepto común de los judíos y la realidad! Se cumplió esta profecía cuando el evangelio fue predicado a los gentiles. Hech. 10,11; 13:1 etc.

          12:21 --  Y en su nombre esperarán los gentiles. {Isa. 42:1-4} Véase Mar. 3:7,8. Heb. 6:19, los conversos gentiles, al igual que los conversos judíos, tendrían su esperanza viva firmemente fundada en Jesucristo. El tiempo de no proclamar las grandes obras de Jesús iba a terminar. El evangelio sería proclamado en su plenitud a todas las naciones del mundo. La Gran Comisión de predicar el evangelio a todas las naciones se registra en Mat. 28:19; Mar. 16:15; y Luc. 24:47. Comenzando en Hechos 10 vemos el cumplimiento de esta obra.

          Aquí Marcos 3 agrega dos detalles interesantes: “20  Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan.  21  Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí”. Según Mateo 12:46-50 “los suyos” eran su madre.

          12:22 --  Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; -- Según Marcos 3:20, "se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan".  También Marcos 3:21, "Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí". Compárese Hech. 26:24. Los hombres que se dedican día y noche con privaciones de toda clase para lograr fines políticos y comerciales se ven como muy prudentes y sabios, pero si los mismos hombres se dedican con el mismo empeño a las cosas de Dios, se consideran como fanáticos.

          La palabra "endemoniado" significa "estar poseído por un demonio, actuar bajo el control de un demonio". Los demonios, o espíritus inmundos, que tomaban posesión de la gente les atormentaban y afligían de muchas maneras. En este caso el demonio dejó al hombre ciego y mudo. De una vez obsérvese que Satanás hizo todo esto: dejó a este pobre hombre atormentado por un espíritu inmundo, ciego y mudo. Así es la obra de Satanás. Recuérdese ese cuadro al continuar el estudio de este texto.

          -- Y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. -- Fue milagro triple: Jesús echó fuera el demonio y el hombre pudo ver y hablar. De esta manera Jesús deshizo la obra del diablo. Obró en contra de Satanás, 1 Jn. 3:8.

          12:23 -- Y toda la gente estaba atónita, -- No había otro milagro más impresionante que éste; la gente siempre "estaba atónita" al observarlo, pues era otra demostración clara de la supremacía de Jesús sobre Satanás. Por lo tanto, preguntan, aunque con duda, si este Jesús no podría ser el Mesías (hablando de El decían, "Hijo de David"; es decir, descendiente de David). Véase Isa. 35:5. También compárese Jn. 7:31, "El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?" Los fariseos no creían porque no querían creer. No les convenía creer. La envidia de ellos impedía que aceptaran la verdad, pero la reacción espontánea de la gente común, gente que simplemente decía lo que pensaba de los milagros de Jesús, es evidencia clara de que Jesús mostraba atributos divinos.

          -- y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? -- La pregunta implica respuesta negativa. Los milagros indicaban que Jesús bien podría ser el Mesías, pero no se presentaba ni obraba como el Mesías esperado por los judíos, porque éste debería ser un gran Conquistador, un glorioso Rey como David y Salomón.

          12:24 -- Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. -- La acusación de los fariseo fue acto de desesperación. Los fariseos reconocían que tenían que apagar el intenso interés del pueblo en los milagros de Jesús. La pregunta hecha por la gente era “puro veneno” para los fariseos. Viendo los milagros la gente podía llegar a la conclusión de que en verdad Jesús era enviado de Dios (véase Jn. 3:2). Si el pueblo se convencía plenamente de esto, entonces también aceptarían a Jesús como su Maestro y rechazarían a los fariseos. Estos seguramente no tenían la actitud de Juan el bautista en cuanto a sus seguidores (véase Jn. 3:26,30). Los fariseos podían ver que ese movimiento ya estaba fuera de control, y tenían que hacer algo para impedirlo. Se dedicaban mucho a la investigación de cualquier líder popular (véase Jn. 1:19) para proteger su propia posición de liderazgo.

          La acusación fue sumamente ofensiva, despreciativa y odiosa (véase Mat. 10:25, le "llamaron Beelzebú"). Es probable que el nombre "Beelzebú" es corrupción de "Baal-zebub dios de Ekron", el dios inventado y adorado por los filisteos para protegerles de las moscas. Véase 2 Reyes 1:2,3,6,16. En alguna forma se identificaba en la mente de los judíos con Satanás, el príncipe de los demonios.  Habían dicho la misma cosa cuando Jesús echó fuera el demonio de otro mudo (Mat. 9:32-34). En esa ocasión también "la gente se maravillaba" y los fariseos se vieron en la necesidad de combatir la influencia de Jesús.

          Fue doble la acusación: (1) “Decían que tenía a Beelzebú", Mar. 3:22; que tenía demonio (Jn. 7:20; 8:48,52; 10:20, "demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?"). Decían lo mismo de Juan (Mat. 11:18), y con el mismo fin, para que la gente no les escuchara. (Es la táctica usada por los hermanos institucionales que nos tildan de "antis" y otras cosas peores para que la gente no nos escuche); (2) que estaba aliado con Satanás. No podían negar que Jesús hacía milagros, ni tampoco podían atribuir estas maravillas a poderes meramente humanos. La evidencia de que Jesús obraba verdaderos milagros era muy clara e irrefutable (compárese Hech. 4:16), pero ellos sí podían poner en tela de juicio la fuente de ese poder, avanzando la idea insensata de que Jesús obraba en liga con Satanás. Con esta táctica podían convencer al pueblo que aunque Jesús hacía milagros, no eran de Dios. No era cuestión de si El hacía milagros, sino de por qué autoridad los hacía. Creían los fariseos que habían dado una explicación que Jesús no podía refutar, ya que se trataba de fuerzas invisibles. Jesús reconoció la astucia de esta acusación y su posible efecto sobre el pueblo. Por lo tanto, tomó la molestia de refutarla rotundamente.

          Fue una idea sumamente absurda porque desde el principio Jesús obraba fervientemente en contra de Satanás, destruyendo su obra en toda manera posible. "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Jn. 3:8). Pero el triunfo sobresaliente de Jesús sobre Satanás era el milagro de echar fuera los demonios. ¿Por qué estaba endemoniado este hombre? ¿Quién era responsable? Satanás. ¿Quién le liberó de esa horrible miseria? Cristo. ¿Estos dos -- Satanás y Cristo -- estaban en liga el uno con el otro? ¿Uno haciendo y el otro deshaciendo lo que el primero hacía?

          En primer lugar, Satanás no destruye su propia obra; en segundo lugar, ¿desde cuándo hace buenas obras

          12:25 --  Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos (porque era Dios omnisciente), les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. --"Sabiendo los pensamientos de ellos" (Jn. 2:25; 21:17). Cristo llegó a ser hombre y vivió en la tierra pero no dejó de ser Dios omnisciente y omnipotente. No sabemos si Jesús oyó las palabras de ellos, pero si las oía o no, de todas maneras sabía los pensamientos de ellos. El entendía a profundidad los propósitos de ellos, y por eso la naturaleza de su acusación.

          12:26 -- Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? -- Si Satanás envía los demonios para tomar control de la gente para causar sufrimiento y miseria, y luego el mismo Satanás envía a Jesús para echar fuera aquellos mismos siervos obedientes de Satanás, entonces obra en contra de sí mismo. Tal proceder sería pura estupidez y ¿quién acusa a Satanás de ser estúpido? ¿Acaso los fariseos no sabían esto? ¿Eran estúpidos ellos mismos? ¿Quién no sabe que un reino dividido contra sí mismo será pronto asolado? ¡Qué locura decir que Satanás echaba fuera a Satanás! Todos sabían que los espíritus inmundos venían de Satanás y que los endemoniados eran afligidos por él.

          Es probable que la respuesta correcta es que ellos dijeron esto por causa de su desesperación. ¿Qué otra cosa podían hacer? Jesús estaba destruyendo su influencia y, por eso, disminuyendo su control sobre el pueblo. No podían negar que Jesús hacía milagros, porque eran muchos, eran estupendos y maravillosos, y había muchos testigos. Entonces ¿qué hacer? Les quedaron solamente dos alternativas: (1) admitir que Jesús hacía milagros por el poder de Dios y humillarse delante de El, o (2) atribuir sus milagros al diablo, diciendo que Jesús estaba aliado con Satanás, comisionado por El y vestido de poder diabólico.

          Pero ¿no entendieron lo ilógico de decir que Satanás echaba fuera a Satanás? Recuérdese que estaban desesperados y, por eso, no eran razonables. Así es la oposición contra Dios en toda época. Todo argumento contra Dios, contra Cristo, contra el evangelio, contra la iglesia, etc. es argumento ilógico. Sin embargo los falsos maestros no se preocupan por esto porque su único propósito es triunfar sobre la verdad, y para lograr su propósito emplean todas las armas carnales (2 Cor. 10:4).

          12:27 --  Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. – Sus hijos eran sus discípulos, o seguidores, 22:16. Compárese 2 Reyes 2:3, "hijos de los profetas". Seguramente los fariseos creían que sus discípulos lanzaban demonios por el poder de Dios (véase Mat. 7:22; 24:24). Hech. 19:13 habla de los "judíos, exorcistas ambulantes". Estos usaban encantos de varias clases para "echar fuera demonios". Josefo describe tales casos. Entonces ¿por qué condenaron a Jesús por hacer lo que, según ellos, sus discípulos hacían? El propósito de esta pregunta de Jesús fue para exponer aun más la inconsecuencia de los fariseos. Ellos atribuyeron la obra de sus “hijos” a Dios, y no a Satanás. Entonces ¿por qué decir que Jesús lanzaba demonios por Beelzebú?

          Por lo tanto, sus propios "hijos" (discípulos, seguidores) serían sus jueces. Si los "hijos" de los fariseos que profesaban lanzar demonios admitían que la acusación hecha por los fariseos era cierta, entonces se condenaban a sí mismos. Por el otro lado si decían que la acusación era falsa, entonces condenaban a sus maestros y vindicaban a Jesús. De todas maneras serían sus jueces.

          Compárese Mat. 21:23-27, otro ejemplo de esta clase de argumentación de Jesús por la cual sus oponentes habrían perdido, no obstante cómo contestaran.

           12:28 -- Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. – De todos los milagros hechos por Jesús parece que el echar fuera los demonios impresionaba más a la gente. Quedaron atónitos y maravillados, sumamente impresionados con esta señal. Jesús también hace caso especial de este milagro. Según El este fenómeno demostraba claramente "el dedo de Dios" (Luc. 11:20), o como dice Mateo, Jesús obraba "por el Espíritu de Dios" (Mat. 12:28). Por esta causa Jesús suena la alarma contra la blasfemia contra el Espíritu Santo (v. 32; Mar. 3:29,30).

          Por lo tanto, el reino de Dios había llegado porque el reino de Satanás estaba sufriendo mucha pérdida. Había solamente dos alternativas: (1) Jesús echaba fuera demonios por la autoridad de Satanás, conclusión ilógica y absurda, porque de esa manera Satanás hubiera trabajado en contra de sí mismo, cosa que él nunca hace. ¡Satanás es muy astuto, no es estúpido! (v. 25-27). (2) La otra alternativa, la única que les quedaba, fue que Jesús echaba fuera demonios por el dedo de Dios y, por lo tanto, el reino de Dios había llegado; es decir, los milagros demostraban que todo lo que El había anunciado acerca del reino era cierto. En ese caso les convenía a los judíos regocijarse grandemente al ver la demostración del poder de Dios sobre el poder de Satanás. Les convenía preparar sus corazones para recibir este reino que tenía tanto poder de hacer obras de misericordia entre la gente. Pero "los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (Jn. 3:19).

          Esto presenta un pensamiento alarmante, porque indica que los fariseos, al observar la obra de Jesús, eran testigos de la presencia y el poder del mismo Dios a quién ellos profesaban servir. La llegada del Mesías sería también la llegada del reino de Dios anunciado por todos los profetas. En esto Jesús anticipa la llegada del reino el día de Pentecostés. El punto es que Dios ya estaba derrotando a Satanás como Jesús explica en los versículos que siguen.

          12: 29 --  Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.  -- El hombre fuerte representa el diablo. Jesús entró en su casa (la persona endemoniada) para atarlo antes de poder saquear su casa (echar fuera el demonio). Es importante observar que esta victoria sobre Satanás ocurrió cuando Cristo vino la primera vez, porque muchos maestros religiosos creen y enseñan que la victoria de Jesús sobre Satanás será hasta su segunda venida. Obsérvese esta verdad en los siguientes textos: Luc. 10:18, hablando del ministerio de los setenta y cómo ellos podían echar fuera demonios, "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo"; Jn. 12:31, "Ahora el príncipe de este mundo será echado fuera"; 16:33, "yo he vencido al mundo"; Col. 2:15, "triunfando sobre ellos en la cruz";  Efes. 4:8, "Cuando ascendió a lo alto, llevó cautiva una hueste de cautivos" (LBLA); Heb. 2:14,15, "para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los ... sujetos a servidumbre"; Apoc. 20:1-3, Satanás atado para que no pudiera engañar más a las naciones. No se refiere a la segunda venida, sino a la primera venida. Cristo triunfó sobre Satanás de muchas maneras comenzando con las tentaciones de Mat. 4:1-11. Los que aceptan el evangelio de Cristo ya no se engañan.

          ¿Como se establece un reino? ¿No es necesario primero vencer al enemigo para poder establecer un reino nuevo? Primero es necesario triunfar sobre el enemigo. La historia habla de una sucesión de reinos o gobiernos establecidos después de la victoria del conquistador. Así también, Cristo tuvo que vencer primero, tuvo que  triunfar sobre Satanás para establecer su propio reino.

          12:30  El que no es conmigo, contra mí es; {Mar. 9:40} y el que conmigo no recoge, desparrama. -- No puede haber neutralidad. El pueblo tuvo que escoger entre la verdad de Jesús o la mentira de los fariseos. No podían ser neutrales. Si no ayudaban a Jesús, entonces favorecían a los fariseos.

          Jesús recogía. El vino al mundo para recoger a todas las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mat. 10:6), pero los fariseos desparramaban (Mat. 9:36).

          ¡Cómo se engañan solas muchas personas! Creen que son neutrales. Piensan que no se oponen a Jesús y su obra, aunque no se ocupan en ella; aprueban y aun defienden la verdad, hablan muy bonito de la Biblia y de la iglesia, sin reconocer que en realidad se han puesto al lado del enemigo. La indiferencia no es meramente indiferencia, sino oposición. El creer solamente sin obedecer es resistencia contra Dios. Si no entregamos todo el corazón a Dios no le damos nada. ¡Que todos entiendan una cosa: la supuesta neutralidad es pura hostilidad contra Cristo!

          ¿Hay conflicto entre este texto y Mar. 9:40, "el que no es contra nosotros, por nosotros es"? De ninguna manera. En este texto Jesús enseña la tolerancia de otros discípulos. Condena la envidia y la rivalidad. No se trata de la neutralidad. En Mar. 9:40 se trata de juzgar al hermano, pero en este texto (Mat. 12:30) cada persona tiene que juzgar a sí mismo.

          12:31 --  Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.  32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. {Luc. 12:10} -- Dar repaso sobre los versículos anteriores: (1) Jesús sana a un endemoniado, ciego y mudo, v. 22;  (2) La acusación blasfema de los fariseos, v. 24;  (3) La respuesta sencilla e irrefutable de Jesús, v. 25,26; (4) ¿Por quién los echan vuestros hijos? v. 27; (5) Ha llegado a vosotros el reino de Dios, v. 28; (6) Primero hay que atar al hombre fuerte, v. 29; (7) No puede haber neutralidad. Ahora analizamos la blasfemia contra el Espíritu Santo como prueba o evidencia de la condición depravada de los fariseos.

          Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, v. 31. -- La palabra "evangelio" significa "buenas nuevas"; es decir, por medio del evangelio de Jesucristo todo pecado será perdonado. Véanse los catálogos de pecados (Rom. 1:28-32; 1 Cor. 6:9-11; Gál. 5:19-21, etc.). Todos estos pecados serán perdonados por Dios si nos arrepentimos, confesamos a Cristo y somos bautizados para perdón de pecados. Los pecados de David (el codiciar, el adulterar, el matar) fueron perdonados. Los "muchos" pecados de la mujer de Luc. 7 fueron perdonados. Pedro negó a Cristo tres veces pero fue perdonado. Saulo de Tarso persiguió a Jesús pero fue perdonado.

          Blasfemar significa "difamar o injuriar...cualquier forma de hablar injuriosa, ultrajante, calumniador". Este pecado cometido aun contra Jesús tenía y tiene perdón, v. 32. Le acusaban de ser glotón y borracho; decían que era samaritano (término muy insultante para cualquier judío), que estaba loco, y que blasfemaba cuando perdonaba pecados. Se describen aun aquellos que lo crucificaron como ignorantes (Luc. 23:34; Hech. 3:17; 13:27; 1 Cor. 2:8). Todos estos insultos, blasfemias e injurias recibieron perdón cuando los culpables obedecieron al evangelio.

          Pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no les será perdonada, v. 31 --  Al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, v. 31,32. El v. 31 dice "blasfemia" y el v. 32 dice "hablar contra". El mismo texto explica la palabra "blasfemia". Mar. 3:29 dice "cualquiera que blasfeme contra el Espíritu".  Marcos 3:30 explica la blasfemia contra el Espíritu Santo: V. 31, "Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo". La blasfemia contra el Espíritu se refiere a lo que los fariseos acabaron de decir (Mat. 12:24), "Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios". Marcos 3:22, "decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios". Lo que ellos decían no era simplemente una calumnia contra Jesús, sino una blasfemia contra el Espíritu Santo. Decían que el Espíritu Santo era Satanás (espíritu inmundo). ¡Esta es la blasfemia contra el Espíritu Santo!

          La obra del Espíritu Santo es atribuida a Satanás. Negaban los fariseos que Jesús hizo la gran obra de echar fuera los demonios por el poder del Espíritu Santo. Mas bien, según ellos, lo hizo por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios, o sea, Satanás mismo. Al decir esto hablaron o blasfemaron contra el Espíritu Santo, dando a entender que en realidad el Espíritu Santo era un espíritu inmundo.

          Dicen los carismáticos que hablamos contra el Espíritu cuando denunciamos sus "señales y prodigios mentirosos". Esta acusación es completamente necia y absurda. Al decir esto ellos demuestran su profunda ignorancia de las Escrituras (Mat. 22:29). Desde luego, no hablamos contra el Espíritu, sino probamos los espíritus, 1 Jn. 4:1,2.

          ¿Por qué no se perdona este pecado? Isa. 5:20 dice, "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!" Es precisamente lo que hicieron los fariseos. Lo que era tan obviamente bueno y de Dios -- la vida, el ejemplo, las enseñanzas y las maravillas de Jesús -- ellos lo llamaron malo y del diablo. El propósito de ellos era profundamente malicioso. Jesús echó fuera los demonios por el Espíritu de Dios (v. 28), pero los fariseos estaban resueltos a no creerlo, y se atrevieron a decir que ese poder era en realidad Satanás. Dice el Diccionario de W. E. Vine, "cualquiera, con la evidencia del poder del Señor ante sus ojos, declarara que era un poder satánico, exhibía una condición de corazón más allá de la iluminación divina, y por ello desesperada".

          No había sacrificio bajo la ley de Moisés para el pecado cometido "con soberbia". Núm. 15 describe la expiación para los pecados de "yerro", pero en el v. 30 dice (según LBLA), "Pero aquel que obre con desafío (lit., con mano levantada) ... ése blasfema contra el Señor, y esa persona será cortada de entre su pueblo". Véanse también 1 Sam. 3:14; Isa. 22:14. En esto vemos que el concepto de estar más allá de la salvación no era idea nueva.

          Al ver las obras de Jesús y al oír sus enseñanzas, los escribas y fariseos estuvieron en la misma presencia de Dios, pero indicaron que más bien estuvieron en la presencia de Satanás. No hay depravación más profunda que esta.

          -- ni en este siglo ni en el venidero, v. 32. --  No hay la más mínima sugerencia en este texto de que haya manera de recibir el perdón de Dios después de morir. Recuérdese Luc. 16:23-31. Marcos 3:29, "no tiene jamás perdón, sino que es reo (culpable) de juicio eterno". Es claro, pues, que la expresión "ni en este siglo ni en el venidero" enfatiza el hecho de que nunca habrá perdón.

          12:33 --  O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. -- {Mat. 7:20; Luc. 6:44}  34  ¡Generación de víboras! {Mat. 3:7; 23:33; Luc. 3:7} ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón había la boca. {Mat. 15:18; Luc. 6:45}  -- ¿Por qué blasfemaron los fariseos? ¿Por qué hablaron así? Porque el árbol (el carácter) era malo, y por eso el fruto (el habla) era malo. El árbol y su fruto son inseparables, Sant. 3:10-12. El árbol infunde en su fruto su propia naturaleza.

          Jesús es un perfecto ejemplo del árbol bueno. Su fruto (su habla, su enseñanza) siempre era bueno. Si Jesús hubiera obrado no por el Espíritu Santo, sino por Satanás, entonces sus enseñanzas habrían sido corruptas.

          Los fariseos eran un perfecto ejemplo del árbol malo. Su fruto (su habla, su enseñanza, y en este texto el blasfemar contra el Espíritu Santo) siempre era malo. El punto es que cuando ellos blasfemaron contra el Espíritu Santo, en ese mismo acto exhibieron su fruto y demostraron que el árbol era malo. Demostraron que eran una generación de víboras, V. 34; Mat. 3:7; 23:33. ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? El hablar es el fruto. No podía haber buen fruto porque el árbol (ellos) era malo. Solamente podían llevar fruto enfermo y corrupto. Porque por el fruto se conoce el árbol, Mat. 5:16-20.

          12:35 -- El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. – Esta es otra figura que enseña la misma lección. El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro del corazón, y el hombre malo saca cosas malas del suyo. El "tesoro" de cada quien es la acumulación de todos sus pensamientos, deseos, planes, intentos, ambiciones, etc. De este "tesoro" (malo o bueno) saca buenas o malas palabras. Los fariseos sacaron de su "tesoro" malo (malicioso) la blasfemia contra el Espíritu Santo. Al escuchar por muy poco tiempo las palabras de cualquier individuo sabemos mucho acerca de ellas. La boca revela el corazón.

          Las palabras revelan el carácter, corresponden al carácter. Lo que los fariseos dijeron reveló lo que eran: la clase de árbol que eran, la clase de tesoro que tenían. Prov. 26:18,19, "Como el que enloquece, y echa llamas y saetas y muerte, tal es el hombre que engaña a su amigo, y dice: Ciertamente lo hice por broma". A veces alguien se enoja y pronuncia palabras malas que hieren y ofenden. Luego pide perdón diciendo, "Perdóneme, yo no quise decir eso". La verdad es que lo que decimos espontáneamente, es decir, cuando no estamos en guardia, cuando no cuidamos las palabras y no nos preocupamos por lo que decimos es cuando revelamos la verdadera condición del corazón.

          Algunos quieren justificar el pecado diciendo, "pero su corazón es puro"; es decir, se cree que Dios no condena nuestra mala conducta o nuestras palabras malas si nuestro corazón es recto. Pero aquí precisamente está el problema. La mala conducta y las malas palabras demuestran que el corazón no es puro ni recto.

          12:36 -- Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.  37  Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. -- Seremos juzgados por los hechos (Mat. 25:31-46), pero también seremos juzgados por las palabras que revelan los pensamientos y el carácter. La palabra ociosa se usa del árbol estéril, de la tierra no sembrada y del hombre perezoso. No se refiere a la conversación inocente acerca de asuntos sociales y seculares (en contraste con conversación sobre asuntos religiosos); más bien, como vemos en este contexto, se refiere a las palabras de malicia, de calumnia, etc.

          12:38 -- Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. {Mat. 16:1; Mar. 8:11; Luc. 11:16, 29-32} --  Lucas dice (11:15) que "algunos de ellos decían: Por Beelzebú ... echa fuera los demonios. Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo". Parece que se hace distinción aquí entre dos grupos de los escribas y fariseos. Sin embargo, dice Mateo que "respondieron". Es obvio que respondieron a lo que Jesús decía en los v. 25-37. Pero no respondieron, sino que buscaron otra salida.

          ¿Que indica en cuanto a su carácter esta petición?  Los muchos milagros ya hechos por Jesús no eran suficientes para convencerles. "Tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos" (Luc. 16:31); es decir, no eran sinceros y no querían ser persuadidos. No les faltó evidencia. Ya sobraba evidencia. Jesús ya había hecho muchos y distintos milagros. Como Nicodemo dijo, "Sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él". Así es la admisión de un hombre sincero.

          ¿Qué clase de señal querían?  Luc. 11:26 dice "le pedían señal del cielo"; también Mat. 16:4. Querían alguna señal distinta de las que habían visto. Esto implica que ellos creían que los milagros que Jesús había hecho no eran señales "del cielo". Ejemplos de señales del cielo: (1) MOISES estuvo con Dios sobre el monte en medio de "truenos y relámpagos" (Ex. 19:16);  (2) A ISRAEL Dios les dio "pan del cielo", Jn. 6:31; (3) JOSUE hizo que el sol y la luna se detuvieran, Josué 10:12,13. (4) SAMUEL hizo venir truenos y granizo en el tiempo de la siega, 1 Sam. 12:17. (5) ELIAS llamó fuego del cielo (Luc. 9:54) y en otra  ocasión la lluvia descendió cuando oró, 1 Reyes 18:45. (6) ELISEO oró y su siervo vio "que el monte estaba  lleno de gente de a caballo y de carros de fuego" (2 Reyes 6:17).

          ¿Por qué pidieron señal del cielo? Ellos no querían creer. No querían ser convencidos. Ellos solamente querían ver más señales para criticarlas. Le tentaban. Querían atraparle. Siempre esperaban que Jesús fallara al intentar hacer una señal del cielo, pero Jesús era Dios infalible, no fallaba.

          12:39 -- El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; -- {Mt. 16. 4; Mr. 8. 12.} – Era generación mala porque no pidieron evidencia para creer, sino para criticar a Jesús. Es pecado rechazar la evidencia como hacían ellos. No les interesó la verdad sino la defensa de su prestigio e influencia sobre el pueblo. ¿Qué significa la palabra adultera? No necesariamente quiere decir el adulterio físico. Israel la esposa de Dios. Muchos textos indican que Israel era la esposa de Dios (Ezeq. 16:38; Oseas 3:1). Por eso se llamaron adúlteros cuando le eran infieles (la mayoría de los textos se refieren a la idolatría; véanse Jer. 2:2; 3:1,2; Oseas 1:2-2:20; Isa. 57:3). ¿Por dice Jesús adúltera? Los judíos no habían practicado idolatría desde que volvieron de Babilonia, pero de muchas otras maneras se habían apartado de Dios su marido. La religión que practicaban era hueca, formal y se basaba de gran manera sobre sus propias tradiciones (Mat. 15:1-14). No amaban a Dios, su corazón estaba lejos de El.

          -- pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. -- De ninguna manera Jesús les daría la clase de señal que pedían, pero sí les darían una señal. Tampoco hizo señal cuando en otra ocasión se la pidieron (Mat. 16:1-4). Tampoco en Nazaret (Luc. 4:23). Tampoco para Herodes (Luc. 23:8). Jonás era tipo de Cristo. Es interesante observar cómo Jesús confirma la historia del Antiguo Testamento, hablando de Abraham, de Moisés, de Daniel, de Jonás, etc. como personas históricas. Muchos incrédulos se refieren al Antiguo Testamento como leyendas de los judíos. Para Jesús el Antiguo Testamento era historia verídica.

          12:40 --  Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, {Jonás 1:17} así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. – Ha habido mucha discusión del tiempo exacto entre la crucifixión de Jesús y su resurrección. Algunos dicen que Jesús estuvo sepultado por setenta y dos horas y que, por eso, fue crucificado el día jueves, pero Jesús fue crucificado el viernes, el catorce de Nisán, el día de la pascua judía. Recuérdese que los judíos calculaban el día desde la puesta del sol hasta la puesta del sol. Jesús fue sepultado muy tarde ese mismo viernes, y resucitó el primer día de la semana antes de salir el sol. Estuvo en el sepulcro solamente unas pocas horas el viernes, todo el día sábado y algunas horas del primer día de la semana.

          El tiempo entre la muerte de Jesús y su resurrección se expresa de tres distintas maneras: (1) El iba a resucitar el tercer día (Mat. 16:21; 17:23); (2) iba a resucitar después de tres días (Mar. 8:31; 10:34, LBLA); (3) según este texto (Mat. 12:40) estaría en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

          Los judíos siempre usaban las expresiones "después de tres días" y "el tercer día" como equivalentes: (1) Gén. 42:17,18, hablando de José y sus hermanos, "los puso juntos en la cárcel por tres días. Y al tercer día les dijo: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios"; (2) 1 Reyes 12:5,12 "de aquí a tres días volved a mí ... al tercer día vino"; (3) Ester 4:16; 5:1 " no comáis ni bebáis en tres días ... al tercer día"; (4) Mateo 27:63,64 "aquel engañador dijo, viviendo aun: Después de tres días resucitaré ... manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día". Este texto es muy importante en este estudio, porque los mismos judíos, los enemigos de Jesús, usaron estas dos expresiones como equivalentes. Esto demuestra que Jesús hizo precisamente lo que prometió hacer. Si Jesús hubiera pensado resucitar después de tres días completos, habría dicho, "hasta el cuarto día". Es obvio, pues, que se trata de un modismo judaico.

          12:41  Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, {Jonás 3:5} y he aquí más que Jonás en este lugar. -- Los de Nínive (gentiles) se levantarán en el juicio para condenar a estos judíos. ¿Por qué? Porque los de Nínive se arrepintieron cuando oyeron la predicación de Jonás, pero estos judíos no se arrepintieron cuando oyeron la predicación de Jesús. Las oportunidades de los judíos eran mucho más grandes que las de los de Nínive. Sin embargo no aprovecharon su oportunidad.

          Jesús dice que los Nínive se arrepintieron a la predicación. Hay un detalle muy importante en esta expresión: la preposición "a" traduce la palabra griega EIS que se usa en Mat. 26:28 "para remisión de los pecados" y en Hech. 2:38, "para perdón de los pecados". Se traduce "EN" en varios textos, pero esta palabra siempre mira hacia adelante. No mira hacia atrás; es decir, debe traducirse para, en, a ó hacia. La preposición "EIS" significa "para" y no "por causa de". Sin embargo, los evangélicos (mayormente los bautistas) que enseñan que la salvación es por "fe sola" insisten en que la palabra EIS en Mat. 12:41 y Lucas 11:32 mira hacia atrás y significa "por causa de", para probar que en Hech. 2:38 el bautismo no es para el perdón de pecados.

          La idea de "por causa de" o "en consecuencia de" es un concepto ajeno a la palabra. Es un concepto forzado. No es nada natural. Es verdad que los de Nínive se arrepintieron como consecuencia de la predicación de Jonás, pero eso no fue el sentido ni propósito de esta frase. Para decir eso se hubiera usado la preposición DIA en lugar de EIS. Por ejemplo, en Mat. 26:28, Cristo derramó su sangre PARA el propósito de remitir los pecados del hombre. Por eso se traduce "para remisión de los pecados". También el bautismo es PARA obtener el perdón de los pecados. Por eso se traduce "para perdón de los pecados". La expresión "para perdón de los pecados" hallada en Mat. 26:28 y en Hech. 2:38 es la misma. Es idéntica, sin variación alguna.

          Pero los bautistas y otros sectarios no aceptan esto, sino que afirman que el bautismo mira hacia atrás y que somos bautizados porque nuestros pecados ya fueron perdonados por la fe sola. Pero según esta doctrina falsa, el arrepentimiento también sería requerido por causa de los pecados ya perdonados, porque Pedro requiere DOS cosas (tanto el arrepentimiento como el bautismo) para obtener el perdón. Asimismo, según esta falsa doctrina, Cristo murió en la cruz porque los pecados del hombre ya fueron perdonados. Esta doctrina obliga a sus proponentes a negar el significado obvio de una palabra griega.

          ¿Que significa arrepentirse "a" la predicación? La predicación no era el acto de predicar, sino el contenido (el mensaje) de la predicación. Por ejemplo, 1 Cor. 1:21, "agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación". No dice Pablo que el acto de predicar es locura, sino que para los griegos lo que fue predicado (el evangelio) era locura. Los de Nínive se arrepintieron a, en, o hacia la enseñanza entregada por Jonás. Este predicó cierta enseñanza, cierta acción, conducta o curso de vida. La palabra "predicación" se refiere a este curso de vida, y el arrepentimiento de ellos los metió en este curso de vida para obtener el favor de Dios.  No hay ni en inglés ni en castellano tal modismo o expresión, pero era perfectamente normal para la mente griega.

          Dice el comentario de John Broadus: "La preposición traducida 'a' es EIS, que por lo regular es traducida 'en' o 'hasta', y con frecuencia denota designio o propósito. No es posible que tenga ese sentido aquí, porque seguramente los Ninivitas no se arrepintieron a fin de que Jonás predicase". Broadus era (o es) bautista. Dice que la preposición "eis" no puede tener el sentido de propósito aquí, pero es precisamente el significado que tiene aquí. El prejuicio ciega a este comentarista. Jesús no dice que los de Nínive se arrepintieron para que Jonás predicase, sino que se arrepintieron EN O HACIA la enseñanza que Jonás predicó.

          Los escribas y fariseos tenían grandes ventajas sobre los de Nínive, porque "he aquí más que Jonás en este lugar".

          12:42  La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, {1 Reyes 10:1-10; 2 Crón. 9:1-12} y he aquí más que Salomón en este lugar. -- En 1 Reyes 10:1-10 leemos de la visita de la reina de Sabá. Había oído de Salomón pero quería escucharle en persona. Para hacerlo hizo un viaje largo para hacerlo. Había pocos libros en aquellos tiempos y la manera mejor de saber de la famosa sabiduría de Salomón sería visitarlo y conversar con él.

          Para los escribas y fariseos la verdad estaba cerca, pues cada día Jesús enseñaba en el templo (Mat. 26:55). Tenían acceso a Jesús. La reina del sur, sin embargo, hizo viaje muy largo (más de mil millas) para escuchar la sabiduría de Salomón, pero era un mero hombre.

          12:43 -- Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.  44  Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. 45  Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación. Lucas 11:24-26 – Aquí Jesús enfatiza las consecuencias de descuidar sus enseñanzas. Este texto es la continuación de lo que Jesús dijo acerca de los escribas y fariseos. Había echado fuera el demonio de un hombre. Algunos de los fariseos blasfemaron contra el Espíritu Santo (diciendo que Jesús tenía espíritu inmundo). Otros pidieron señal del cielo. Jesús les llama  "generación mala y adúltera", y dice que los de Nínive y la reina del Sur se levantarán en el juicio para condenarles.

          Ahora sigue una ilustración que explica que la condición espiritual de esa generación seguiría de mal en peor a consecuencia de no aceptar a Jesús y sus enseñanzas. El espíritu inmundo sale del hombre. No dice que fue echado, sino que "sale". Parece ser acto voluntario. Anda por lugares secos, buscando reposo, no lo halla. Los demonios querían ocupar cuerpos. Véase Mt. 8:31.              

          Vuelve a su casa desocupada, barrida, adornada. Su "casa" es el cuerpo del hombre que él había poseído. Esto indica que los demonios a veces volvían a entrar en un hombre después de salir o ser echados fuera de él. Mar. 9:25, Jesús dijo al demonio, "Sal de él, y no entres más en él". En este caso Jesús prohibió que el demonio volviera a tomar posesión del hombre. Las palabras "barrida y adornada" indican que la casa estaba bien preparada para ser ocupada por los demonios.

          Entonces trae otros siete espíritus inmundos peores que él. Esto indica que había comunicación entre los demonios. El número "siete" es número simbólico, muy común en el vocabulario de los judíos. Nosotros diríamos "muchos". "Peores que él" indica que había grados de maldad entre los demonios. Algunos eran más depravados que otros. Véase Mar. 9:29, "Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno". Este texto también indica que algunos eran peores (más feroces) que otros. El espíritu inmundo, ahora acompañado por otros siete peores que él entran en el hombre para morar allí y el postrer estado del hombre era peor que el primero.

          Así también acontecerá a esta mala generación. Primero son comparados con niños, y ahora con un endemoniado. En Mat. 11:16-19 Jesús comparó esa generación con niños que no podían ser complacidos por nadie. Ahora les compara con un hombre endemoniado. La lección enseñada claramente en este texto es que como la condición del hombre endemoniado se hizo peor, así también la condición de esa generación iría de mal en peor. "El postrer estado del aquel hombre viene a ser peor que el primero".

          ¿El demonio salió? Es difícil saber si la primera parte de esta ilustración (el demonio sale) significa algo acerca de la condición de los judíos de esa generación. Algunos creen que el salir del demonio se refiere a que los judíos dejaron la idolatría durante el cautiverio en Babilonia, pero eso no era experiencia de los judíos del primer siglo. Otros suponen que había algo de mejoramiento en aquellos días debido a la influencia de Juan y Jesús. Sería difícil reconocer algún cambio bueno en ellos, pero una cosa es cierta: los judíos, como nación, rechazaron a Jesús y aun lo crucificaron como criminal. También rechazaron el evangelio, y en su rebelión se sometían cada vez más a las malas influencias de Satanás.

          La casa "barrida, adornada" bien ilustra la actitud de los judíos hacia Jesús, y su plena rebelión abierta contra El; es decir, estaban dispuestos a recibir a Satanás (ocho y aun ocho mil demonios) para acabar con Jesús, el evangelio y la iglesia. De esta manera se preparaban a sí mismos para recibir a Satanás en su corazón para perseguir a Jesús y sus seguidores. Así, pues, dice Jesús que los judíos eran semejantes a un hombre poseído por muchos demonios. Dentro de otros cuarenta años, más o menos, la ciudad, el templo, y muchos de los judíos serían destruidos por los romanos.

          ¿Hay lecciones en esto para nosotros? No podemos ser neutrales. Hay solamente dos reinos, dos caminos y dos destinos. No hay campo neutral. Según Lucas (11:23-26) esta ilustración sigue la declaración de Jesús que "El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama". Era muy importante que sus discípulos (y los judíos en general) reconocieran la necesidad de escoger entre El y los fariseos. Todos tenían que examinar el fruto de cada "árbol".

          Tenían que examinar los dichos (enseñanzas, palabras en general) de ambos, para saber el carácter verdadero de cada quien. Porque ya era sumamente claro que los judíos no podían aceptar y seguir a Jesús y también seguir escuchando a los fariseos y escribas. El momento de decisión ya había llegado. La blasfemia de ellos lo hizo aun más claro.

          Hay peligro para nosotros también. La Biblia enseña claramente que la condición espiritual de los discípulos de Cristo que vuelven atrás es peor de lo que era que cuando eran inconversos. 2 Ped. 2:20-22, "enredándose otra vez ...su postrer estado viene a ser peor que el primero". Heb. 6:4-6; 10:26-29. Fue imposible renovarlos al arrepentimiento porque rechazaron el sacrificio de Cristo.

          ¿Nos deja vacíos nuestra religión? Hay peligro de que la "conversión" de algunos sea solamente la externa de ciertas reformas o enmiendas. Tal "conversión" no es genuina y no dura, pero la poca "religión" que los tales aceptaron es como una inoculación contra la religión verdadera de Jesús. Los tales creen y suponen que ya conocieron la verdad, que ya experimentaron la salvación y sus bendiciones, y no quieren saber más del evangelio. Con razón su condición posterior es peor que la condición original. 1 Ped. 2:1,2, Hay que desechar toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones (como si fueran demonios, porque verdaderamente son del diablo), y llenar el corazón con la leche espiritual no adulterada para que por ella crezcamos para salvación. Efes. 4:22-32, Hay que despojarnos del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos (como si fuera un demonio) y renovarnos en el espíritu de vuestra mente y vestirnos del nuevo hombre.

          Por lo tanto, no basta con simplemente echar fuera los "demonios" de la vida pasada. Es necesario llenar la vida con todas las cualidades preciosas de la vida cristiana. Este pensamiento se puede  observar en Rom. 6:3-7; 12:1,2 y en todos los textos que describen la conversión y la nueva vida en Cristo. Muchos dejan de beber alcohol, dejan de fumar tabaco, y dejan otros vicios y luego en poco tiempo vuelven a ellos. ¿Por qué? Porque no llenaron su mente y sus actividades con cosas buenas. Léase Fil. 4:8. La vida no acepta un "vacío". El vacío siempre se llena con algo.

          Es necesario echar fuera al diablo y entonces es necesario que Dios more en nosotros (para que Satanás no vuelva a vivir en nosotros). Dios permanece en nosotros, 1 Jn. 3:24; 4:12-16. Cristo está en nosotros, Rom. 8:10; "Cristo en vosotros", Col. 1:27; Efes. 3:17, "para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones". Habita Cristo "por la fe" en nosotros. Dicen algunos que "sienten" a Cristo en su corazón. Cristo no mora en nosotros en esa forma; no causa sensación física. Gál. 2:20, "vive Cristo en mí". El Espíritu Santo mora en nosotros, Rom. 8:9; 2 Tim. 1:14. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, 1 Cor. 6:19. Estos y otros muchos textos enseñan que DIOS (el Padre, el Hijo, y El Espíritu Santo) vive o mora en nosotros y que nosotros estamos "en" Cristo, permanecemos en Dios, etc. La Deidad habita o vive en su tabernáculo (su templo o iglesia), 2 Cor. 6:16. Dios habita en nosotros con tal que salgamos del mal. Tenemos que apartarnos de la contaminación del mundo para que Dios habite en nosotros. Hay que estudiar 2 Cor. 6:14 - 7:1 con mucho cuidado.

          ¿Qué significa esta gran bendición (de que Dios habita en su iglesia)? Significa la comunión con Dios. La palabra "comunión" significa "participación". Tenemos la dicha de participar en las cosas celestiales, las cosas de Dios. Por ejemplo, Heb. 6:4, "hechos partícipes del Espíritu Santo" (2 Cor. 13:13, "la comunión del Espíritu Santo". Las palabras "participación" y "comunión" son idénticas). 2 Ped. 1:4-7 somos "participantes de la naturaleza divina" si añadimos a nuestra fe virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, pie- dad, afecto fraternal y amor. Significa estar bajo el poder, dirección e influencia de Dios. Estamos "en" El, sostenemos una relación estrecha con El, vivimos "conectados" con El. Significa, pues, los efectos y bendiciones que recibimos de Dios. Los textos dicen que "Dios" (o Cristo, o El Espíritu Santo) mora (vive o permanece) en nosotros porque Dios es la fuente o causa de estos poderes y beneficios. En estos textos se emplea una figura de gramática en la cual la causa se pone por el efecto. Gozamos de los efectos de nuestra relación con Dios, y en lugar de hablar de los efectos o bendiciones se dice simplemente Dios (la causa o fuente de ellos). Es la figura llamada "metonimia" ("figura de retórica que consiste en designar una cosa con el nombre de otra, cuando están ambas reunidas por alguna relación").

          De otro modo, si Dios no mora en nosotros, entonces el diablo vuelve -- ahora más fortificado que nunca -- y será más difícil que nunca echarlo otra vez de nuestra vida.

          Los endemoniados eran víctimas involuntarias del diablo, pero Judas permitió que Satanás entrara en él (Jn. 13:27). También Ananías y Safira permitieron que Satanás llenaran su corazón para mentir a Dios (Hech. 5:3,4). También nosotros tenemos completo control sobre nuestro corazón. Si Satanás llena nuestro corazón, será con nuestro permiso.

          12:46  Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar.  47  Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar.  48  Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son más hermanos?  49  Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y más hermanos.  50  Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre. – En este texto vemos la relación entre Jesús y su familia (Marcos 3:21,31-35; Lucas 8:19-21).

          Los hermanos de Jesús eran hijos de José y María. El clero romano enseña que los "hermanos" de Jesús eran más bien sus "primos", pero no hay razón alguna para afirmar tal cosa. (Dicen esto para enseñar la falsa doctrina de "La Virginidad Perpetua de María". No quieren aceptar que José y María tenían matrimonio normal. No hacen caso a Mat. 1:25. Han hecho de María una especie de "diosa" y creen que la idea de "virgen" corresponde mejor a su posición). Pero ¿qué indica el lenguaje del texto? Que eran sus hermanos, hijos de José y María. A menos que haya buena razón para entender la palabra "hermanos" en otro sentido, entonces debe entenderse en su forma natural.

          Obsérvese que estos "hermanos" aparecen con María. ¿Por qué andarían los sobrinos de María con ella? La Biblia no indica que los sobrinos tuvieran alguna causa para andar con ella. ¿Por qué andar con sus sobrinos en lugar de estar con sus propios hijos? Más bien sus hijos andaban con ella. Compárese también Mat. 13:55,56, "¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?" Aquí se habla de una familia, de José y María, y de sus hijos. Sería absurdo interpretar la palabra "hermanos" en estos textos como "primos hermanos" y la palabra “hermanas” como “primas hermanas”.

          Los hermanos de Jesús no creyeron en El. En Marcos 3:21, "Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: 'Está fuera de sí'". Dice la Biblia de las Américas, "sus parientes" (en lugar de "los suyos"). Juan 7:5 dice, "Porque ni aun sus hermanos creían en él". Es lógico afirmar que estos textos se refieren a sus hermanos (hermanastros), hijos de José y María. Estos no creían en El, creían que estaba "fuera de sí" (Mar. 3:21). María, sin embargo, sabia quien era Jesús, Luc. 1:32, 46-56; 2:17, 27-38,49, etc. ¿Cómo podía ella compartir las dudas de sus hijos? Pregúntese también ¿cómo podía Juan dudar? (Mat. 11:3). ¿Por qué tardaban tanto los apóstoles en comprender la verdadera naturaleza del carácter y misión de Jesús? (Mat. 16:23). ¿Por qué no creyeron a las mujeres que dijeron que Jesús había resucitado? Luc. 24:11. Muchas personas sinceras -- aun entre los discípulos más fieles -- estaban perplejas acerca de Jesús y algunos aspectos de su enseñanza y conducta. Todos tenían conceptos inadecuados y algunos tenían conceptos errados.

          ¿No son importantes las relaciones familiares? Son muy importantes. Para los judíos los lazos familiares eran sagrados, y la ley de Cristo enseña lo mismo, pero ¡las relaciones familiares no deberían nunca interferir con los asuntos del reino de Dios!

          Decir que “María es madre de Dios” es blasfemia. Por muchas razones esta expresión católica es blasfemia. Es blasfemia contra Dios, contra Cristo y contra María misma. María nunca dijo ni hizo nada para elevarse a sí misma. Ella no tiene nada de culpa por esta blasfemia. Es pura invención humana y carnal. María era mujer "bendita" y "bienaventurada" (Luc. 2:42,48) porque Dios la escogió para ser la madre de Jesús. Era mujer piadosa, y la última referencia a ella (Hech. 1:14) nos dice que ella estaba con los fieles discípulos esperando los grandes eventos del día de Pentecostés, pero ella no aspiraba competir con su Hijo. ¿No es cierto que debemos orar a María puesto que Jesús hará mucho caso a las peticiones de ella? La afirmación de que María es una mediadora que escucha oraciones dirigidas a ella para entonces rogar a Jesús es enseñanza humana. En primer lugar es doctrina falsa, no enseñada en las Escrituras. Además insulta a Jesús nuestro único mediador (1 Tim. 2:5). Este mismo texto refuta la teoría. María y sus hijos interrumpen a Jesús y ¿qué hace El? ¿Suspende su obra de enseñar para atender a su madre? Claro que no. Leemos en Juan 2:2-4 que María dijo a Jesús, "No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer?" (Dijo, literalmente, "¿Mujer, qué a ti y a mí?"). No es en ningún sentido lenguaje falto de respeto, pero sí refuta el dogma católico de que solamente pidiendo algo María Jesús atiende.

          ¿Qué enseña este mismo texto (Mat. 12:46-50) sobre este tema? ¿Qué dijo Jesús? Pregunta, "¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?" ¿Quién puede suponer que Jesús hubiera hablado así a "La Madre de Dios", "La Mediadora del Cielo"? Si Dios hubiera querido presentar a María como la persona a quién debemos dirigir las oraciones, ¿habría hablado así Jesús acerca de ella? La respuesta es muy obvia. Entonces, ¿por qué se supone que debemos orar a ella y que Jesús le hace caso ahora? Si el reino de Jesús hubiera sido de este mundo, es muy probable que El sí habría hecho mucho caso a su madre. La habría recibido como Salomón atendió a su madre (1 Reyes 2:19,20).

          Desde luego, Jesús amaba y respetaba a su madre. Luc. 2:41, Jesús estaba sujeto a José y María. Es importante comentar que a Jesús nunca le faltó respeto por su madre. Juan 19:26,27. Aun en la cruz cuando estaba en tanta agonía se preocupó por el cuidado de ella, pero recuérdese bien lo que dice Jesús (Lucas 11:28). En el v. 27 vemos que "una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste", pero ¿qué le contestó Jesús? "Y él dijo: Antes bienaventurado los que oyen la palabra de Dios, y la guardan".

          Por lo tanto, aprovechó la interrupción causada por María y sus hermanos para enseñar una lección importante de que las relaciones espirituales son más importantes que las relaciones familiares. ¿Quiénes constituyen la familia verdadera de Jesús? "¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?" Los hombres dan mucha importancia a la relación familiar. Para muchos es de suma importancia. Todos saben de la importancia de cada miembro de la familia real. Los hijos son príncipes y princesas que siempre deben dar todo honor a su rey padre y a su reina madre. Sin despreciar a su familia, Jesús enseña que hay que dar preferencia a la familia espiritual. "Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos, porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre". Una sola persona es hermano, hermana y madre de Jesús. El no dice que algún discípulo es mi hermano, que alguna discípula es mi hermana, y otra mi madre, sino que cada discípulo(a) es su hermano, hermana y madre. ¿Dónde está el nombre de usted (y el mío) en el v. 50? Espero que esté en la frase "todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos".  Para estar en la familia de Jesús tenemos que hacer la voluntad del Padre. Por el otro lado "Ninguno puede venir a mí, si el Padre quien me envió no le trajere" (Jn. 6:44). Jesús es el único camino al Padre (Jn. 14:6). "Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre" (1 Jn. 2:23).                  

          "Dad las nuevas a mis hermanos", Mat. 28:10, seguramente hablando, no de sus hermanos carnales, sino de sus discípulos. Sin embargo, es importante comentar que algunos de sus hermanos llegaron a ser sus "hermanos" espirituales, Hech. 1:14; Gál. 1:19 (este Jacobo es Santiago, autor de la epístola de ese nombre; Judas 1, hermano de Jacobo y de Jesús).

          En este texto hay lecciones prácticas para nosotros. Siempre existe la tentación de dar preferencia a los de la familia física, pero recuérdese Mat. 10:34-39. Gál. 6:10, "hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe". ¿A quiénes debemos dar preferencia? ¿Cuántos hermanos débiles descuidan alguna reunión de la iglesia por atender a los familiares que llegan de visita? Esta práctica es violación clara de esta enseñanza. ¿Qué hacer en ese caso? Invitarles a acompañarles al servicio, y si no quieren, decirles, "Están en su casa, al rato venimos". En una ocasión expliqué esto a un hermano el cual me contestó: "Pero eso es como correrlos". Le contesté: "Entonces usted prefiere ofender a Cristo para no ofender la visita?" ¡Cómo se sienten afligidos los padres cuando sus hijos dejan la religión familiar! Muchos padres y otros familiares ponen mucha presión sobre los que piensen hacerlo. Les quieren avergonzar. Les acusan de ingratos, de no amar a sus padres, de ser "chacateros" y otras cosas peores. Pero es simplemente otro ejemplo del mismo problema: ¿A quién daremos preferencia, a Cristo o a la familia? Sin lugar a dudas, muchos miembros de la iglesia serán perdidos por dejar que padres, hermanos, tíos, primos y otros familiares exijan primer lugar en sus vidas. Es posible que a veces algunos padres y otros lo hacen  con buenas intenciones, pero de todas maneras destruyen a sus seres queridos que han obedecido a Cristo. Mat. 8:21,22; 10:37.

          Hemos ganado una familia grande en Cristo. Muchas personas que obedecen al evangelio son rechazadas por su familia, pero entonces ganan una familia muy grande de hermanos en Cristo, Mar. 10:29,30. Somos parientes de  Jesús. ¡Somos su familia! ¡Es un honor tremendo! Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos (Heb. 2:11). Entonces, nunca nos avergoncemos de llamarnos hermanos de El.

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