Un Estudio Sobre Mateo 5:31,32; 19:3-12

Por Wayne Partain

 

1. "Fue dicho"

A.   Según Deut. 24:1-4 el hombre podía repudiar a su mujer si hallaba en ella "alguna cosa indecente". La palabra traducida "cosa indecente" en este texto se traduce vergüenza o desnudez en otros textos (23:14; Isa. 20:4, etc.). Algunos rabinos creían que la palabra se refería a la fornicación, pero la ley decía explícitamente que los fornicarios debían ser apedreados (Lev. 20:10).

B.    "Fue dicho" que los judíos podían repudiar a sus esposas con tal que les dieran una "carta de divorcio".

C.   Sin embargo muchos judíos violaban la ley de Moisés con respecto al repudio de la mujer, porque creían que el hombre podía repudiarla por cualquier causa (Mat. 19:3).

D.   Pero la enseñanza de Jesús difiere de lo que 'fue dicho", pues, al decir, "pero yo os digo", está poniendo su enseñanza en contraste con la ley de Moisés.

E.    Al requerir que todos vuelvan al plan trazado por Dios "al principio" (Mat. 19:4,8), está indicando que el permiso concedido por Moisés fue una digresión del plan original, y al mismo tiempo está cancelando tal permiso. También esto indica que la enseñanza de Jesús equivale al plan y propósito que Dios tuvo al principio cuando creó al hombre.

 

II. "El que repudia a su mujer".

A. Repudiar, Mateo 5:32; 19:9, etc. apoluo, significa dejar suelto de, dejar ir libre, despedir, repudiar, rechazar; es necesario estudiar también otras dos palabras bíblicas que se refieren al mismo tema:

1. Separar. Mateo 19:6, "lo que Dios juntó, no lo separe (chorizeto) el hombre. Pablo usa esta misma palabra en 1 Corintios 7:10, 11, 15. La Biblia no hace ninguna distinción entre el repudiar y el separarse porque los dos separan lo que Dios junta.

2. Abandonar. 1 Corintios 7:11, 12, 13, (aphiemi), abandonar, dejar.

B. Separar.

1.   Mat. 19:6, "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre". Los fariseos preguntaron, "¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?" Jesús, pues, habla del "repudio" cuando dice "no lo separe el hombre". La palabra "repudiar" significa la separación del hombre de la mujer. Dios dice, "se unirá a su mujer" (v. 5), pero al repudiarla, el hombre separa lo que Dios juntó.

2.   1 Cor. 7:10,11, "Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido". Dice Pablo que el Señor manda que la mujer no se separe del marido. ¿Cuándo mandó Jesús que la mujer no se separe del marido? En la ocasión registrada en Mat. 19:6. Vemos claramente que tanto en Mat. 19:6 como en 1 Cor. 7:10 repudiar a la mujer equivale a separarse o separar lo que Dios juntó.

3.   En la actualidad muchos no dan el mismo sentido a la palabra "separar" que dan a la palabra "repudiar". A la palabra "repudiar" (a veces se traduce "divorciarse") se le da un sentido legal y final, mientras que a la palabra "separar" se le da un sentido menos serio. De hecho, muchos ni siquiera creen que es pecado que la mujer se separe del marido (sólo que ella no se case otra vez).

4.   No hay distinción. Estas tres palabras se refieren a la misma cosa: el deshacer o separar lo que Dios junta. El hombre puede separar la unión física, pero no puede abrogar el pacto matrimonial hecho entre los dos cónyuges y con Dios. La Biblia no hace distinción alguna entre el separar, el repudiar y el dejar (abandonar). Cualquiera de estos actos efectúa lo que Jesús condena en Mateo 19:6; es decir, separa lo que Dios junta y este hecho es condenado por Dios. El que Dios condene al que lo haga indica claramente que está en vigor ese mismo pacto matrimonial que El estableció en el principio del mundo. El hombre puede separar -- en un sentido -- lo que Dios juntó; es decir, puede separar la unión física. Pero si no la separa por causa de fornicación, queda condenado ¡porque viola el pacto hecho con Dios!

C. Dejar (abandonar). 1 Cor. 7:11-13, después de decir que la mujer no debe separarse del marido, Pablo prohíbe que el marido "abandone a su mujer". Es obvio que la palabra "abandonar" es otra forma de "separarse". Jesús dice (Mat. 19:6) "no lo separe el hombre". La palabra "separar" es la idea básica de este estudio; los términos "repudiar", separarse, y dejar (abandonar) indican la misma cosa; a saber, separar lo que Dios juntó.

      D. Por eso, para entender este tema es indispensable nos concentremos en el mal básico, el de separar lo que Dios junta. No se trata de un decreto legal. No tiene que ver con abogados, jueces y documento de “divorcio”. El meter el asunto de lo que gobiernos modernos requieren con respecto al matrimonio y divorcio minimiza lo serio de lo que Jesús y Pablo (el Espíritu Santo) prohíben (la separación, que es el repudio del cónyuge). En el primer siglo esto se hacía sin nada de abogados, jueces, etc. y aun hasta la fecha. Además, el repudio o rechazo del cónyuge puede ocurrir aunque marido y esposa sigan viviendo bajo el mismo techo. Un ejemplo de esto es el desobedecer la enseñanza de 1 Cor. 7:4, 5.

      E. No toda “separación” separa lo que Dios juntó. Muchas parejas están separadas por un tiempo por causa del servicio militar y muchos otros empleos, incluyendo el predicar el evangelio. Desde luego en esta clase de separación no hay repudio. Lo que se condena es el separarse por causa de disgustos. Esto sí es repudio.

      F. A veces la esposa tiene que separarse del marido brevemente porque éste se convierte en monstruo loco y golpea a su esposa, pero aun en estos casos la mujer no debe repudiar a su marido. Debe recordar que él es su marido y debe hacer todo lo posible por corregir el problema y salvar su matrimonio. Muchas mujeres son muy precipitadas en separarse permanentemente de sus maridos abusivos. Se sienten libres de rechazarlos y aun aborrecerlos por este motivo, pero Jesús dice que si el repudiar no es por fornicación hace que la pareja adultere (Mat. 5:32). Por lo tanto, la esposa del marido abusivo debe tener amor firme, amor (respeto) propio y hacer todo lo posible (con palabras o con sartén o con ayuda del policía) por convencer a su marido que lo ama, que ella es buena esposa y madre digna de su respeto (1 Ped. 3:1-4) y que él debería dejar de ser abusivo (Col. 3:19).

 

III. El pacto matrimonial.

A. El que piensa repudiar a su mujer debe recordar el pacto matrimonial. Lamentablemente muchos repudian a sus parejas sin tomar en cuenta el pacto que hicieron el uno con el otro y con Dios.

B. Varios textos:

1.   Génesis 2:24, "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne".

2.   Proverbios 2:17, "la cual abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios".

3.   Malaquías 2:14, "Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto".

4.   Romanos 7:2, 3; 1 Corintios 7:27, 39. Pablo emplea la palabra griega deo, que significa ligar en el sentido de obligación y restricción. Habla de "la ley del marido".

C. El matrimonio no es simplemente una unión física que se pueda disolver en el acto de repudiar (separarse). Más bien es un pacto solemne hecho entre dos personas delante de Dios. Este pacto implica obligaciones y restricciones, como explica Rom. 7:2, 3.

1.     El que repudia a su cónyuge no por causa de fornicación viola el pacto matrimonial y no queda libre de las demandas del pacto; no puede casarse otra vez "en vida del" cónyuge.

2.     El que es repudiado no por causa de fornicación no queda libre de las demandas del pacto; no puede casarse otra vez "en vida del" cónyuge.

3.     El que repudia a su cónyuge por causa de fornicación (Mat. 5:32; 19:9) no viola el pacto matrimonial, y sí queda libre para casarse otra vez.

4.     El que es repudiado por causa de fornicación viola el pacto matrimonial y no queda libre de las demandas del pacto; no puede casarse otra vez "en vida del" cónyuge.

 

IV. Mateo 5:32, El que repudia a su mujer, excepto por causa de fornicación, peca.

A. Porque, aparte de separar lo que Dios juntó, destruye la defensa de los dos contra la,fornicación. 1 Cor. 7:2, "Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido". El matrimonio, pues, es la defensa contra la fornicación. Pero el divorcio destruye esta defensa, esta protección.

1.     Separados de sus parejas los dos cónyuges están expuestos a la tentación de unirse a otros compañeros y, al hacerlo, cometen adulterio.

2.   Muchas personas que destruyen su matrimonio no quieren vivir solos, o piensan que no pueden hacerlo, y se casan otra vez aunque en la segunda unión cometan adulterio. Heb. 13:4, "Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros juzgará Dios”.

3.   El hermano o la hermana con cónyuge que no le es nada agradable y que por fin dice, "ya no aguanto más", debe tomar el tiempo necesario para reflexionar cuidadosamente sobre los peligros que le esperan. Tal hermano(a) supone que la separación es la solución de su matrimonio problemático, pero la separación causa otros problemas más serios, y el más serio de todos es el peligro de caer en fornicación. Muchos de los que repudian a sus cónyuges llegan a ser en poco tiempo adúlteros casados o no casados, con muy poca esperanza de salvar su alma. Si se recuerda esto, muchas situaciones "intolerables" serán más tolerables. Tanto la mujer que se desespera y quiere salir del problema, como el hombre desobligado que no toma en serio su matrimonio, deben recapacitar.

3.   Destruye la "salida" principal para la tentación de cometer adulterio. El matrimonio es la salida principal para la tentación de fornicar. 1 Cor. 10:13, Dios "dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar". Pero el divorcio bloquea esta salida principal. El que repudia a su cónyuge no por causa de fornicación causa que los dos queden sin esta salida.

B. Va en contra del plan que Dios tuvo en la creación. Mat. 19:4, “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo?" En el principio del mundo cuando Dios creó el cielo y la tierra y todas las cosas, el clímax de su creación fue la creación del hombre: "Y creó Dios al hombre... varón y hembra los creó" (Gén. 1:27); es decir, creó una pareja. Dios dijo, "No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él" (Gén. 2:18). El divorcio destruye este hermoso plan y propósito de Dios.

C. Divide lo que Dios une. El plan de Dios era y es que "dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer" (Gén. 2:24; Mat. 19:5). Pero el que repudia a su cónyuge no por causa de fornicación no une, sino que divide lo que Dios une.

D. Hace dos carnes. El plan divino es: "los dos serán una sola carne". Pero el resultado de repudiar al cónyuge es que ya no serán una sola carne, sino dos".

E. Separa lo que Dios juntó. "Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre", pero la actitud del que repudia a su cónyuge es que "No tenemos que seguir juntos; podemos separarnos".

F. Destruye el hogar.

1. Los hijos son las víctimas inocentes del divorcio. Es un verdadero trauma para ellos.

2. Son las víctimas de la carnalidad de sus padres inmaturos e irresponsables. Esto deja ver claramente el egoísmo de la pareja que se divorcia. Por no querer humillarse, no se llevan bien y destruyen el hogar aunque sufran sus hijos inocentes.

      G. ¿Sólo que no vuelva a casarse? Algunos creen que no es tan malo que el cristiano repudie a su pareja “insoportable”, con tal que no se vuelva a casar. Pero no hay ningún texto que indique esto. 1 Cor. 7:10, 11 no dice tal cosa. Pablo no dice, "no se separe pero si lo hace, está bien, sólo que no se vuelva a casar"; más bien, el cristiano que se separa del cónyuge, no por causa de fornicación, peca, y para evitar otro pecado Pablo dice, "quédese sin casar o reconcíliese con su marido".

H. La palabra "fornicación" incluye todo acto sexual ilícito; por ejemplo:

1.       1 Cor. 5:1, "De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación... alguno tiene la mujer de su padre".

2.       Judas 7, Los homosexuales de Sodoma y Gomorra eran fornicarios.

3.       El adulterio es fornicación: "en Mt 5:32 y 19:9 se usa denotando, o incluyendo, adulterio" (W. E. Vine, Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento).

 

V. Hace que ella adultere.

A.   Esto no quiere decir que el acto mismo de repudiarla la hace adúltera. No significa que en el momento de ser repudiada la mujer llega a ser adúltera.

B.    Le hace adúltera porque la expone a una gran tentación de casarse otra vez, y si lo hace, comete adulterio, y su marido comparte la culpa: "el que repudia... hace que ella adultere". La práctica común era y es que la mujer repudiada vuelve a casarse por varias razones: por la necesidad económica, por motivos sexuales (1 Cor. 7:2, 9), por temor, por no querer vivir sola, o si tiene hijos, para que estos tengan padre, etc.

C.   Pero "si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera", Rom. 7:2, 3. Serán ella y el segundo hombre adúlteros casados. En este caso ella queda sujeta o ligada a su primer marido, aunque esté casada con otro hombre.

D.   Pero el que la repudió comparte la culpa. Mat. 18:6,7. Este es el punto principal de Mateo 5:32. Según nuestro Señor Jesucristo, el que repudia a su mujer excepto por causa de fornicación peca, porque hace que ella peque.

 

VI. "El que se casa con la repudiada, comete adulterio", Mateo 5:32.

A. Obsérvese que Jesús dice, "se casa".

1.       La segunda pareja "se casa". La unión de ellos es casamiento; están casados.

2.       Sin embargo, el uso de la palabra "casarse" no indica que la unión es aceptable, porque esta unión es unión adúltera. Son casados adúlteros, o adúlteros casados.

B. ¿Por qué? Porque la mujer repudiada todavía es la esposa de otro hombre: “Así que si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera" (Rom. 7:3). Ella todavía tiene marido, aunque se haya unido a otro varón. Está ligada al marido aunque esté casado con otro hombre. Está "sujeta a la ley de" otro hombre, a saber, su marido verdadero. Aunque la segunda unión sea legal según el gobierno civil, ante los ojos de Dios cometen adulterio.

C.  Compárense otros textos:

1. Mat. 19:9, "el que se casa con la repudiada, adultera".

2. Luc. 16:18, "el que se casa con la repudiada del marido, adultera".

 

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