Volverse atrás del santo mandamiento

2  Ped. 2:20-22

Introducción.

      A. Los cristianos no deben volverse atrás del santo mandamiento, sino que deben ir adelante hacia la perfección, Heb. 6:1.

      B. En muchos textos bíblicos el Señor nos exhorta sobre esto. Jer. 2:13, 32; 1 Cor. 10:12.

I. Los gálatas corrían bien. Gál. 2:7

      A. Nosotros corremos también. ¿Corremos bien?

          1. 1 Cor. 9:24-27. ¿Por qué golpeó Pablo su cuerpo? ¿Cómo golpeamos nuestro cuerpo?

          2. Fil. 3:12-14. ¿Por qué es importante olvidar lo que queda atrás? ¿Qué cosas deben ser olvidadas?

          3. Heb. 12:1, 2. ¿Qué pasa si dejamos de poner los ojos en Jesús? ¿En quién o en qué ponen los ojos los que se vuelven atrás?

          4. 2 Tim. 4:7, 8, ¿Cuál será la recompensa si acabamos la carrera? ¿Qué otras figuras usa Pablo en este texto?

      B. ¿Qué significa “correr bien”? Continuar obedeciendo la verdad. La vida cristiana es una vida de obediencia continua, Mat. 28:19; Heb. 5:9; Jn. 15:4-6.

      C. Los estorbos: “¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad?” (Gál. 5:7). La respuesta: los judaizantes (los que querían imponer la ley de Moisés, mayormente, la circuncisión, sobre los hermanos gentiles). De igual manera el estorbo principal ahora es la falsa doctrina: el calvinismo, error sobre el divorcio y segundas nupcias, error sobre la Deidad de Cristo, error sobre Rom. 14 llamada “unidad en diversidad”, error sobre Gén. 1. Satanás es muy astuto, pues él sabe que el medio más poderoso para destruir a la iglesia es por medio de doctrinas falsas.

      D. Aparte de las doctrinas falsas, ¿cuáles son los estorbos principales para nosotros?                 (1) falta de liderazgo maduro, 1 Tim. 3:1.

          (2) miembros no doctrinados, Efes. 4:14;

          (3) falta de crecimiento espiritual en los miembros, 2 Ped. 1:5-10;

          (4) desavenencias y divisiones en la iglesia, 1 Cor. 1:10-13;

          (5) problemas en el hogar, 1 Ped. 3:7;

          (6) ambiciones vanas, Hech. 8:18-22;

          (6) el materialismo (el egoísmo), 1 Tim. 6:6-10; es posible que el empleo o el negocio sea el más grande estorbo de la vida;

          (7) indiferencia, Apoc. 2:5; 3:17;

          (8) oposición (Mat. 24:12);

          (8) amor al mundo, 2 Tim. 4:10;

          (9) enfermedades (y medicamentos);

          (10) la soledad;

          (11) la mala compañía, 1 Cor 15:33.

      E. ¿Cómo podemos vencer los obstáculos? Sant. 1:21, 22; 1 Jn. 5:4; Heb. 12:1 (poner los ojos en Jesús).

II. ¿Cómo describe la Biblia a los que se vuelven atrás?

      A. Jn 15:6, como pámpanos sin fruto.

      B. Luc. 9:62, indignos del reino.

      C. 2 Ped. 2:15, han dejado el camino recto, y se han extraviado … 2:22, como el perro que vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno … 3:17, arrastrados por el error de los inicuos, caídos de la firmeza.

      D. Sant. 5:19, se han extraviado de la verdad.

      E. 1 Tim. 5:15, se han apartado en pos de Satanás.

      F. Col. 2:8, engañados por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombre.

      G. Heb. 3:13, apartarse del Dios vivo.

      H. 1 Tim. 4:1, apartarse de la fe.

      I. Heb. 13:9, llevados por diversas doctrinas.

III. ¿Qué les pasará si no son restaurados?

      A. 2 Ped. 2:20 “Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.”

      B. 1 Cor. 9:27, “golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.

      C. Sant. 5:20, “sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma”.

Jesucristo: Su ascensión al cielo

Hech. 1:9-11

I. Los detalles de la ascensión

      A. Hech. 1:2, “fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles”. “Los mandamientos” = la gran comisión.

          1. Mat. 28:19, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;  20  enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.

          2. Mar. 16:15, “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16  El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado … 19   Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios”.

          3. Luc. 24:47, “y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”.

      B. ¿De dónde ascendió? Luc. 24:50, “Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo.  51  Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo”;  Hech. 1:12,  “Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén”.

      C. Ascendió mientras bendecía a sus apóstoles. Luc. 24:51, “Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo”.

      D. Los apóstoles eran testigos de este evento. Hech. 1:9, “viéndolo ellos”. Ascendió, pues, en forma corporal, y “vendrá como le habéis visto ir al cielo”.

II. La importancia de la ascensión de Cristo.

      A. Jesucristo, siendo Dios omnisciente, anunció en distintas ocasiones que iba a morir y resucitar al tercer día, y también dijo que volvería al Padre. Jn. 14:28, “he dicho que voy al Padre”.

      B. Era necesario no solamente que Cristo muriera y resucitara por nosotros, sino también que ascendiera al cielo.

      C. La ascensión era otra prueba de que El era el Cristo, el Hijo de Dios. Jn. 6:62, “¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?”. Esteban lo vio: Hech. 7:55, “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,  56  y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios”.

      D. Heb. 9:11, “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,  12  y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”. Desde luego, tuvo que ascender al cielo para llevar a cabo este ministerio tan indispensable para nuestra salvación. Heb. 7:24, estando en el cielo Cristo “tiene un sacerdocio inmutable;  25  por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Heb. 2:18; 4:15,16).

      E. Jesús ascendió al cielo para poder enviar al Espíritu Santo a los apóstoles. Jn. 16:5, “Pero ahora voy al que me envió …  7  Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”; Hech. 2:33, “Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís” (véanse los versículos 1-4); Efes. 4:8-11.

      F. Ascendió para ocupar su trono y ser Rey de reyes. Dan. 7:13, “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.  14  Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. Véanse Luc. 1:32,33; Hech. 2:30.

      G. Ascendió al cielo para preparar lugar para sus discípulos. Jn. 14:2, “voy, pues, a preparar lugar para vosotros.  3  Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Véase también Jn. 17:24.

III. La esperanza del cristiano es que Cristo volverá y habrá resurrección de los muertos.

      A. Hech. 1:11, “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Jn. 14:3, “si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez”.        

      B. 1 Tes. 4:16, “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.  17  Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18  Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.

Conclusión

      A. 1 Tim. 3:16, “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:  Dios fue manifestado en carne,  Justificado en el Espíritu,  Visto de los ángeles,  Predicado a los gentiles,  Creído en el mundo,  Recibido arriba en gloria”.

      B. Verdaderamente la ascensión de Cristo fue un evento de suma importancia.

Al Estudio Anterior: La "forma" de doctrina
Sermones Index
Al Siguiente Estudio: La "Nueva Hermenéutica"